Cerebro Embalsamado

Presagio de muerte

La sangre era densa, joder si lo sabía. Al principio era resbaladiza pero después de un tiempo se tornaba espesa en la boca. Ese sabor metálico, con el que cada día me drogaba más. Al salir de casa apenas si lo conocía. En cambio, ahora, a pesar de que solo habían pasado un par de meses. Me sentía más adicto que nunca.
Nunca supe si la sangre aumentaba mis alucinaciones, lo único que cambio es que tenía más presencia en ellas, ya no era una bruma de ojos grises. Sabía que era yo. Esto contaba con puntos buenos y malos. Por lo que solo me dedique a seguir cazando en este bosque de asfalto.

Podían pasar semanas enteras sin señales de Charles a tener 5 asesinatos por día. El chico era una jodida tormenta eléctrica, completamente impredecible. Yo solo disfrutaba del desastre que dejaba detrás como un ave carroñera.

Hasta que ella vino. fue el principio de mi muerte, a pesar de que yo era la muerte para ella. Si ese día  no hubiera estado hambriento como un lobo, quizás no. Si Charles no estuviera loco, quizás no. Si se usara mas el jodido preservativo, quizás no. Pero fue así. Y si, fue mi muerte. Mi dulce suicidio con sangre intoxicada y operaciones fallidas.

Porque desde el principio esta fue la historia de mi final.

Acomode mi pelo detrás de la oreja, estaba nerviosa. Aunque no mas que mi amiga, yo no era la que se iba a operar.

--todo estará bien, Katrina. Lo prometo-- me aseguro, Lila ante mi mirada perdida.

--solo es un aborto y me dijeron que es un buen doctor, vas a ver como en un par de días no notaras la diferencia-- trato de animarme pero solo la fulmine con la mirada. Ella sabía que estaba en completo desacuerdo, lo que yo no sabía es que iba a tener razón.

Lila y yo nos conocíamos hace un tiempo, su madre era camarera y la mía esposa del guardaespaldas del restaurante. Por lo que cuando empezamos a trabajar ahí nos llevamos bastante bien. Lila, en contra de las reglas, (no muy respetadas, por cierto) se acostó con un cliente y quedo embarazada. Ni siquiera se lo dijo, no quería perder un cliente. Por lo que decidió buscar un lugar para abortarlo.

Hoy en día el aborto es ilegal, lo que le cobra la vida a muchas personas, más que nada en esta ciudad. Y yo estaba al tanto de eso. Mi negación fue rotunda. Pero cedí ante la amenaza de abortar de alguna forma casera con un video de Youtube y cinta adhesiva, con la condición de acompañarla al cirujano.

Y pues aquí estábamos, en una muerta sala de espera, con revistas más viejas que Mirtha Legrand, recibidas por un joven de pelo enrulado y tono de patán. Yo solo rezaba porque fuera el recepcionista. Sin embargo Charles (como dijo llamarse) nos invito a la sala de abajo para comenzar la operación.

El lugar olía a viseras y poca higienización (algo ya esperado) las mesas atestadas de artefactos sin lavar y vendas sucias. La camilla blanca resaltaba, por ser lo único medianamente limpio del lugar. Sin embargo, una figura oscura sobre unas cajas en el fondo llamo mi atención. Cuando el cirujano encendió las luces de la camilla, me cegué por un momento pero pude ver a la criatura agazapada en ese oscuro rincón.

Era la muerte.

Una capa color cuervo, manchada de sangre lo cubría, los ojos de ese verde que solo la muerte puede tener, sostenía una gran guadaña entre sus brazos y ya no estábamos en un sótano, ahora estábamos en un cementerio gris y muerto.

Luego se me acostumbraron los ojos a la luz.

El chico, pues la muerte no era, solo llevaba una capa negra sobre un buzo celeste, su guadaña no existía y me parecía que sus ojos en realidad eran grises. Aunque descarte la opción cuando los clavo en mi. Definitivamente eran verdes.

--el es Alex, mi muerte personal-- lo presento Charles y ante mi suspiro de sorpresa sonrió.

--da miedo, ¿verdad? No te preocupes, el solo me suministra materiales, si sabes a lo que me refiero...-- aclaro seguido de una risa maniática y un gruñido por parte de la muerte.

--como sea, deberíamos empezar esto-- levante la vista sorprendida. La vos del cirujano había dado un brusco vuelco tornándose en casi un gruñido enojado. Sus ojos color almendra claros como los de un muerto me asustaron, su mirada presagiaba todo lo que un loco no debe decir para perder su libertad condicional. Temblé un poco y pude oír un ligero gemido de Lila. Nos estaba intimidando.

--Charles deja de asustarlas.-- se quejo el muchacho pelinegro mientras saltaba de las cajas y caía con la gracia de un gato. –Así es como te quedas sin clientes-- susurro con una sonrisa ladina.

--¿para qué mierda finges?-- se quejo bruscamente el cirujano mientras buscaba unas pinzas y trataba de afilarlas sin ningún éxito.

--la amiga esta buena-- soltó el ojiverde borrando toda expresión y encogiéndose de hombros. ¿Acaso era posible tener una mirada tan vacía y resguardar algo de cordura dentro?

--si esta taaan buena, ¿por qué no te la llevas a tu departamento y luego me cuentas? La paciente no debe tener compañía. Bueno, a excepción mía. ¿Pero quién no querría estar con migo a solas?-- soltó con un increíble tono de fanfarrón sacado prácticamente de la nada. Su cambio de expresión y postura fue tan veloz que Lila soltó un gritito.

Mis mejillas se ruborizaron al percatarme de que era de mí de quien hablaban. Al mismo tiempo de que soltaba un grito de indignación.

--¿dejarla sola? ¡¿Con vos?! NUNCA-- grite. Pues demasiado tarde, ya que el muchacho Muerte me tomaba por la cintura, me cargaba en la espalda y corría por las escaleras.

A pesar de mis protestas el chico no paró hasta que quedamos encerrados en el ascensor. Me bajo con delicadeza, me sonrió falsamente y me guiño el ojo.

--¿Qué hay? Soy Alex--

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Puesss, un nuevo cap.
Ese dibujo fue el primer diseño de Alex. Perdonen que esta bastante viejo pero todavía no lo rehice. (Tiene mas de dos años) perdonen si no subo muy seguido. Pero el hecho de que los unicos likes que hayan sean los mios me baja la moral.
Seria genial tener algún comentario. Gracias por leer!!