8: Aura de dulzura

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- ¡Estate quieta de una vez o te vas a quedar sin manos!- ladró Konan, intentando en vano alejarme de la puerta abierta. 

- ¡No!- repliqué, aporreando la barrera invisible-. ¡Tengo que matarlo, tengo que matarlo, tengo que matarlo, tengo que...!

- ¡Shinra Tensei!- exclamó Pain, repitiendo la misma técnica tantas veces como hicieron falta para que perdiera el conocimiento (el Shinra Tensei es una técnica característica de Pain: estira una mano hacia donde sea y es como si de la palma le saliera un golpe de fuerza, capaz de destrozar árboles, dañar edificios y lanzar personas a varios metros de distancia).

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Konan

- ¿Estás loco?- protesté, cogiendo el cuerpo de Akira antes de que se cayera al suelo. Se había hecho sangre en las manos, por haberse clavado las uñas al apretar los puños y al golpear con fuerza la barrera. 

- ¿Y qué querías, que se quedara manca?- resopló Pain. 

- Dámela, la llevaré a su habitación- dijo Sasori, tomando casi sin permiso el cuerpo inconsciente de Akira y llevándosela escaleras arriba. En tan sólo dos días, Sasori había acabado cogiendo un cariño especial hacia nuestra protegida. Cosa rara en él, la verdad. 

- ¿Qué hacemos con la cabeza de mi suegro?- preguntó Hidan, mirando la mesa. Lo fulminé con la mirada, furiosa-. ¿Qué? Si la tengo loquita...

- Sí, ¡loca de asco!- espetó Deidara. Hidan bufó antes de mirar hacia otro lado.

- Dejadla ahí hasta que Akira decida qué hacer con ella. Al fin y al cabo, es... Bueno, ERA, su padre- suspiré, apenada por semejante pérdida-. Y principalmente va por ti, Zetsu. No te la comas.

- Jo- se quejó KuroZetsu. Puse los ojos en blanco y subí para ver cómo iba Akira.

Me encontré a Sasori acomodándola en su futón, teniendo cuidado de no zarandearle mucho la cabeza.

- Es como la hija que nunca tuve ni voy a tener- comentó en un suspiro apenas me oyó entrar. Parpadeé asombrada ante su comentario. Luego, le repetí el suspiro.

- ¿Qué tendrá ella que nos ha cambiado a todos?- pregunté en un murmullo. 

- Su aura- respondió Sasori, levantándose y sin mirarme aún-. Es débil cuando tiene miedo, astuta cuando se pone nerviosa, paciente cuando se enfurece... Aura de dulzura aparte, si ya con los ojos amarillos tiene ganas de arrancar cabezas, no puedo imaginarla con los ojos rojos. 

- Mala expresión en un momento como éste...- señalé, por lo de "arrancar cabezas". Soltó una risa suave.

- Ya, se me ha escapado. 

Me puse de rodillas al lado de Akira y le indiqué a Sasori que fuera abajo a vigilar que nadie tocara la cabeza, mientras yo aguardaba al despertar de la chica. 

Orochimaru se había pasado, incluso para ser él. Si llegaba al día siguiente la cabeza de la madre, entonces sí que Akira no podría soportarlo. Le daría un ataque al corazón o algo, porque no podría soportarlo.

Tan sólo podíamos esperar a una decisión final: si Jiraiya la sacaba de la casa... o si Orochimaru mandaba la cabeza de su madre. 

La pobre muchacha estaba entre la espada y la pared. 

(En la foto, Sasori todo interesante con gafas *-*)

Protegida por los Akatsuki (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora