De mis viajes por las montañas

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Era una noche de invierno, todo estaba cubierto de nieve, por lo que tuve que detener mi viaje. Por la ventana empañada  del auto pude divisar a lo lejos varias luces, seguí esa dirección y llegue a un pequeño poblado, seguía manejando en busca de algún lugar donde pasar la fría noche, hasta que localice un hotel, parecía abandonado, pero en la puerta había un cartel que decía "Abierto". Aparque el auto y me baje . Toque la puerta esperando que alguien abriera rápidamente ya que me estaba congelando afuera. A minutos de haber tocado se escucharon por dentro unos pasos muy pesados y lentos.

Al abrirse la puerta frente a mi encontré un gran hombre moreno, fornido que parecía un anciano. Se quedo plantado en el marco de la puerta, mirándome sin ningún gesto hasta que le pregunte si tenia habitaciones disponibles, que sólo iba a pasar la noche. Tardo un poco en responder, a lo que me dijo:

-Buenas noches, el hotel cerro hace unos años- me respondió con una voz muy grave y calmada-.

-Discúlpeme es que como vi el letrero de abierto pensé que tenia habitaciones- le dije mientras me congelaba todavía parado fuera de la casa-.

Se quedo mirándome un rato y al cabo de unos segundos respondió: 

-No sé preocupe, muy poca gente pasa por este pueblo, el letrero está pegado en la ventana y no he tenido tiempo de quitarlo- me dijo disculpándose-.

- ¿Y sabe de algún lugar donde pueda pasar la noche?-

-Puede pasar la noche aquí si quiere,  quédese a dormir en la sala. me dijo mientras se apartaba de la puerta y con su mano me  invito a entrar-.

-Es usted muy amable- le dije mientras entraba.

Dentro habían piezas de madera por todos lados, figuras talladas a la perfección, otras sin terminar, herramientas oxidadas y mucho polvo por doquier. Me dirigí a una pequeña banca y el gigantesco hombre se sentó en un enorme tronco colocado en forma de asiento,enfrente de mi.

-Usted hizo todo esto?- le pregunte mientras miraba a mi alrededor las numerosas figuras.

-Sí, mi padre me enseño el arte de tallar en madera hace mucho tiempo- dijo lentamente mientras con sus enormes manos cogió un pedazo de madera y con una navaja empezó a tallar mientras conversaba conmigo.

-Hace usted un gran trabajo, me interesa saber desde hace cuanto tiempo lo hace, soy periodista y estoy en un viaje para  recopilar información sobre las diferentes culturas de los pueblos de las montañas para un articulo que  pienso escribir-. 

Paso un rato con el trozo de madera entre las manos, pensando su respuesta, parecía que no estuviera presente en el momento y que no escuchara nada de lo que le decía, en menos de 5 minutos había tallado una pequeña bailarina y justo al terminarla me dijo:

-Será un placer, le relatare mi historia, pero ante todo le pido que la escuche hasta el final- me dijo mientras acercaba el enorme madero en donde estaba sentado.

-Está bien. Abrí mi maletín, saque una libreta y un par de plumas y le pregunte:

-Está preparado?- .

-Sí, estoy listo.

"Comenzó en este mismo pueblo hace mucho tiempo, en esos años era muy recurrido y lo habitaban varias familias, yo era un gran artesano, pase la mayor parte de mi vida en un taller trabajando día y noche;  nadie igualaba mi trabajo. 

Con mis maravillosas piezas logré que mi nombre fuera conocido por todo el país, las personas me encargaban mucho trabajos y con el dinero que ganaba podía vivir tranquilo sin ninguna preocupación. 

Pasaron los años y cada día la calidad y perfección de mis trabajos eran insuperables. Pero no todo era tan bueno como parecía, empece a quedarme solo, alejándome de mi familia y amigos; pronto no tuve ningún cliente, ese fue el costo de mi obsesión. 

Un día mientras trabajaba empece a estornudar muy fuerte y luego vi que salia sangre fuera de mi boca. Al ver esto pensé en acudir a un médico pero no tenia el dinero necesario para pagarlo y pronto supe que no me quedaba mucho tiempo de vida, pero yo no quería morir así que busque alguna solución.  Pasé días y noches pensando en como podría evitar la muerte;  cada día mi salud empeoraba,  y por tal razón trabajaba menos. 

Una noche se me ocurrió crear un hombre de madera, que pensara, actuara y trabajara igual que yo. Hallar un digno sucesor que me reemplazara al momento de morir.

Trabajaba sin descanso, comía y dormía poco. Mi estado de salud empeoraba cada vez más rápido, pero ésto no era suficiente para detenerme. Después de varios meses de trabajo exhaustivo logre crear una talla idéntica a mi, sólo que era un poco moreno a causa del color de la madera, de mi misma altura,  un poco más pesado. Coloque mecanismos en sus extremidades para lograr permitirle movilidad, y unos pequeños espejos en lugar de ojos... logré darle la apariencia de un ser humano . 

Al momento de haberlo terminado un ataque de tos hizo que cayera al suelo;  la sangre salia con cada estornudo que daba, no podía respirar y luego solo quedo un cuerpo sin vida tendido en el suelo. O eso parecía; sentí una sensación de rigidez en mi cuerpo, mis extremidades más pesadas. Caí en cuenta de que casi no respiraba. 

A los pocos minutos, abrí los  ojos . Observé a mi alrededor, mi visión era diferente.  A la vez comencé a sentir como el aire pasaba por mis oídos y nariz. Fueron sensaciones extrañas.

Intente hablar y me escuché por primera vez, mi voz;  era grave y profunda...

De este extraordinario evento han pasado ya muchos años. Al principio creí que todo sería mejor ya que no necesitaría nada y podría vivir eternamente. Pero pronto supe que mi existencia se traducía en trabajar sin ningún descanso. Para eso fui creado, soy un hombre atrapado dentro de un cuerpo de madera. 

Así fueron pasando los años.  El pueblo fue quedándose sin nadie; vacío y en ruinas, hasta que sólo quede yo. ¡Usted ha sido la primera  persona que veo en mucho tiempo!

Cuando termino de relatar su historia, yo me encontraba tan asustado que sólo quería irme corriendo de ahí. Rápidamente me levante dejando mis cosas tiradas y en mi desesperación tropecé con varias piezas, volviendo todo un desastre.  Corrí hacia la puerta y cuando casi estaba por llegar pude escuchar la voz del hombre en medio de un gran sufrimiento decir:

-Por favor amigo acabe con mi existencia, se lo pido;  yo no puedo hacerlo. ¡Incendie mi hogar!-

Estás palabras de sufrimiento hicieron que me conmoviera y saqué de mi bolsillo una caja de cerillos, fui encendiéndolos uno por uno y arrojándolos con la intensión de producir un gran incendio. El gigantesco hombre recogió mis cosas y las lanzo hacia la puerta acompañado de éstas palabras:

-Se lo agradezco tanto, ha sido usted muy amable al mostrar tanta compasión por un ser como yo, ahora huya rápido de aquí!- me gritaba, mientras la madera seca de su cuerpo empezaba a arder.

Recogí mis cosas y salí de la casa que comenzaba a arder, fui hacia donde estaba aparcado el auto y entre en él. Salí del pueblo rápidamente, pero antes mire hacia atrás y observe como las llamas consumían hasta el más mínimo resto de la pequeña casa.

Habían pasado varias horas desde que me fui de aquel lugar. Revisando mi maletín encontré dentro en éste a la pequeña bailarina que horas antes había tallado a la perfección.

Relatos de un soñadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora