EL PODER DEL AMOR

Capítulo 29

LA BODA: MUJER RENOVADA

Dicen que solo en los cuentos de hadas las princesas sufren por cosas vanales, porque en la vida real el único día que una mujer debería ser una princesa es el día que se casa después de ese día se convierte en una reina. No importa cuan grande o pequeña sea la boda, ese día debe perdurar en la memoria por los menos que se viven.

Aquí frente al espejo mientras un grupo de mujeres y personas corren de un lado a otro brindándome atenciones, mi memoria me lleva a un recorrido por todo lo que ha ocurrido en mi vida hasta el día de hoy. Desde niña enfrente el dolor y la pérdida, la desilución. El abandono de mi madre me hundió en un profundo abismo el cual supere gracias a mi padre y a Kate. Hoy merezco ser feliz, librarme de todo aquello que me sigue atando a los malos recuerdos. Debo borrarlos para almacenar nuevos junto a Christian y nuestros hijos. Por ahora solo es Teddy pero espero tener más hijos en un futuro. Si tuviera que volver a vivir cada momento desde que los Grey se cruzaron en mi camino, lo haría sin dudarlo porque Christian es un hombre que lo vale todo.

Por fin el maquillaje y peinado están listos. Eso momento de colocarme el vestido. Observo como Grace se acerca a mi con ojos llorosos, oh si ella me abraza creo que terminaré llorando también.

-Mi dulce Ana, la felicidad irradia ese hermoso rostro tuyo, estas feliz. Eso es más que evidente. No es el maquillaje ni el peinado lo que te hacen lucir fabuloso, ese el amor-

-Grace harás que mi maquillaje se arruine. Lucho por contener mis lágrimas pero tú no ayudas-

Ambas nos reímos de mis palabras.

-Ana, es costumbre que el novio le regale una joya a la novia el día de su boda. Pero hoy tengo el honor de cumplir con la promesa que Carrick le hizo a la madre de Christian. Esta joya pertenecía a ella. Durante años ha estado guardada. Ella quiso que la mujer indicada para si hijo la tuviese el día de su boda. Y esa mujer sin duda alguna eres tú. Ella le dejó una carta. Christian me pido entregarte la joya porque está pasando por una montaña de sentimientos en este momento. Eres una mujer excepcional Ana y sé que Ella estará feliz de saber que su hijo eligió a la mujer de su vida.

Oh Dios mío! Las lágrimas brotan sin límites. Esto jamás lo imaginé. Quisiera correr y abrazarlo. Sé cuan difícil es para él el tema de su madre. Grace y yo hablamos del contenido de la carta y siento como mi corazon se estremece. Ella presentía que moriría y aún así dio la vida por su hijo. Están terminando de ajustar la joya y retocarme el maquillaje. Es exquisita, pero simplemente el valor está en lo sentimental.

Los nervios comienzan hacer estragos en mi. Los minutos avanzan, mi cortejo de damas están extasiadas a cada una se le otorgó una joya en agradecimiento. Kate estará del brazo de Elliot y Mía del brazo de Luke. Ellos son los padrinos que Christian eligió.

Comienzo a recorrer la habitación que se me asignó para prepararme. Camino hacia unos enormes ventanales que conecta la habitación continua. Y ahi está mi vestido en su máximo esplendor y gloria, brillando de forma única y sin igual. Muy cerca de él está el fabuloso diseño que Louboutin hizo para mi. Me acerco para rozar con las yemas de mis dedos la deslumbrante pedrería que cubre mi vestido. Muy pocas personas saben que Christian pidió que en el centro fuese adornando con diamantes. El sutil escote de corazón fue forrado con las más exquisitas piedras preciosas. El corte sirena fue un poco modificado para darle vida a una hermosa cola. No importa que él vestido sea un poco pesado para mi es perfecto.

Jamás me acostumbraré a la enorme riqueza que mi marido posee pero hoy me siento totalmente agradecida de poder convertir muchos de mis sueños en realidad. Hoy agradezco ser la esposa de Christian Grey.

-Señora Grey es momento de ponerle el vestido-

Anuncia J'aton. Kate, Mía y Grace están detrás de él y su asistente. Al acercarme a ellos siento como los nervios me invaden de solo pensar que me verán en lencería.

Dudo en quitarme la bata pero ellos me dan confianza al recordarme que son gays. Con mucha delicadeza me guían paso a paso para lograr el ajustado ideal. Inconsientemente retengo la respiración. Son cerca de 40 botones los que engalanan la espalda de mi vestido y cada uno se convirte en una lenta agonía. Cuando anuncian que el último botón fue ajustado siento como suelto el aire.

Me pasan las joyas que complementarán mi ajuar y estoy lista para verme. Espero lucir preciosa para él.