Kihyun no entendía como en esos momentos podía seguir de esa manera, sentado tranquilamente con una correcta taza de café humeando en su mano en plena tarde, un plato con algunos dulces simples pero deliciosos, y la tranquila sonrisa de Shin Hoseok frente a él sin mirarle directamente a la cara.
Habían pasado un par de semanas desde que Yongguk le había dado la advertencia, y aunque Kihyun en inumerables ocasiones asintió en su mente y se alejó completamente del menor, lo cierto era que el platinado no tardaba mucho en encontrar algún pequeño huequito donde ubicarse a su lado, para observar las peleas, para preguntarle cosas inútiles como el clima al tipo de al lado, o simplemente para estar allí, a su lado, sin nada más que decir.
Kihyun temblaba de los nervios y la mayoría de las veces sus encuentros terminaban en él gritándole o dándole un buen golpe en la cara, luego todos los demás se metían y Daehyun aparecía rápido para calmar todo antes que Yongguk siquiera se enterara.
Shin Hoseok era demasiado persuasivo para rendirse, y Yoo Kihyun estaba debilitándose cada vez más.
No pasó mucho para que el pequeño de cabellos rosas comenzara a acostumbrarse a la presencia del contrario sin tener la necesidad de romper algo, Hoseok le sonreía, y él prefería negar e ignorar. Era como una pequeña terapia.
Una noche helada, cuando acomodaba sus ropas luego de ganar algunos cientos de dólares divisó al platinado sentado en las lejanías, era algo habitual en él, así que Kihyun prefirió ignorarlo hasta que su mismo cuerpo lo traicionó.
"-Está helado."
Fue todo lo que dijo antes de entregarle una de sus grandes bufandas, pero a diferencia de lo que él mismo pensaba, no se retiró. Porque en esos momentos Hoseok le parecía un total desconocido. Estaba tan decaído que el mayor se preguntaba a donde se habían ido esos montones de energía positiva y falta de amor propio cuando se encontraba con su persona. Hoseok simplemente apretó la abrigada tela y calentó sus manos, susurrando un "gracias" suave y melancólico.
Kihyun se quedó a su lado durante dos horas y media, siempre en silencio, como si no existiera, y aunque lo dudara Hoseok sí sabía que seguía allí, pero no dijo nada. La compañía duró hasta que el menor decidió que ya era tiempo de volver a casa, Kihyun soltó un seco "cuídate" y Hoseok volvió a sonreír, pero ésta vez, aquella sonrisa agradecida había movido el congelado corazón del mayor. Volvió a temblar, pero se negó a correr.
Hoseok se retiró a su casa y Kihyun prácticamente huyó a la suya.
Al otro día el menor evitó actuar de manera "molesta" frente a Kihyun en agradecimiento, el pequeño algodón de azúcar lo notó, pero tampoco dijo nada. Era como si se hubiese instaurado una pequeña especie de paz entre ambos, la gente lo notaba, los jefes lo notaban, y lo agradecieron por los días en que continuó todo aquello.
Hoseok fue capaz de sentarse al lado de Kihyun para preguntarle la hora, y Kihyun fue capaz de mirar su celular y responderle sin alzar la voz o bufar al respecto.
Cuando el menor llegaba a su solitaria casa, se sentaba al frente de la pequeña mesa donde tenía todas las fotos de su hermosa madre para contarle como iban las cosas con Kihyun, le decía que estaba emocionado, que realmente el chico se estaba comenzando a ablandar a su lado y eso lo hacia sentir mucho más ansioso.
Mientras, Kihyun temblaba en su cama, sus almohadas permanecían en el piso y se cuestionaba casi toda la noche restante si lo que estaba haciendo estaba bien, si era correcto, si iba a tener consecuencias.
"Claro, todo tiene consecuencias estúpido, ¿qué pensabas?"
Pero recordar las miradas dulces de Hoseok hacia su persona lo hacían tener esperanza. La necesitaba.
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Un ave fénix, de papel ➸ kiho/wonki
Fanfiction"Las crisis de ira se deben a la sobredosis química de dopamina en el sistema nervioso central, pero por lo conductual, se deben al poco manejo de sus emociones, en el paciente hay algo que lo está sobreexigiendo, estrés post traumático, o algún sig...