Capítulo 1

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Louis Tomlinson se asomó al vestuario con interés. Había estado acosándolo en el parque de bomberos infinidad de veces, pero jamás se había atrevido a pasar a aquella zona privada.

Había una zona de duchas adyacente al vestuario, y Louis pensó que alguien debía de haberlas utilizado porque el ambiente estaba húmedo y caldeado. Había varias toallas blancas tiradas en el suelo, en los bancos y en las sillas de madera. Louis arrugó la nariz. La habitación olía a jabón, a hombre, a humo y a sudor.

Aparte del olor a humo, no le resultó desagradable. Entró y miró a su alrededor.

El vestuario y las duchas adyacentes parecían vacías, pero sabía quién estaba allí. El vigilante se lo había dicho. Muy sonriente, el hombre le había dado permiso para entrar, listo para conspirar con él y conseguir que el teniente más infame cooperara.

Detrás de Louis, en las salas principales, oyó las charlas y risas de los bomberos que se marchaban a casa, charlando con los del nuevo turno. Eran un grupo al que le gustaba coquetear; también eran muy machos y amantes de la diversión, para contrarrestar la gran responsabilidad de su trabajo. Todos contaban además con una excelente forma física, y lucían unos cuerpos esbeltos y musculosos, gracias a un riguroso entrenamiento físico.

Todos eran apuestos y lo sabían. A excepción de uno de ellos, todos estaban dispuestos, incluso deseosos de ayudarlo con el calendario, posando para las fotos de cada mes.

El dinero que sacaran de las ventas iría a la asociación de quemados.

Louis rezó para que ninguno de los demás hombres entrara en el vestuario; ya era hora de que Harry y él dejaran claras algunas cosas. Desde que había empezado el proyecto, Harry se había negado a tomar parte y la había evitado cada vez que Louis había intentado persuadirlo. Ni siquiera había contestado a sus llamadas.

Aquel hombre era un testarudo y un egoísta, y Louis tenía la intención de decírselo, pero no quería tener un público delante cuando lo hiciera. Las discusiones no eran lo suyo; en realidad, las evitaba cuando era posible. Lo malo era que él no le quería dejar que evitara aquella.

Por mucho que la disgustara reconocerlo, necesitaba a Harry Styles. Él tenía que comprender la importancia de lo que esperaba poder hacer, y acceder a tomar parte en su nuevo proyecto benefactor. Aunque todos los hombres eran apuestos, Harry Styles era más que eso. Aparte de ser muy guapo, era sexy y encantador. Sería el perfecto Mister Noviembre y el modelo perfecto para la portada. Utilizarían sus fotos para publicidad en los periódicos locales, en las tiendas de libros y en la Red.

De un modo un otro, Louis tenía la intención de que él colaborara.

Louis percibió el ruido de unos pies descalzos pisando sobre el suelo mojado. Se dio la vuelta y allí estaba él, con su metro ochenta de estatura. Con la tranquilidad de costumbre, como si no tuviera ni una preocupación en el mundo, se apoyó sobre el marco de la puerta. Tenía el cabello húmedo y la piel brillante de la ducha, con una toalla pequeña cubriéndole las caderas estrechas. Diminutas gotas de agua se deslizaban lentamente por su pecho y abdomen musculoso hasta perderse en la toalla. Tenía los brazos y las piernas cruzadas.

Louis lo había visto con su uniforme de teniente, lo había visto sudoroso y acalorado después de intervenir en un incendio, y lo había visto relajado, sentado en la sala, de guardia pero desocupado. Pero nunca lo había visto casi desnudo, y sin duda era... una auténtica sorpresa.

Se puso derecho. Como era mucho más alto que él, tuvo que echar la cabeza un poco para atrás para mirarlo; claro que eso no le importaba.

-Teniente Styles.

Fuego y Pasión  ~Larry Stylinson~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora