Capítulo 4: "Mierda"

110 14 3
                                    

Cuando me levanto de mi merecida siesta, eran las ocho de la noche. Di un salto de la cama y me duché rápido, olvidé que tenía un evento hoy y que por eso volví a Buenos Aires.

Una hora más tarde, estaba en la entrada con los paparazzis. Agradecí haber llegado tarde; Estuve dos horas en esa horrible presentación de la nueva revista "Pronto" y quería morir. Encima el forro de Nacho se quedó en su casa con la excusa de que le tocaba cuidar a Milo. Por suerte, me dijo que para cuando termine el evento, Milo seguro ya estaría durmiendo, así que podía pasar a tomar unas birras y quedarme a dormir ahí. Aunque, era un problema ya que Agostina se ofreció a pasar a buscarme para quedarse a dormir en mi casa, y como todavía no había arreglado nada con Nacho, dije que sí. Como los amigos van primero, le cancelé. Amo a Agos pero lo amo todavía más a Nacho.

Después de un largo rato de tratar de convencer a Agos de que venga mañana a casa, al fin pude irme a la casa de mi amigo.

Nacho: Por fin, ya me estaba durmiendo hermano.

Gonzalo: Esto de ser padre te está consumiendo de a poco, creo yo. Un par de años atrás a esta hora estabas con dos minitas (Río)

Nacho (Ríe): Es una máquina, boludo. No para, mis viejos dicen que es igual a mí y a Rama de chiquitos... Si yo no puedo con uno, pobres mis viejos que tenían dos.

Gonzalo: Pero es un capo, por más que no pare se porta de diez, espero que la madre lo lleve por un buen camino y no sea otro gato más  (Vuelvo a reír)

Nacho: Mi hijo no va a hacer las mismas boludeces que yo, por suerte tiene a la madre, que es una pesada pero por lo menos es inteligente y sabe educarlo. Yo me ocupo de malcriarlo... (Sonríe)

Aunque no quiera admitirlo - Me cuesta dejar atrás a su lado inmaduro - después de que Nacho sea padre, su reputación de gato terminó para siempre. Se hizo cargo del hijo que tuvo con una de sus tantas chicas y se volvió alguien responsable de sus acciones. Hoy en día es un gran conductor de un programa de chimentos y se lo considera (Junto a Rama) el Argentino más conservado a los 34 años.

Gonzalo (Me tiro en el sillón): Dejemos de hablar de paternidad y dame una cerveza, por favor.

Abre la mini-heladera que tiene al lado del sillón, y me pasa una lata. Mientras en la T.V pasaban la repetición de los mejores goles de la Champions League.

Gonzalo: ¿Y Rama?

Nacho: No sé, salió hace rato y estaba apurado. No llegue ni avisarle que venías, porque real que salió corriendo.

Gonzalo: ¿Qué le habrá pasado?

Nacho: No sé, últimamente parece estar ocultando algo todo el tiempo. Me tiene cansado, somos hermanos, boludo, no puede ser así de idiota.

Una hora más tarde, Nacho se había quedado dormido en el sillón mientras veíamos una película, y yo estaba a punto de dormirme también, pero una risa y el golpe de la puerta cerrándose me despertó por completo.

- No hagas ruido... Milo y Nacho ya deben estar durmiendo...

Y la risa volvió.

- ¿Milo?

Creo que conozco esa voz..

- ¡Milo! ¡Yo quiero conocer a Milo!

- Mora... Calmate, dije que está durmiendo, y vos también deberías estarlo. 

Mierda.

Mora: No jodas, sigamos tomando un poco más... ¿Todavía seguís teniendo la heladerita al lado del sillón? Esa que siempre estaba llena de cerveza.

MIERDA, VIENE PARA ACÁ.

Ramiro: Mierda, me olvidé de la heladera, y vos vas a dormir ahí. 

YO VOY A DORMIR AHÍ.

Ramiro: Vas a tener que esperarme acá. ¡No te muevas! saco la heladera y venís. Mientras tanto tomá el café que me hiciste comprar al pedo.

Mi intento de hacerme el dormido para cuando Rama llegue, no funcionó. Estaba tan nervioso que parecía un nene de cinco años. 

Ramiro: ¿Qué hacés acá vos?

Parecía alterado, o frustrado... no sé. Pero, ¿Qué mierda hice yo? ¿Porqué me habla así?

Gonzalo: Nacho me invitó a tomar algo.. y me voy a quedar a dormir, justo acá. En el sillón.

Ramiro (Suspira): Espero que no te tomes a mal lo que te voy a decir, pero... ¿No te podrás ir? No sé si escuchaste todo lo que acaba de pasar. Mora está borracha, no se acuerda ni adonde queda la casa y conmigo no puede dormir....

Continuó hablando pero yo no pude escuchar más.

"Su casa". Eso solo puede significar una cosa: Mora no vino de visita, sino que vino para quedarse, o por lo menos por un buen rato. Si viniera por un par de días, se quedaría en lo de Mariana, en lo de Pamela, ¡o en un hotel!

Mierda, estuve horas tratando de que mi novia me deje venir para ahora tener que irme... y encima borracho, no puedo irme en mi auto. Suspiro, y asiento con la cabeza. No iba a decirle que no, es su casa.

Cuando agarro mi saco, veo una sombra tambalearse, viniendo hacía dónde estábamos.

Mora: ¿Por qué te vas?







Into you / Gonzalo Gravano (Segunda parte de Broken Dreams)Where stories live. Discover now