El desayuno se veía delicioso, Naruto no probó ni un bocado. Escuchaba distraído las risas de las personas alrededor, las conversaciones banales y los chismes del día, cada uno enfrascado en su propia burbuja de realidad. Sus ojos azules estaban fijos en la comida, como si ésta estuviera a punto de ofrecerle una respuesta maravillosa, pero sus problemas quedaban lejos de resolverse solos. Decidió empezar a trabajar, abandonó el lugar y salió del salón dispuesto a tener una pequeña charla con Tsunade. Después de leer la carta de Jiraiya estuvo pensando en cómo avanzar, no había marcha atrás y continuaría firme, nada de indecisiones. Seguiría sin importa qué, daría pie a la primera fase de su plan, y la ayuda de Senju era indispensable.
El trayecto hasta la habitación fue largo y solitario. La propietaria desayunaba en su propia estancia, posiblemente habría terminado ya, momento indicado para hablar con ella. Se detuvo en la amplia puerta y pidió permiso para entrar, al escuchar la afirmación del otro lado, abrió las puertas corredizas e ingresó. Una vez dentro Tsunade le señaló el cojín frente a ella.
—¿Y ese milagro que vienes temprano a visitarme?
La mujer sirvió una considerable cantidad de sake en su bonita taza de té. Naruto ignoró el hecho y respiró hondo.
—Es porque necesito pedirte un favor, abuela Tsunade.
A ella le creció una pequeña venita en la frente al escucharlo. No por el favor, sino por la última palabra.
—¡Oye, mocoso irrespetuoso! ¡No me digas abuela, no estoy tan vieja! —reclamó enojada. Pero enseguida recompuso su porte, la cara asustada de Naruto compensaba la situación. Bebió su copa completa—. Ya no importa, dime qué quieres.
Naruto puso cara seria, olvidando el pequeño lapsus de la mujer.
—Quiero un encuentro con Sasuke Uchiha, estoy seguro que pronto vendrá y me solicitará.
Un favor bastante obvio, admitió ella. Según recordó el pedido de Jiraiya, la única persona que Naruto recibiría, sería a su objetivo de la misión. Las cosas se tornarían interesantes.
—¿Es él?
Asintió. Senju observó la determinación en el rostro de Naruto, supo que estaba tomándoselo muy seriamente. Por tantos favores que le debía al viejo-verde de su amigo, ella haría lo que estuviera en sus manos para apoyarlos. Sirvió más sake y lo tomó de un solo trago, degustando lento el último sorbo. Una sonrisa iluminó su bello rostro.
—Está bien. Di mi palabra de cooperar con ustedes y así lo haré.
—¡Gracias! —correspondió, devolviéndole el gesto.
Él se levantó a prisa, listo para marcharse. Debía preparar las cosas en su habitación, aunque la voz de Tsunade lo frenó antes de cruzar la puerta.
—Otra cosa importante; recuerda que actuar como un verdadero Tayu será difícil —advirtió en tono grave—. Concéntrate y mantén tus impulsos al margen, ¿de acuerdo?
—Lo sé, ahora éste es mi trabajo.
...
El fin de semana pasó como agua entre sus dedos, demasiado rápido y muy atareado. Firmar cartas, revisar reportes, leer documentos de soldados de nuevo ingreso y confirmar el inventario de armas, se convirtieron en prioridad. Las horas pasaban volando encerrado en su oficina. Luego de una pequeña ceremonia en el patio del Cuartel su nuevo cargo como Capitán era oficial. Requería mayor responsabilidad y arduo trabajo. El cansancio pesaba en sus hombros y deseaba dormir, por lo menos, un día entero. Una idea imposible. Varios documentos aguardaban en su escritorio para ser leídos, revisados y respondidos. Sin embargo su propósito de apresurarse no contó con una interrupción, ni siquiera necesitaba despegar la vista del papel para saber quién entraba a su oficina con enorme familiaridad.
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Acompañante de placer: Oiran
FanfictionAl ser un espía experto tenía una próxima misión; infiltrarse en Shimawara para obtener nueva información del enemigo. Se convertiría en un Oiran del barrio rojo. Sin embargo, en sus planes nunca estuvo enamorarse de su cliente. [AU] [SasuNaru]