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― ... Jeonggukie, ¿crees que nos encuentre? ― El menor miraba a todos lados, asustado de que algo apareciera de la nada entre las tinieblas. ― Y-Ya sabes, tengo miedo aún. ― El chico se aferró más al brazo tonificado del castaño.

― La dejé inconsciente en la cocina, ¿recuerdas?, tenemos unas cuantas horas para alejarnos del todo de tu casa. ― El mayor empezó a dar suaves caricias circulares a la manito de Jimin con su dedo pulgar. ― Además, si sale de casa, le será difícil llegar hasta aquí.

― ¿Por qué? ― Inquirió con el ceño fruncido, a veces le llegaba a irritar cuando Jeongguk le dejaba con la intriga. ― Nosotros pudimos llegar hasta aquí sin problema.

Después de un silencio de unos pocos segundos, Jeongguk paró y observó a Jimin, quien se sintió incómodo por la mirada que le dio su mayor. ― Porque tú y yo somos Han'yō, tu madre es una simple mortal. ― El más alto tomó nuevamente a Jimin y caminó junto a él otra vez.

― ¿Han'yō?, ¿qué diablos es eso? ― El menor se confundió más de lo que ya estaba y trató de preguntarle más a Jeongguk, más éste no dio respuesta alguna.

― Ya lo sabrás, bebé.

A lo lejos se veía una cabaña entre medio de todos los árboles, era un buen escondite para algún ladrón o para alguien que necesitase un descanso. Pero obviamente, esos dos tipos de persona ya no existían.

― ¡Joon! ― Gritó el castaño tras la puerta, golpeteándola a la vez. ― ¡Sé que estás ahí!

― Joder... ― Se escuchó un murmullo adentro de la casa. ― ¿Qué quieres ahora Guk? ― Cuando abrieron la puerta, se logró ver a un chico de tez morena, quien al abrir, miró rápidamente al más bajo. ― ... ¿Y tú eres?

― Él es Jimin, vengo a quedarme con él en tu casa por el momento. ― Musitó el castaño, poniendo posesivamente una mano sobre la cintura del pelinegro.

― Hey, ¿de verdad crees que te daría permiso a quedarte? tengo suficiente con YoonGi y HoSeok en casa.

― Agh. ¡Vamooos! ― Jeongguk suplicaba mientras zamarraba al pobre NamJoon. ― ¿Cuándo te he dicho yo que no?

― Siempre.

― Sólo dejame quedarme, luego te explicaré todo, ¿bien?

El peliazul lo pensó un momento, hasta que asintió rendido. ― Está bien... Pero tú. ― Apuntó al más bajito. ― Vas a dormir con Jeongguk porque no hay más habitaciones disponibles, igual dudo que sea una molestia para ambos.

El menor asintió tímidamente y siguió a Jeongguk, quien le indicó en que puerta quedaba su habitación. Al entrar, el más alto tomó la mochila del bajito para empezar a ordenar la ropa del mismo en el armario.

― Hyung. ― El castaño siguió ordenando, sin prestar atención en Jimin. ― ¿Me vas a ignorar?

― ¿Qué sucede? ― Habló finalmente, para girarse y observar al pelinegro desde la otra esquina de la habitación.

― ¿Me puedes explicar por favor lo que significa Han-... Eso?

El otro chico suspiró y caminó lentamente hacia Jimin, tomó nuevamente su mano y ambos se sentaron en una de las camas. ― Mira, un Han'yō es una mezcla entre un Yokai y, casi siempre, una humana. Los Yokai tienen una fuerza bastante superior a un simple mortal, se creen mayores que todo el mundo, algunos por asco se alejan de todo y se ubican en un lugar abandonado para no tener que convivir con la gente. Y otros, como tu padre y el mío, no tuvieron asco por ellas.

― ¿Entonces mi papá se separó de mi mamá por la simple razón de que se aburrió de ella y le dio asco?

― Quizás no, quizás tu mamá descubrió que tu papá era un Yokai y se desesperó, llevando su relación al divorcio. ― Jeongguk balbuceó, bostezando a la vez. ― Total que un Han'yō tiene fuerza sobrenatural igual que un Yokai, ¿te enteraste recién de que lo eras?

― Nunca lo supe, tal vez por eso mi mamá dijo que me parecía a uno, ya que, me parezco a papá. ― Jimin miró a la nada frunciendo el ceño y pensando en la razón por la cual su madre se volvió loca.

― ¿Crees que es mejor dormir ahora, dulzura? ― Jimin sintió una leve caricia en su muslo derecho, y debe admitir, que le gustó mucho la sensación.

― S-Sí. ― Ambos se durmieron en la misma cama en la que se sentaron, Jeongguk detrás de Jimin, posando su mano en la cintura del menor para pegarlo más a él y darle mayor calor.

En el caso de HeeYeon, ella se levantó confundida. Hace un momento había llegado de buscar comida y ahora estaba en el piso de la cocina. Y al ver la puerta principal abierta, se asustó completamente, pensando lo peor.

Corrió a la habitación de su hijo y vio todo desordenado, cajones vacíos, la mochila ya no estaba, sus zapatos tampoco, y su conejo de peluche desapareció.

La sangre se fue directamente a su cara, HeeYeon sentía como su cara hervía cada vez más de la furia.

― Pedazo de mierda. Juro que los mataré a ambos. ― Furiosa, así estaba la señora Park mientras bajaba las escaleras lentamente, guardando en su mente el momento en el que su hijo se había separado completamente de ella, para salir de su hogar y volver a sentir la fría brisa por su piel y su vista desenfocándose por la cantidad inimaginable de niebla que había por todo el lugar.

Ella nunca había tratado salir muy lejos de su hogar, pero quería a Jimin de vuelta, quería darle su merecido.

Y, quizás, no lo conseguiría.

MR. BUNNY [kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora