El bosque se hundió en un sepulcral silencio, un inquietante escenario donde la noche anticipaba la calma antes de la tragedia. Cada segundo complacía a Orochimaru, deseaba grabarse detalle a detalle la imagen doblegada de Sasuke Uchiha, no todos los días tenía el placer de humillar a un hombre orgulloso. Pero sabía, aún con la cabeza gacha y los ojos ocultos, que Sasuke mantenía una mueca de ira y agotamiento. Por primera vez en muchos años, desde su nombramiento como Capitán de las Fuerzas en Edo por Ieyasu, se sintió poderoso e inalcanzable. Olvidó completamente el fracaso de su plan y sustituyó su decepción con una sonrisa satisfecha. La tenue luz del claro mostraba un perfecto ejemplo de su superioridad sobre el actual líder militar de Kioto. Cobraría los antiguos desprecios vividos a manos de esa miserable familia; odió a Fugaku por ganarle el primer puesto al mando del régimen en Kioto. Mikoto Uchiha hubiese sido su esposa, la mujer nada le interesaba, pero gracias a su matrimonio él formaría parte de la prestigiosa familia Uchiha, un sueño frustrado cuando Fugaku apareció y sus logros convencieron al patriarca Uchiha concediéndole la mano de su única hija. Si no fuera suficiente, Itachi y Sasuke, genios prometedores, continuaron degradándolo en el ámbito táctico. La muerte se había llevado pronto a Fugaku y Mikoto, sin embargo su venganza caería contra sus bastardos... empezando por Sasuke. Pobre muchacho, perdía el buen juicio tratándose de Naruto. Ciertamente jamás pensó que su idea funcionaría, pero ver la reacción de Sasuke al revelarle su emblema fue suficiente para continuar con su careta de absoluta confianza. Porque, en realidad, Orochimaru desconocía el paradero del joven Oiran. Sus hombres habían fallado en la misión de atraparlo. Fue Tayuya, después de una bofetada que la tiró al suelo como castigo, quien sacó temerosa el dije, entregándoselo de último recurso para apaciguar su furia. Era obvio que dicha pieza pertenecía a Sasuke y, dada su estrecha relación con "Tayu", la posibilidad de habérsela obsequiado parecía muy factible. Maravilloso. Naruto había desaparecido, brindándole una ventaja que supo manipular.
Y ahí estaba el resultado; mataría a Sasuke Uchiha y luego buscaría a Naruto para tenerlo en su dominio. Poco importaba perder su rango si la muerte de un Uchiha endulzaba su paladar.
—Despídete de tu asquerosa vida, Sasuke.
La hoja de su katana brilló firme en el aire. Sus manos apretaron el mango justo en la posición correcta para dejarla caer y cortarle la cabeza de un tajo preciso. Se concentró en su próxima sentencia degustando el segundo exacto, bajar sus brazos y...
Entonces ocurrió en un parpadeo.
Orochimaru ignoró el ligero silbido del aire cortándose hasta que el impacto llegó a él. Sufrió un dolor punzante en su brazo derecho y soltó la espada al instante, gimiendo miraba el arma incrustada en su carne. ¿Una flecha? Retiró la saeta de un fuerte tirón y la sangre empezó a escurrir de la herida, cayó al suelo de rodillas preguntándose qué demonios tenía la punta para torturarlo de tal manera.
Los alaridos alertaron a Sasuke, alzando la cabeza descubrió al Capitán retorciéndose de dolor, tratando inútilmente de contener la hemorragia. Ni siquiera pensó demasiado antes de levantarse y sostener a Kusanagi, la katana vibró en sus dedos. Inspeccionó su entorno en busca del arquero, debía estar cerca y no podía confiarse. ¿Con quién trataba? ¿Amigo o enemigo? Una batalla exhibía la peor parte de las personas, y las opciones variaban; podría ser un aliado, o, en caso irónico, un hombre desesperado que había fallado e iba por él.
Sin embargo cuando por fin halló al culpable, a una distancia poco considerable, sintió un enorme peso inexistente caer de sus hombros. El alivió le hizo sonreír de medio lado.
Porque justo a unos metros de él, sentado en una rama baja, se encontraba Naruto. No solo él, lo acompañaba su hermano Itachi. Fue reconfortante saber que su carta había sido entregada exitosamente a su destino. Unas semanas atrás consideró la petición de refuerzos a su hermano, Itachi asumía un puesto relevante en Edo, y al mismo tiempo formaba parte de Akatsuki, un grupo de líderes que resguardaban la seguridad de Ieyasu y el país. Como había predicho Suigetsu, Orochimaru interceptó varias comunicaciones y mensajeros, pero Sasuke anticipó el riesgo y envió una persona diestra, astuta; Karin Uzumaki. ¿Quién sospecharía de la irritante cocinera? Ella era más que una sencilla sirvienta, Karin pertenecía al equipo especializado del Cuartel, a simple vista pasaba por una chica engreída que discutía con Suigetsu y, aunque los coqueteos a Sasuke eran reales, el resto servía de cubierta. La mujer guardaba varios métodos eficaces. Y su misión de informar a Itachi resultó acertada. El por qué Naruto estaba con él, eso pronto lo descubriría.
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Acompañante de placer: Oiran
Fiksi PenggemarAl ser un espía experto tenía una próxima misión; infiltrarse en Shimawara para obtener nueva información del enemigo. Se convertiría en un Oiran del barrio rojo. Sin embargo, en sus planes nunca estuvo enamorarse de su cliente. [AU] [SasuNaru]