Capítulo IV

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Cada vez que recorría la casa muchos de sus nuevos compañeros lo saludaban cordialmente, recibía los buenos días y miradas amables, pero... siempre había un pero. Otros más, casi contados con los dedos de una sola mano, lo veían con odio y envidia. Sabía perfectamente que su alto rango despertaba mucha codicia; servir como Oiran Tayu significaba atender a personajes distinguidos, ostentar los kimonos más finos, los accesorios más llamativos y degustar el sake más dulce. Y la razón principal; siendo Tayu poseía el privilegio de elegir a sus clientes. Los beneficios cambiaban las actitudes, especialmente en las personas ambiciosas. Pero tanto tiempo rodeado de gente realmente peligrosa lo hizo inmune a las habladurías y comentarios groseros, poco le interesaba volverse blanco de los malos gestos. Sin embargo, Sakura Haruno comenzaba a ganarse un lugar especial en su lista de personas desagradables. La primera vez que la vio, antes de su encuentro en la puerta del salón, pensó que era una mujer bonita, sus largos cabellos rosas y los llamativos ojos verdes le parecieron interesantes. Quiso pensar que su comportamiento altanero se debió a una mala noche, y la verdadera Sakura sería una persona sensata que podría tratar después de limar sus malos entendidos. Pero estuvo equivocado.

Sakura Haruno le había declarado la guerra.

Desde que ella supo sobre su trato exclusivo con Sasuke Uchiha, no dejó de molestarlo; sus malas miradas, los comentarios ofensivos y los tratos agresivos le cansaban. Ino Yamanaka, su inseparable amiga, le seguía el juego. Ambas mujeres dispusieron como reto personal atribuirle una mala fama. Según Sakura, él le había robado su puesto, no merecía portar el título de Tayu siendo una persona vulgar. Unos le creyeron, otros como Hinata ignoraron los chismes tratándolo de manera cordial.

Una vez escuchó susúrrale la palabra hashi. Preguntó a Hinata el significado y la respuesta poco le sorprendió. Hashi era un Oiran que se convertía en una simple prostituta al perder su belleza, despreciada por su cliente principal. Supuso que Sakura hacía referencia a Sasuke. Aunque, restando ese pequeño inconveniente que le importaba un comino, su rutina en la casa empezaba a mantenerse. Por las tardes Hinata y Haku lo acompañaban al estanque de peces koi, colocaban una manta bajo el árbol de sakuras y platicaban de cosas banales mientras comían bolas de arroz. Esa tarde pensaba hacer lo mismo.

Era grato pasear por los pasillos vacíos, la búsqueda de su amiga sería más fácil. Había ido a su habitación y fue en vano. Pasó por varios cuartos sin obtener resultados, decidió salir al jardín en dirección a la puerta trasera, e inesperadamente ahí la vio. Mantuvo una distancia prudente percatándose que estaba con un hombre de cabello castaño y traje fino. El tipo le daba la espalda, razón suficiente para no identificarlo, pero ella, estando de frente, tenía una dulce sonrisa. Pasaron unos minutos y el hombre se acercó a darle un beso en la mejilla antes de marcharse. Naruto prefirió regresar, esperándola en el lugar de siempre, bajo el árbol. Ella lo acompañó unos más tarde, todavía sonriendo.

—¡Hola, Hinata! —Lanzó unos granos de arroz al estanque—. No sabía que tenías un pretendiente, es genial.

Las mejillas de Hinata enrojecieron, negando efusivamente con la cabeza y manos.

—N-no es un pretendiente, Naruto-kun, es mi primo —respondió azorada.

—¿Tienes un primo?

—Sí, y prometí que un día te compartiría mi historia, ¿verdad? Me gustaría contártela ahora. ¿Te gustaría escucharme?

—Por mí no hay problema, tómate tu tiempo.

Hinata quería desahogarse, Naruto daba la suficiente confianza para platicarle de su pasado. Lo apreciaba y necesitaba un poquito de consuelo. Ella se sentó a su lado sobre la manta, agarró un par de granos de las bolas de arroz y lanzó las migajas al agua. Miró a los peses comer mientras reunía el valor. Él también veía al estanque.

Acompañante de placer: OiranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora