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Horas antes

Natha no dejaba de pensar en el tiempo que estaba desperdiciando. Había pasado dos semanas estudiando todo lo que hacía, desde ir de compras, estudiar en la biblioteca o como caminaba por un parque. Lo único relevante había sido saber donde trabajaba y eso, resultaba ser en un hospital cerca del centro de la ciudad.

en aquellas dos semanas estudiando su rutina, no habia encontrado la forma mas común y simple de acercarse y concretar un casual encuentro. Comenzaba a perder la paciencia por completo cuando al querer cruzar la avenida vio a un auto zigzagueando sin control. Atando cabos e ideando un plan rápido, y teniendo mucha suerte, creyó que podría lograrlo.

Nathanael se cruzó en el camino del errante automóvil provocando un gran accidente que lo dejaría simplemente inconsciente.

Actualidad

Había dolido como el diablo, pero había logrado su cometido. Resultó que ella era enfermera y como si el destino lo quisiera así, fue Elizabeth quien lo atendió.

Parecía que todo estaba marchando bien hasta que su hermano, Gabriel, entró en escena.

— ¿Estás loco? pudiste matar al mortal —le reprochó Gabriel.

— El viejo estaba ebrio, era yo o algún otro —argumentó Natha. Gabriel suspiró pesadamente.

— ¿Lograste algo al menos?

— Su nombre — contestó Nath orgulloso.

— Eso ya lo sabías — dijo Gabriel con fastidio.

— Sí, pero logré un encuentro casual mortal, ahora será todo más fácil. — Nath estaba satisfecho con su logro.

— Como digas — dijo Gabriel sentándose en el sillón junto a la cama mientras se masajeaba la frente un tanto cansado por el comportamiento y la absurda idea de su hermano.

Nath no sabía si mencionarlo aunque se dio cuenta de su reacción al verla.

— Notaste el parecido, ¿verdad?— Gabriel miró a su hermano con confusión aunque terminó comprendiendo a quien se refería.

— Es de su linaje, obviamente iba a ser parecida, Nath —rodó los ojos, ante la obviedad.

— Lo sé, pero ella es demasiado parecida, en especial el cabello —dijo Nath intentando aclarar su punto.

— Yo nunca vi a Psique. Pero si tú lo dices, debe ser cierto. — a Nath lle intrigo como le molestaba el tema a su hermano, pero antes de poder preguntar algo, un hombre bastante mayor entró en la habitación.

— Buenos días, soy el Doctor Morris. —Se presentó  ante los hermanos. — Veo que está listo para irse, señor Deligiannis.

— Sí, me siento bien. Además la señorita Elizabeth me atendió muy bien — A Nath le extraño no verla junto al doctor cuando ella había dicho que iría por él. El doctor leyó todo el informe que Elizabeth había dejado junto a los exámenes que le habían realizado a Nath y tras firmar un papel continuo.

— Bien, todo parece en perfecto orden. Aquí tiene su alta, y por favor ante cualquier molestia no dude en acudir aquí —dijo seriamente a los hermanos.

— Sí, gracias. ¿Y la enfermera? —dijo Nath olvidando por completo la cortesía.

— Ella ya se retiró, es estudiante y trabaja medio tiempo en su residencia, debe de estar marchándose ahora mismo, al igual que yo. — Les tendió la mano para despedirse tras lo cual se retiró. Al instante en el que el médico cruzó el umbral, Nath prácticamente saltó de la cama corriendo hacía la salida de la habitación.

— Nath, quizá ya se fue —le gritó Gabriel viendo su comportamiento.

— ¡No! — Nath lo dejó atrás. Corrió hasta la salida encontrándola justo a tiempo—. ¡Hey enfermera! —gritó.

Elizabeth se detuvo en seco dudando de que fuera lo que ella creía. Él apresuro el paso interfiriendo en el camino de ella evitando que se le escabullera.

— Quería agradecerte por tu atención. — El cielo gris de esa mañana hacía que su largo cabello rojizo resaltase sobre la ciudad y Nath había quedado encandilado por este.

— No hay de que, señor. — Ella sonrió amable e inquieta intentando irse, aunque él no se lo iba a permitir

— Lo siento, sé que es rara esta situación, pero —Nath sonrió confiado — ¿Me podrías dar tu número? — Los ojos verdes de la chica se abrieron sorprendidos.

— Disculpe, pero no se me permite este tipo de relaciones entre paciente y profesional —argumentó nerviosa.

— Oh... — él dio la impresión de que se rendiría. — Qué bien que ya no soy un paciente entonces— tomó el arrugado papel de su bolsillo mostrando el alta firmada. Ella observó la firma y luego al moreno frente a ella —. ¿Y bien?

Elizabeth comenzaba a debatirse entre ceder o simplemente correr y aunque la segunda opción era tentadora, opto por algo más ingenioso.

— Está bien —dijo ella rindiéndose finalmente.

Arrancó el papel de las manos de Nathanael y con la pluma de su bolsillo escribió su número y nombre. Se lo tendió y se marchó deprisa.

Nathanael pudo notar un leve color rosado en sus mejillas antes de que saliera de la entrada del hospital.

— Lo conseguiste. — Gabriel le palmeó la espalda denotando una felicitación irónica.

— Siempre lo hago — dijo aun viendo la letra al dorso del papel: "Elizabeth Skylar".

When the Love falls in loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora