Epílogo

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Sobrevivir, eso era lo único que hacía. Desde aquel día cuatro barreras se convirtieron en sus melancólicas compañeras, en la limitación de su libertad y su negación al mundo externo.

No hacía mucho tiempo que se había acostumbrado a ello, de cualquier forma sabía que solo era del comienzo. La larga duración de su vida le hacía incierto medir cuento tiempo más tendría que estar allí. Pero no sabía que era peor; si pasar toda su eternidad allí o obtener su libertad. Si salía, sería con el alma desnuda, sin la más mínima idea de que hacer a continuación. Una venganza ante las injusticias de su vida seguía rondando por su cabeza y no sabía si debería seguir aquel instinto, temía volver a eso.

Era esa su verdadera condena, el perder la cordura poco a poco. La soledad en la que estaba inmerso, la casi inexistente información del mundo exterior que recibía cuando Frigga lo visitaba de vez en cuando, todo eso, le hacía profundizar en su interior y le torturaba ello, como nunca antes algo lo había hecho.

Y no hay porque olvidarse de Fandral, él también rondaba en su mente. Cuando el asunto se había dado por terminado, justo antes de que fuera encerrado y con la seguridad de que Odín no estuviera presente, pidió saber el estado de su amigo: «Él está bien» dijeron. Y con esas tres únicas palabras se conformó y dejó que el destino siguiera como hasta ahora.

Cabe mencionar también que desde aquel fatídico día no había visto al joven guerrero. Tal vez lo hubiera visitado, si tan solo pudiera. Pero sabía que nadie podía visitarlo, ni siquiera estar cerca de su celda a menos de que se tratase de la familia real. El aislamiento más cruel a su parecer. Si tan solo pudiera hablar con él, con una vez bastaría para poder liberase un poco de toda la carga que traía consigo desde entonces. Si tan solo eso fuese posible...

— Loki —una suave y familiar llamó.

Los párpados del nombrado permanecieron cerrados, pensando que aquello no sería más que alguna alucinación o fruto de su propia falta de razón. La oscuridad de mantener los ojos cerrados le consolaba más.

— Loki.

La voz volvió, acompañada de una caricia en la mejilla a la cual, involuntariamente, reaccionó el cuerpo de Loki ladeando su cabeza hacia un lado queriendo sentir ese tacto aún más. Era real.

Se encontraba sentado en el suelo, descansando la espada contra la pared. Abrió los ojos lentamente, tardando tan sólo unos instantes en enfocar y poder observar a Frandral en cuclillas frente a él aún sin retirar la mano de su mejilla. Estaba mostrando una muy leve sonrisa. No había perdido su esencia a pesar del tiempo. Parecía ser el mismo Fandral que solía conocer. Había olvidado la última vez que había sentido tal dicha de ver a alguien.

— Frandral —la voz de Loki apenas había podido salir de su garganta. Su mano fue a posarse sobre la de contrario, volviéndose a asegurar de que estuviera allí realmente, y al comprobarlo, la retiró con delicadeza de su mejilla.

Loki abrió la boca a punto de hablar, buscando rápidamente la forma de poder decirle lo que se guardó durante todo ese tiempo, sin embargo, Fandral fue más rápido y se adelantó en hablar.

— Estás bien. Después de todo estás bien. Me alegra tanto, Loki —esta vez sonrío de forma más confiada y sincera, gustoso de poder ver a Loki de nuevo. Sus sentimientos no habían cambiado, ni un poco. Y no le importaba lo que había ocurrido antes, para él no era un impedimento para seguir amándolo.

Esas palabras habían imbuido en el sentir de Loki. Extrañamente no se esperaba aquello. ¿Significaba acaso que Fandral se había estado preocupado realmente por él? Las humedad repentinamente rebosó sus ojos, amenazando con derramarse en cualquier momento.

El engaño del amor [FandralxLoki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora