30 Week OTP challenge - Klance

Semana 2

Abrazarse en algún lugar

Keith estaba de mal humor, más de lo normal. Bufaba con frustración sentado en la silla frente a su escritorio.

Todo el día había tenido ese ceño fruncido; arrugaba la nariz, dejando unas divertidas arrugas en su frente, "si frunces mucho el ceño envejecerás rápido" Si eso fuera cierto, el azabache habría envejecido hace años, o eso pensaba él.

Cerró pesadamente el libro que se encontraba en sus manos y suspiró profundamente, arrojándolo a un lado de su cama, haciendo que este cayera al suelo y se le doblaran algunas páginas. El chico soltó un quejido de frustración al ver el libro tendido en el piso, sin embargo, no se le levanto de su lugar para alcanzarlo.

Hecho la cabeza atrás, apoyándose en el respaldo de la silla, observando detenidamente las líneas que se formaban en techo, y sin más empezó a contarlas con la intención de desviar sus pensamientos hacia otro lugar.

1... te extraño... 2... quiero verte... 3... quiero besarte... 4...lo siento...5 ...maldición.

La situación empezaba a molestarle, más de lo que jamás imaginó que podría hacerlo. Estaba sencillamente agobiado. No paraba de repetir la misma penosa escena una y otra vez. Lance alejándose con una expresión dolorosa de ver en su rostro y el simplemente parado como un idiota perdido en la nada.

Habían pasado casi dos semanas y Lance ni siquiera le dirigía la mirada, estaba más que claro, lo había lastimado, pero no sabía que hasta que punto.

Como siempre, el castaño padecía un desengaño amoroso, el más grande hasta ahora, o así lo tomaba él, la desgracia más grande, al menos en ese instante lo fue. (Aunque todas sus decepciones significaron el final del mundo en su momento)

—Y entonces ella simplemente se fue, se fue y me dijo que nunca le interesé ¡¿Puedes creerlo?! ¡Existe gente muy desalmada! — Dejo caer su rostro sobre la mesa, dándose un fuerte golpe en la frente, aunque realmente pareció no importarle.

Keith dio un largo suspiró de agotamiento segundos después de escuchar su queja. Todo el tema le causaba fastidio, fastidio que muy seguramente todo el mundo notaba. ¿Desalmado? Era una palabra graciosa con su toque amargo de ironía, considerando el hecho de que Lance había estado contándole cada uno de sus amores a él que, por supuesto, era el menos indicado. A nadie le gusta saber con quién esta liado la persona de la cual estas enamorado, es de las leyes más básicas de la vida.

Era desalentador, ya no encontraba más indirectas para decir lo que sentía, ni situaciones para dejar caer posibilidades (Sin ignorar el hecho de que el moreno era realmente malo leyendo entre lineas), simplemente no había nada, solo un gran vacío, era enervante y lo peor, es que esto conseguía destruirlo de forma indirecta y tortuosa. Así que en cierto punto de su amistad Keith simplemente había cedido, solamente escucharía cada vez en la que el corazón de Lance fuera roto y lo cuidaría hasta arreglarlo... solo para que alguien nuevo lo destruyese otra vez. Se preguntaba si en algún momento alguien arreglaría el suyo como él lo hizo, aunque le asustaba que su corazón nunca pudiera ser sanado. Si Lance no lo hace ¿Quién sería capaz de hacerlo entonces?

— ¡Tierra a Keith! ¿Estas escuchando? ¿¡Si quiera te interesa en lo más mínimo?! Nunca te has enamorado ¿cierto? —

De alguna forma, esa fue la gota que derramó el vaso. ¿Qué no le importaba? ¿Qué tan desconsiderado podía llegar a ser?

—¿¡Pero qué demonios estas diciendo, de verdad?!— Keith no se enojaba tanto desde hace mucho, pero fue inevitable, todos aquellos sentimientos se habían enredado y desgraciadamente estallado de la forma menos idónea posible. Apretó los puños, todo estaba confuso en su corazón y era imposible de controlar —¡No es mi culpa que trates de coquetear con cualquier chica que se te cruce y luego te decepciones porque ellas nunca quisieron nada contigo!¡Abre los ojos de una vez Lance! —