Caminaba por las calles de Konoha sumido en el dolor, la pena y el sufrimiento. Todo su cuerpo le dolía y por momentos... pensaba que haber vuelto a Konoha no había sido para nada buena idea.
Se agarraba su dolorido y amoratado brazo mientras caminaba arrastrando los pies entre aquellos adoquines que conducían a su casa. Ni siquiera podía ver un alma a esas horas de la noche, pero casi lo prefería. Primero porque nadie podía ver lo destrozado y arruinado que estaba y, segundo, porque nadie volvería a lanzarle piedras para herirle, ni le insultarían, ni deberían esconder la comida para poner una excusa de no venderle las cosas a un traidor.
Por primera vez, Sasuke se daba cuenta de que una traición a Konoha se pagaba muy caro. Había tenido su castigo por parte de la Hokage, pero eso no era nada con todo lo que le esperaba después. Siempre sería el maldito, el repudiado, el ninja que abandonó su villa y que jamás volvería a ser aceptado entre sus filas.
La puerta de su casa estaba prácticamente a su alcance, justo delante de él, con el farolillo roto que dejaba la puerta en una completa penumbra. Las paredes pintadas con insultos era lo más visible incluso en la noche y, pese a que intentó llegar a ella obligando a ese tembloroso cuerpo a moverse, sus piernas se negaron a hacerlo. Todo su cuerpo cayó contra la pared de la casa que tenía al lado y se apoyó allí durante unos largos segundos, durante unos minutos que parecían horas.
La impotencia que sentía en aquel instante no podía conocerla nadie más que no hubiera estado alguna vez en su situación. El cuerpo resbaló por la pared hasta sentarse en el suelo y sonrió con sutileza. Una de esas sonrisas que indicaban claramente que no podía creerse el no poder ni siquiera llegar a su casa, el dar cuatro míseros pasos más para alcanzar el pomo de su puerta.
Abrió la chaqueta ligeramente con el brazo sano y miró su brazo herido que, pese al dolor, seguía sosteniendo la hemorragia de su abdomen. La herida no dejaba de sangrar. Quizá debió haber ido al hospital pero... ¿Quién curaría a un traidor? Nadie parecía querer saber nada de él. Le habrían dejado esperando durante horas en la sala de espera y quizá... con algo de suerte, cuando lo vieran medio moribundo, le habrían cosido más mal que bien. Prefirió curarse él mismo en su casa, pero irónicamente... allí estaba su casa, frente a él, una casa a la que no podía llegar.
Al final, se resignó. ¿Por qué merecía la pena seguir viviendo? ¿Qué podía aguardarle en ese mundo? Todo perdía importancia y a medida que la perdía... sus ojos iban cerrándose, su mano, que incluso con el dolor había aguantado sosteniendo aquella herida, dejó de hacer presión cayendo sobre sus piernas.
- ¿Sasuke? – escuchó una voz conocida, pero ni siquiera fue capaz de abrir los ojos ante ella. Todo se volvió oscuro y por primera vez en mucho tiempo... sintió la paz y la calma.
***
Una arcada le hizo levantarse de golpe y escupir sobre el parqué la sangre que subía por su garganta. El suelo empezó a llenarse de sangre, pero unas manos sostuvieron sus hombros evitando que cayese sobre el suelo.
- Ey... tranquilo – escuchó una voz femenina.
Debía responder algo, sabía de sobra que tenía que hablar, pero no podía, tan sólo escupir la sangre que se acumulaba en su boca.
- Debiste haber venido antes a verme – reconoció finalmente la voz de Sakura – Naruto estaba muy preocupado por ti.
- ¿Naruto? – fue lo primero que dejó escapar Sasuke pese a que al instante siguiente, volvió a escupir algo de sangre.
- Estaba muy preocupado por ti – dijo Sakura mientras golpeaba una jeringuilla con un líquido en su interior.
- ¿Qué es eso? – preguntó Sasuke aún con problemas para hablar.
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The mission (Naruto: Naru-Sasu)
FanfictionKonoha le había roto el corazón y le había quitado las ganas de vivir, pero cuando creyó ser abandonado por todos, el amor apareció nuevamente en su vida, sólo para darse cuenta de que nunca sería correspondido. Tan sólo hacer misiones con su mejor...