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-No lo se.

Enserio no lo sabía, el movía sus pies nervioso.

-Genial.-susurro camino hasta la puerta de la cabaña- Recuerda lo que te dije de escapar la otra vez.

Sé fue, es tan bipolar esté tipo, estaba poniéndose de noche.

Me pare para abrir la puerta y no había nadie afuera ni un alma.

Justo cuando di dos pasos afuera escuche una rama rugir, era él chico de la capucha que caminaba hacía a mi muy rápido, antes de que pudiera reaccionar me está arrastrando a la habitación.
Una vez adentro me empujó y sin poder evitarlo me caí, rápidamente sin voltearse cerró la puerta de un portazo.
Sus ojos eran más oscuros y en sus rasgos no había ninguna reacción, traté de gritar pero nada salía de mis labios, él parecia gozarlo. En un movimiento decisivo traté de levantarme pero él corrió hacia mi y me levantó como si no fuera nada. Asustada traté de apartalo con mis manos pero él sujetaba mis hombros, su fuerza es más que la mía así que los intentos eran inútiles, una de sus manos se deslizaron por debajo de mi vestido y ahí es cuando me di cuenta que esto iba a pasar pero no podía rendirme tan fácil.

Volví a tratar de alejar su manos de mi, por un momento lo logré, no fue suficiente porque él ya me había lanzado contra la cama. Estaba destrozando mi ropa y mis lágrimas no dejan de salir haciendo que viera borroso.

-¡Peter!-grite.

-Calláte.-susurró y puso su mano sobre mi boca.

Me removí en la cama cuando sentí como bajaba mis bragas ahí es cuándo traté de empujarlo con mis pies pero él puso una navaja en mi cuello.

-Te mueves y te degolló la garganta, gatita.-acerco su pelvis contra mi feminidad.

En ese momento, sabía que ya no podría evitarlo y deje de moverme. Él comenzó a entrar y a salir de mí... una vez que decidió dejar de tocarme, me soltó.

-Esté sera nuestro secretó, sí le dices a alguien nadie te creerá.-se puso los pantalones y simplemente se fue sin mirar atrás.

Las lágrimas caían sin parar, me sentí tan pequeña e insignificante. No soporte ver mi propio cuerpo así que lo oculto con la única sabana que estaba aquí.

A pesar de recostarme, no pude cerrar lo ojos sin repetir la escena como si volviera a pasar. Tal vez pasaron horas, tal vez ya era de día pero yo ya no quería saber nada.

La sabana que aún tenía puesta comenzó a correrse, alguien me quitaba mi refugio y asustada me levante. Era Peter que mi miraba serio.

-¿Por qué tienes la ropa rasgada, Mila?- su voz demandaba más de lo que preguntaba.

Mis lágrimas se tornaron en más cantidades, recordé aquel momento y él solo me abrazó.

-¿Quién te tocó?-sonaba molesto.

No sabría sí me creería o no, además ni siquiera sabía el nombre.

-No me creerías.-mi voz sonaba rasposa.

-Sólo dime el nombre.-comenzaba a ponerse más demandante.

Lo mire a los ojos y lo aleje de mi.

-Realmente no se su nombre.-mis manos temblaron cuando volví a tapar mi cuerpo con la ligera sabana blanca.

-Dime como es- él me estaba obligando a responderle.

No sabía como reaccionar así sólo intente responder sus preguntas.

-Siempre tiene la capucha puesta y es alto.-mi voz comenzaba a desaparecer en cada palabra.

-¿Félix?-dudó al preguntar.- Eso explica porque decidió quedarse- salió de ahí y a los minutos volvió arrastrando al chico.- ¿Es él? -preguntó Peter y él otro me miró como si quisiera romper mi cuello.

-Sí.-susurro y volteó mi vista a la pared.

No soportaba ver a mi misma, menos podría verlo a él.

-Pan no le vas a creer, no dejes que te manipule como lo hizo...- se calló.

Para cuando miró preguntándome porque no trataba de defenderse, sangre y un corazón yacía en las manos de Peter. Sin pensarlo lo había matado y con un tronar de dedos el cuerpo había desaparecido dejando un mancha de sangre en el piso.

No me había dado cuenta que mi respiración se encuentra agitada.

-No puedo creer que fui tan imbécil como para confiar en él.-Peter dijo con despreció y pude ver como sus ojos se tornaron lagrimosos pero ni una rodó por sus mejillas.

Caminó unos pasos hacía mi, me apretó contra su cuerpo y beso mi frente.

-Todo va a estar bien.-susurró él.

La Chica Perdida ➳ Robbie Kay Peter PanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora