- ¿Se puede saber adónde me llevas?- protesté, siguiendo a Jiraiya a toda prisa.
Era un caluroso día, de los primeros del verano, y yo iba en shorts negros y top de tirantes negra, ambas prendas de raso. El top me dejaba un poco al descubierto el vientre, viendo también mi ombligo.
- Calla y sígueme. No querrás que "él" te encuentre, ¿verdad?- repuso él.
- Sí... Pero no entiendo a qué...
Acabamos llegando a una enorme casa victoriana de dos plantas, bastante amplia y bella por fuera. ¿Cómo iba a haber semejante casa, más bien mansión, en medio del corazón del bosque y a kilómetros de cualquier civilización.
Jiraiya suspiró, me hizo poner algo detrás de él y avanzó hacia la puerta de la mansión, atento a cualquier movimiento visible de las ventanas. Yo seguía sin comprender nada.
- "Matar o violar...".- dijo Jiraiya tras haber tocado la puerta tres veces con ritmo.
- "... he ahí la cuestión."- contestó otra voz dentro, también masculina. ¿A qué venía modificar tan rudamente la famosa cita de Hamlet?
La puerta se abrió y di un chillido horrorizado: ¡el que había abierto la puerta estaba lleno de heridas y sangre por todas partes!
Jiraiya me tapó la boca y prácticamente me arrojó al interior, donde resbalé y caí al suelo de espaldas. Casi sin enterarme del dolor empecé a arrastrarme hacia atrás en el suelo, hasta que me choqué con un par de piernas. De repente, me vi a mí misma dentro de una burbuja hecha de agua, incapaz de salir.
- ¡Eh!- exclamé, histérica-. ¡Jiraiya, ayúdame!
- No te atrevas a tocarla- dijo Jiraiya de inmediato. La puerta se cerró con fuerza por el mismo tipo herido y yo me removí asustada dentro de mi "húmeda" prisión. Miré hacia arriba y el corazón se me detuvo: estaba dentro de una bola de agua... mantenida por Hoshikagi Kisame.
- ¿¡Pero adónde me has traído!?- ladré, hiperventilando y apoyando las manos en las paredes de la burbuja. Cabe recordar que yo aún seguía en el suelo, así que la burbuja era pequeña.
- Yo de ti no respiraría así, preciosa: se te acabará antes el aire- advirtió Kisame con una sonrisa divertida.
- ¡Jiraiya!- insistí. Mi voz salió como si estuviera llorando, aunque era solamente por el miedo.
- Tengo que hablar con vosotros, y es urgente, así que no me hagáis usar ningún jutsu oculto- dijo Jiraiya a los dos hombres. Se miraron entre sí y luego fuimos al salón, donde Kisame dejó mi burbuja a su lado mientras él se sentaba en un sofá grande, pequeño en comparación a la gigantesca sala. Yo golpeaba la burbuja, pero no había manera de salir de allí.
- ¿Y bien? ¿Esta pequeña es un presente para nosotros?- fue lo primero que dijo una tercera voz, entrando en el salón seguida de otras más. Ahora sí que estaba histérica.
- ¡¡¡SÁCAME DE AQUÍ!!!- perdí los nervios, mirando a Jiraiya con ojos suplicantes.
- Yo no soy el que te mantiene ahí dentro, Akira- se hundió de hombros él.
- Habla de una vez, viejo- gruñó el herido, cuyo nombre recordé en ese momento: Hidan.
Todos los demás eran el resto de los Akatsuki, criminales de rango S por diversos motivos. Conocía todos sus nombres, así que no me costó reconocerlos.
- Sólo os diré que para situación desesperada, medida desesperada- suspiró Jiraiya, de pie cerca de la entrada del salón y de brazos cruzados-. Esta chica está en peligro por un ex-miembro vuestro, así que es de esperar que en el último sitio que la busque sea justo aquí, donde estáis todos retenidos.
- Sigo sin poderme creer que hubiésemos caído en tu trampa...- murmuró Sasori-. Se suponía que estabas muerto.
- Hasta vosotros podíais caer en el jutsu, así que no te quejes. Lo único que debía hacer era organizar una persecución falsa para que todos acabarais juntos en el mismo punto. El resto fue destapar la casa y sellarla con un jutsu que sólo yo puedo traspasar.
- Haberlo avisado antes de que me intentara tirar por la ventana... Llevo tres meses intentando reventar la barrera invisible que rodea las puertas y ventanas. Hasta bajo tierra es imposible salir de aquí- intervino Kakuzu.
- Eso no viene a cuento ahora- interrumpió Jiraiya-. El caso es que debo dejaros a Akira aquí y...
- ¿¿¿¡¡¡QUÉ!!!??? ¿¿¿¡¡¡HAS PERDIDO LA CABEZA!!!???- estallé, sacudiéndome dentro de la burbuja. Todos los hombres sonrieron, menos Jiraiya. Eso no hizo sino acongojarme más.
- Es la única solución: Konoha no Shirohebi jamás pensaría que tú estés aquí, así que aquí te quedarás hasta que venga a buscarte.
- ¿¡Y cuándo será eso!?
- No lo sé. Hasta que se canse de buscarte.
- Una preguntita- comentó Pain, el líder de la banda de criminales y la pareja de Konan, única mujer del grupo, respuesta a por qué Pain no siente tanta necesidad de compañía femenina como los demás-. ¿Por qué Orochimaru la busca con tanto ahínco?
- Me apuesto algo a que es para tenerla de juguetito o algo así...- meditó en voz alta Itachi.
- Exacto- dijo Jiraiya-. Ese maniático lleva detrás de ella casi un año, y no la ha secuestrado ya porque sabe que yo la protejo. Si no... Akira ya podría estar muerta.
- ¿Y te crees que la mejor solución es dejarme aquí?- gemí, encogiéndome en la burbuja y sollozando en silencio.
- Ahora entiendo por qué Orochimaru la desea tanto- rio socarronamente Hidan, acercándose a la bola de agua y mirándome como un niño mira un caramelo dentro de un tarro de cristal. Me alejé de él y respiré entrecortadamente. Los demás dijeron lo mismo.
- No la toquéis bajo ningún concepto. Me arriesgo mucho dejándola con vosotros, pero es la única manera de que Orochimaru no la encuentre.
- ¿Quién te asegura que no la tocaremos, tío listo?- intervino Deidara, alzando una ceja y sonriendo de lado.
- Yo de vosotros no lo haría: aparte de que yo mismo me encargaré de enrabietarme y pagarla con vosotros, si Orochimaru se entera de que alguno de vosotros le ha quitado la inocencia antes que él os espera algo incluso peor.
- No quieres que la toquemos... Y vas y dices que es virgen...- Sasori meneó la cabeza a un lado y al otro.
- Está bien, se queda- sentenció Pain minutos después-. Pero se queda bajo la condición de que será como una más de nosotros. Sólo la protegeremos en caso de que Orochimaru haga acto de presencia.
- Gracias- dijo Jiraiya. Después de despedirse de mí, dijo una última cosa-. Ah, y por cierto: aseguraos de que sus ojos no cambien del tono verde que tienen ahora.
- ¿Por qué?- preguntó Tobi sin darle importancia.
- Si cambian de verde a amarillo, está enfadada. Pero si pasan de amarillo a rojo... Yo ya la he visto una sola vez con los ojos rojos, y hacedme caso si os digo que no os conviene para nada hacerla enfurecer. No es un espectáculo agradable. Pierde el control y arremete contra todo ser que se encuentra, además de que es irreconocible (anda, Akira Super Saiyan xD). Eso es todo. Ten suerte, Akira.
- ¿Qué?- perdí los nervios, llorando de miedo.
Kisame rompió la burbuja que me apresaba y corrí hacia la puerta, pero Jiraiya ya no estaba. Quise salir, pero choqué contra una barrera invisible y me fue imposible salir. Claro... Sólo Jiraiya y quien estuviera en contacto físico con él podían entrar y salir de la casa. Estaba condenada.
- Bueno, Akira...- dijo una voz traviesa a mi espalda. Me giré lentamente y vi a Hidan, sonriendo malvado-. ¿Lista para permanecer con todos nosotros bajo un mismo techo?
Akatsuki entero empezó a reírse, mientras que yo tan sólo me presionaba de espaldas contra la puerta.
Esperaba que este plan funcionara.
(En la foto, Jiraiya)
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Protegida por los Akatsuki (CANCELADA)
MizahAkatenshi Akira tiene problemas. Konoha no Shirohebi anda detrás de ella, y no puede defenderse ante su poder. Sigue siendo jounin, y sigue sin tener fuerza suficiente para valerse por sí sola. Jiraiya, quien la conoce desde su nacimiento, propone u...