(B)
–Veintidós. Tengo veintidós años.–Repetí mostrando mi documento al de seguridad en la entrada del casino.
–Adelante, disfrute su noche.– El hombre uniformado me miró de reojo y pasé a su lado sin inmutarme.Hice unos diez metros por un pasillo y dí con la sala de juegos. Al entrar, divisé al fondo a la izquierda la mesa de póker. La ruleta estaba delante de todo, el lugar estaba completamente iluminado en el centro. Las maquinas bien enfiladas a la derecha de las mesas de azar, perfecto para que la gente se instale y pierda su vida ahí mismo. Caminé hasta el salón mayor, el del primer piso, puesto que ahí se encontraban los distintos puntos de shows, y hoy tenía ganas de ver a algunas chicas mostrando sus virtudes.
El salón del fondo era lo que buscaba. Hoy día los ascensores se usan mucho más que las escaleras, pero yo seguía optando por lo antiguo, así que sin más me encamine hacia mi destino, no imaginando nada más raro que dos personas en alguno de los descansos, comiéndose o cumpliendo alguna fantasía. Lo típico.–Lleven el cadáver hasta el callejón del estacionamiento, nadie tiene que ver, háganlo con cautela.–Un hombre alto, bien vestido y de blancos cabellos hablaba por un walkie talkie mientras bajaba por las escaleras. Su mirada se cruzó con la mía, sentenciando mi fin.
Comencé a correr, sabía que lo había escuchado.
–¡Niño, detente ahí! –Mis piernas iban lo más rápido que podían, aún no me había recuperado del accidente, no podía exigirme tanto, pero quizás mi vida dependía de ellas ahora mismo. Mi trasero chocó contra el piso cuando unos hombres ((monos)) negros se cruzaron en mi camino, sin dejarme escapatoria. Miré a ambos lados buscando algún hueco entre ellos, pero el de la izquierda pareció notarlo y me levantó en el aire, tomando del cuello de mi camisa con sus manos.
–Muchachooos, lo lamento, ¿te arrugué el traje, grandote? Iba al baño, ya saben, ascensores llenos, escaleras prácticas... –El hombre me miró como si me ahorcara con los ojos, intimidante.
–Sáquenlo.– Una voz mandó.–No debiste escuchar.–Aquel hombre de blancos cabellos apareció detrás de mí, ordenandoles que me sacaran, ¿sacar a dónde? Mierda.
–S-señor, juro por mi vida que no escuche nada, yo solo me dirigía a..–
–Calla. Dentro de poco no podrás jurar por nada más. Llévenlo.–Conté mis días, los veintidós años que viví. Ví mis más remotos recuerdos pasar por delante de mis ojos en aquel momento, todo se iba, se perdía. El ruido de mi reloj, el latir desenfrenado de mi corazón.
Tenía las manos detrás de la espalda, atadas, una venda sobre los ojos y una mordaza en mi boca. Había sentido otra cosa en el interior de la camioneta en la que me tenían, no sabía si era una bolsa, un asiento, otra persona.
Al cabo de quince minutos todo estaba en calma, aún no sabía si planeaban abandonarme ahí y que me pudriera junto con la otra cosa. Movía mi cabeza hacia los lados, intentando encontrar un hilo de luz, algo. Todo estaba muy tranquilo a mi alrededor, todo en silencio. El ruido de unas pisadas fuera del vehículo se hizo audible, estaban cerca, lo confirmé cuando las puertas se abrieron y dos cuerpos pesados entraron en la cabina, seguramente aquellos dos gorilas que me atraparon. Mi carroza fúnebre se puso en marcha, en el camino, mi cuerpo se tambaleaba hacia todos lados. La radio que se escuchaba era una de temas románticos, pero lo que menos creía era que me estaban llevando a una cita. De repente, sentí como la otra cosa a mi lado se iba directo hacia mis piernas, humedeciéndolas, un olor fétido a sangre descomponiéndose inundó mis fosas nasales en cuestión de segundos, era un puto cadáver. Lo pateé lejos de mi alcance, horrorizado, realmente creí que este era mi fin.Después de veinte minutos de viaje, más que contados, la camioneta se detuvo y mis captores bajaron, murmurando algo. La puerta corrediza de costado se abrió y uno de los hombres me tomó por las piernas, tirándome al suelo. Estaba perdido.
La venda cayó de mis ojos y reconocí aquel famoso descampado que tantas veces apareció en las noticias, sobre personas descuartizadas, partes esparcidas por distintos puntos, cuerpos mal enterrados y hasta pozos con extremidades. Logré pararme en una distracción de los hombres por un ruido, y escruté por todo el terreno algo, alguna puerta, chance para escaparme. Hallé un agujero al lado de la reja de la entrada y mientras mis "amigos" seguían buscando, corrí.
Creo que nunca había corrido tan rápido en mi vida, mi corazón iba mucho más rápido que yo incluso. Llegué a la reja y escuché el grito de uno de los hombres, luego las pisadas de corridas y me mandé entre el hueco, rompiendo la soga que tenía entre las manos con un pedazo de alambre.
Estaba cerca de la casa de mi primo Chester, sabía dónde escondía las llaves y calculando la hora no debía estar en su casa, me fui por la primera cuadra e hice tres a la derecha, llegando a una avenida que a pesar del horario estaba bastante concurrida. Uno de los edificios de las primeras cuadras de la avenida era donde vivían mi primo y su novia, y hacía ahí estaba corriendo.
Al llegar, pedí al portero que me abriera y seguí mi corrida hasta el ascensor, no más escaleras por ahora. No había ni rastro de aquellos hombres que me habían agarrado, quizás creyeron que iba a perderme y que seguramente me encontraría alguien de ahí y mi fin sería más rápido, pero gracias a los dioses la suerte estuvo de mi lado.
Las llaves de Stéfano siempre están en la maseta de al lado de la puerta, rebusque entre la planta y las saqué, entrando de inmediato.
El departamento estaba vacío, al parecer Valentine y Stéfano habían salido o ni habían llegado. Recordé que tenía mi celular en el bolsillo y lo busqué, encontrándome con la pantalla medio rota.
–Al menos es el vidrio protector... –Busqué en los contactos de whatsapp a Chester para avisarle que estaba en su casa.
«Chabon, estoy en tu casa. Tengo que contarte algo cuando vengas, estoy asustado.» Mensaje enviado 02:08 am.Todavía no caía en lo que me acababa de pasar. Busqué sentarme para calmar todos mis nervios, serenarme, pero en el camino mi cuerpo prefirió frenar y mi vista se nubló por completo. Ahí estaba, desplomado en el comedor, con un ventanal que daba hacía la ciudad que estaba mucho más viva que yo en esos momentos.
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Raptado.
Tajemnica / ThrillerDebemos tener cuidado con lo que escuchamos, de otra forma, podemos terminar bajo la mira de algún predador.