Vacaciones, semana 1

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-Señorita Isabelle, ¿me haría el honor de ser mi novia?- el despertador no ha sonado, tal vez este sueño, no sea sueño, estoy despierta, siento mi respiración agitada, mis ojos desbordan alegría, veo a Jade incada aun sosteniendo mi mano y la otra en mi boca, tapándola.

-Si, si quiero- Jade se levanto y yo la abracé poniendo mis brazos detrás de su cuello, y ella me rodeó la cintura, terminamos cara a cara y deposito un dulce beso en mis labios, solo para dejarme caer en la realidad de como es ella.

-Ni creas que te voy a tomar de la mano, ni te voy a besar en público, ni tampoco las demostraciones de afecto, y no le digas a las niñas- terminando de decir esto, se dio media vuelta y comenzó a caminar sin siquiera esperarme.

-¿Es en serio?- Caminábamos hacia la salida, y como había dicho Jade no me llevaba tomada de la mano, ella iba caminando como si fuera sola, me empezaba a arrepentir de lo que le había dicho....

-¿Que pasa? - Jade volteo y se paró para verme, hoy, es el último día de clases, no la podré ver, no podré ver a mi novia durante dos semanas.

-Nada- me limite a decir, no podía hacerme la idea aun, ella era mi novia, oficialmente era mi novia.

(...)

-Y así se hincó y me pregunto de la manera mas linda que podría escuchar: <<Señorita Isabelle, ¿me haría el honor de ser mi novia?>> - le estaba contando a Jenn lo ocurrido, aunque Jade no le agrade, ella estaba feliz por mi

-No me agrada en lo mas mínimo esa chica, pero te hace feliz, y si eres feliz con ella, no veo porque no estar alegre por ti- me abrazo y se que estaba hablando en serio, y es muy importante para mi que Jenn la vea así, Jenn es mi hermana y Jade ahora es mi novia, por lo tanto, deben de llevarse bien.

-Lo malo, es que acabamos de salir a vacaciones, y tal vez no la vea mucho- y para acabar de hacer cruel y fea la situación esa noche mis padres me quitarían mi celular y adiós comunicación con mis amigos, familiares lejanos y sobre todo adiós hablar con mi novia...

-Creí que habías entendido que con ella no, y con ninguna otra mujer, ¿qué no no entiendes? Ella no es buena chica...- no la deje terminar y voltee a ver mi mamá que estaba detrás de mi en mi cuarto.

-¿Cómo puedes decir eso? ni siquiera la conoces, sólo porque acabas de enterarte de esto, significa que me conozcas por completo, no sabes como soy en realidad, no me conoces, ni sabes mis gustos, te aseguro que ni siquiera sabes que es lo que quiero estudiar- grite desesperada, no tenían porque querer entrar en mi mundo de un día para otro, no habían estado cuando me salieron dudas, no estaban para apoyarme cuando lo necesité, ¿a qué venían ahora?

-¡Claro que te conozco! soy tu madre, te conozco Isabelle, no se que te está pasando, tu no eras así- mi madre estaba abrazando sus codos, estaba al borde de las lagrimas, y mi padre como siempre no había dicho nada, lo cual me estresaba, pues siempre sabia que decir, y yo no podía alegar en su contra.

-Tu nunca estuviste cuando te necesite, ¿dónde estabas cuando mi primer novio me rompió el corazón? ¿Dónde estabas cuando Uriel me engañó? ¡Contéstame! - mi madre había bajado la cabeza, y su cara ya estaba mojada por las lagrimas, y ahí fue cuando mi padre por fin habló

-Si nos hubieras dicho, hubiéramos estado- oh no, no dijo eso, pues si, lo dijo

-Ustedes son los padres, ustedes deberían acercarse a los hijos, no al revés, nunca me preguntaron si tenía problemas simplemente un beso de buenos días y buenas noches, donde estaba la pregunta de ¿Cómo te fue en la escuela? ¿O al menos saben en qué escuela voy?-

Ambos voltearon a verse, si, me habían hecho falta, no se habían involucrado en mi vida, no los quería en ella ahora.

-Si eso piensas, estarás castigada, no dejaré que mi hija se vuelva una niña pecadora- diciendo esto mi madre toma mi teléfono de mi cama y sale de mi cuarto con él.

-¡No puedes hacer eso! yo lo compré- salí de mi cuarto para tratar de alcanzarla y quitarle mi teléfono, pero se volteó y en su cara se veía un enojo que no había visto

-Me disculpas mi niña, pero esto lo compraste con la beca y adivina quien paga impuestos para que tengas beca, así que prácticamente lo pagamos tu padre y yo- no podía alegar contra eso, así que eche una mirada de coraje hacía la puerta y entre a mi cuarto azotando la puerta.

-Estas serán unas vacaciones largas- dije para mi misma y sin darme cuenta me quedé dormida...

Mi Sexy Portera Donde viven las historias. Descúbrelo ahora