✧19: Narrado

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Suspiré pesadamente a recostándome al respaldar de la cama. Estoy en Chile, encerrada en una maldita habitación de Hotel, viendo como todos los del Team suben fotos a Instagram en diversos lugares de la capital y yo estoy aquí encerrada porque Selena y Devonne no pudieron esperarme diez pequeños minutos.

Encendí el televisor, resignándome al fin a mí aburrido día, cuando de repente tocaron a mi puerta.

Me levanté inmediatamente y abrí. Me topé con el rostro de Justin.—¿Quieres conocer Chile? —habló sonriendo.

Yo asentí.—Dame un segundo —hablé emocionada. Me di la vuelta y corrí hasta el interior de la habitación, tomé mi pequeño bolso, introduje mi celular dentro de él, y por último tomé la llave de la habitación para después volver con Justin.

—¿Lista? —preguntó. Yo asentí sonriente.

••••••

—¡No te rías! ¡Ella enserio me mordió aquella vez! —habló Justin excusándose mientras yo no podía parar de reír.

—Justin, las mariposas no muerden —hablé antes de introducir la cuchara con algo de helado a mi boca.

—A mí me mordió, ¿cómo explicas eso? —alzó los brazos indignado mientras yo negaba con mi cabeza.

Nos encontrábamos en una linda y pequeña heladería en Santiago, la capital de Chile. Es un lugar realmente bello.

Le di una mirada a mi alrededor y después me topé con el rostro de Justin, lo miré detalladamente. Estaba sorprendentemente concentrado en su pequeño vaso con helado. Observé desde sus largas pestañas, hasta sus pequeños lunares al lado de su labio.

—Gracias Justin —solté sin más provocando que él subiera su mirada impresionado.—Gracias por ayudarme en Australia... y gracias por esto —me encogí de hombros levantando un poco mi vaso con helado.

—Cualquier persona hubiera hecho lo de Australia, Lwan —habló mirándome fijamente.—Y lo de hoy... lo de hoy también.

—Las personas que tenía al lado no ayudaron mucho —hablé algo dudosa.

Él soltó un suspiro.—Mira Lwan —tomó mi mano sobresaltándome.—En esto del baile, habrá mucha competencia. Hasta tus mismos compañeros pueden ser un puñal y tienes que aprender a sanarte la herida sola, demostrar que no dolió y que deben intentar apuñalar más duro para derribarte.

Sus palabras me tenía sumamente hipnotizada.—Ahora... —continuó.—Mientras aprendes a hacer eso, yo no dejaré que ninguno de ellos te derribe. Es un tour largo —terminó e inmediatamente posó un casto beso en mi frente.

The dancer → j.b & a.gDonde viven las historias. Descúbrelo ahora