Fabiana

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Comenzó la primavera, desde mi balcón en el cuarto piso de unos de tantos edificios residenciales, ubicados en la zona norte de Maracaibo, ya hace muchos mese que no salgo a la calle, aunque la vista desde aquí te invita a pasear por esas calles, el verde de los arboles resalta, claro antes no era tanto verde, la ciudad a comenzado a verse como un gran jardín, las aves, que parecen, las únicas en estar a salvo desde los arboles y en sus vuelos por alimentos, la naturaleza se ha dado a la tarea de rescatar los espacios que el hombre le ha quitado con sus asfaltos y edificaciones, mi papa es el único que sale al exterior, aunque se que corre peligro de no volver.
Aveces lo envidio, incontables veces le e sugerido acompañarlos en sus ahora, frecuentes, excursiones en busca de alimentos y otros artículos, su respuesta siempre es la misma...
-"las mujeres se quedan en casa, además eres mi niñita, y no me perdonaría si te pasara algo"-
-Pero papa no me pasara nada- respondo
-No, no, no, ya te he dicho, aquí estas a salvó- asegura el, colocando sus manos en mis hombros.
-todo el tiempo me estas protegiendo, quien te protege a ti de esas cosas?- acoto, con cara de molestia.
- no te preocupes por mi, además no voy solo, José y Pedro, me ayudaran- me responde, pasando de un toque de hombros a una abrazo, y agrega - ya basta del tema-
-ok, pero esto no quedara asi- finalizo yo, con mucha firmeza y con las mismas ganas de recorrer ese nuevo mundo que estaba creciendo, como los mismos arboles.

Mi papa es muy rutinario, y había creado una rutina para salir a buscar alimentos y combustibles, todas las mañanas despertaba, antes de salir el sol, saludaba a mi mama una señora joven, delgada, con una gran cuerpo para sus cuarenta y tantos años, recuerdo que mis amigos hombres de la escuela, a menudo me decían, que no me querían de novia, al contrario me querían de hijastra, por que tenia la madre mas sexi del plantel, yo solo fingía una sonrisa, aunque de ves en cuando me molestaba sus comentarios, sabia que mi mama era toda una belleza, pero sin darme la de diva, también sabia que habían muchos que botaban la baba por mi, y sentían temor de decírmelo, pero no temor de hacer comentarios acerca de mi madre.
Bueno en fin, después de saludar a mi madre diciéndole.
- "buen día mi reina, hoy sera un mejor día"-
Y dándole un beso, se dirige al directo al baño a ducharse y cambiarse, salia de hay y entraba a mi habitación, y con un beso en la frente decía.
-buen día princesa, hoy sera un mejor dia-
De hay llegaba al comedor donde mi mama muy eficientemente ya había preparado el desayuno, y con los ojos brillantes con lágrimas en el borde, a punto de suicidarse, le entregaba una lista de materiales y cosas que faltaban en la casa.
Su pequeño llanto era por no saber si tendría la misma suerte del día anterior, si regresaría con vida, ya que en otras oportunidades, había llegado con heridas y golpes muy fuertes.
Al terminar el desayuno, y de un poco de charla para intentar hacer reír a mama, y bajar un poco su preocupaciones acerca de su salida, sigue a la siguiente estación, en una pequeña habitación, que antes era un armario donde colocábamos cosas que ya no utilizábamos, y la colocábamos hay para luego buscarle un uso. Esa pequeña habitación, el mismo la modifico, para utilizarlas de armería, y ya se había echo en todo ese tiempo de una cantidad admirable de ellas, de muchos tipos, metralletas, escopetas, granadas, pistolas, municiones, etc...
En ese justo punto, ha mama le volvía la tristeza, a los ojos, al verlo armándose, ya sabia que en poco tiempo, papa se iría y tendría que esperar hasta la tarde antes de ocultarse el sol, por su regreso o no esperarlo mas, no les mentiré también siento tristeza al verlo salir, pero confió mucho en papa, se que es fuerte, siempre nos ha mantenido a salvó, y siempre sabe lo que es mejor y que hacer, además no quiero que mama me vea con una baja moral, eso la deprimiría mas.
Después de hacerse de varias armas de su habitación armería, sin otra despedida y sin decir palabra alguna sale de la casa, ya con el sol bien fuerte de la mañana y hasta las horas de la tarde antes de que se oculten, esa era su rutina de todos los días.
Cuando el sale, comienzan las labores de mi mamá en casa, donde siempre busca algo para hacer, como para mantener la mente ocupada, y no pensar en papa, antes de que comenzara este horror, mi mama no solo era una mujer guapa vacía, ama de casa, también trabajaba, era una gran maestra de ingles, sus alumnos la amaban, siempre conseguía tener tiempo para sus alumnos y mantener todo bien resuelto en casa, nunca falto, el cambio de mundo, no cambio su ímpetu, de ser útil, de trabajar, no bajo la cabeza, siempre busco un lado positivo... Y todavía lo intenta y consigue lograrlo.
Al salir papa también, comienza mi vigilia, desde mi balcón donde veo el sol salir y cubrir con su manto el nuevo mundo que esos monstruos habían creado, el que yo quería explorar.
Hay con un rifle que mi papa me había confiado, me sentaba a esperar. La espera no salo era por papa, también esperaba que algo extraordinario pasara, y terminara con esta rutina que nos consumía poco a poco.
Aveces imaginaba que desde el cielo llegaban una cantidad de helicópteros, aterrizaban en la azotea del edificio y nos sacarían a todos de aquí, dejaríamos este lugar para siempre, con el tiempo ya son menos las veces que me los imagino, eso me aterra, me aterra conformarme, quedarme sentada como una doncella a esperar que el príncipe la rescate, el conformismo es la peor causas de la muerte de los sueños.
Veo a mi papa, salir de edificio con mas dificultad cada vez, por la cantidad de monstruos que llegaban en cada salida.
La salidas de mi papa y algunos vecinos que también sobrevivían, era arriesgada, pero sencilla.
Con una pequeña detonación en frente del edificio a unos veinte metros, el estruendo hacia que los monstruos fueran a ver, eran muy susceptibles a los sonidos, esa distracción era aprovechada por papa, y los vecinos del edificio, para rápidamente salir sin ser detectados por las mortíferas criaturas, antes la explosión era a diez metros, pero se cambio, ya que por la cercanía perdimos a uno de los vecinos, el cual quedo atrapado, entre la monstruosa muchedumbre y la cerca perimetral del edificio, donde fue devorado fríamente por esas bestias, yo misma hice un par de disparos, para ayudarlo, pero fue en vano.
Papa y las otras personas del edificio decidieron ubicar el explosivo a veinte metros, con todo y esa medida de seguridad, la cantidad de monstruos que abatían la cerca en busca de un pedazo de nosotros, en cada salida, se incrementaba, ya lo había hablado con mi papá, y me dijo que lo solucionaría, el día que le hice la advertencia lo fue a discutir con la pequeña asociación de vecinos, y esto no quisieron prestar atención, no querían arriesgar sus vidas, ya era mucho para ellos salir a buscar alimentos, el miedo los había convertido, en ermitaños, que solo salían a buscar alimentos, habían perdido el sentido de la aventura, el conformismo se había apoderado de sus almas, estaban vivos pero no vivían, ese sentido que tantó yo quería utilizar y mi padre con su protección me lo impedía.
Papá solo dejo que hablaran, llego a la casa, nos contó lo que había sucedido en la asociación de vecino, y con una sonrisa nos dijo;
-tranquilas, yo me encargare de todo, para que mi reina y mi princesa estén a salvó -
Estaba seguro que nos calmaría, con sus palabras, siempre tenia las palabras correctas y los gestos exactos en cada situación, para hacernos sentir tranquilidad.

Maligno ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora