Buenos amigos

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Me sentía tan abrumado por el beso que me dio Toukan, lo que sentí en ese momento fue una sensación tan extraña. Podía sentir mis mejillas arder, aún después de algunos minutos del beso, no entendía que había pasado. Miraba para el suelo sin prestar mucha atención a lo que decían ambos, sólo podía pensar en ese acercamiento que tuvimos. Toukan no sólo fue de los pocos que se acercaron a mí por amistad genuina, sino que además es el único que ha llegado tan lejos conmigo. Sé que lo hizo para salvarme del tal Tsukiyama, por ende, no fue algo que haya ocurrido porque realmente él lo quisiera o deseara. Sentí una leve punzada en el pecho, como si de alguna forma eso último me haya entristecido.

—¿Kaneki-san? —la voz de Tsukiyama me devolvió a la realidad.

—¿Eh? ¿Qué? —Pregunté nervioso.

—¿Qué dices sobre ir a la cafetería que suele ir Takatsuki Sen como amigos? Podemos hablar de nuestro gusto en libros. —sonrió ampliamente. Me dio la sensación de que no debería de ir con él, era un tipo bastante... raro.

—Uhm... Lo siento, p-pero no, ahora estoy con Toukan-kun y no puedo dejarlo. Gracias por la invitación de todos modos. —Traté de sonar amable y agradecido, pero los nervios me ganaron y se dejaron en evidencia.

—Bueno, no tiene que ser ahora. Podemos ir a la cafetería otro día, ¿Qué te parece? —volvió a tomar mi mano, seguramente esperando una respuesta positiva.

—Eh... Tal vez.

—¡TRES BIEN! —alzó la voz poniendo su mano en su pecho y mirando para el techo— Lo tomaré como un sí, nos vemos luego, Kaneki-kun. —acarició mi barbilla con suma delicadeza y se alejó, yéndose al otro extremo de la feria.

Miré a mi al rededor y noté que algunas personas nos miraban atentamente por la escena que acabábamos de hacer. Me sentía tan avergonzado, nunca había llamado tanto la atención de la gente ni, mucho menos, había pasado por algo similar como lo que pasé con Toukan y Tsukiyama.
No sabría como describir el día de hoy.

Durante el poco rato que estuvimos ahí había cierta incomodidad entre los dos, no podíamos expresar palabra que tuviera algo que ver con «nuestro momento». No tenía ni siquiera el atrevimiento de verle a la cara, no quería que viera el sonrojo en mi cara que no desaparecía al recordar a cada momento el beso. Pasada las seis de la tarde, Toukan me dijo que tenía cosas que hacer, así que nos despedimos, y como yo no quería permanecer ahí solo me fui también, con varios libros en manos. Fue algo complicado no tropezarme o chocar con alguien al no poder ver bien delante de mí, los libros me tapaban la vista.
Estaba por llegar a la estación de trenes, pensé que fue un milagro por haber llegado sin ningún percance, no obstante, caí al suelo dejando los libros esparcidos por doquier cuando fui empujado por alguien y al mirar arriba vi a una chica joven de cabello castaño. A pesar de su baja estatura, parecía de dieciocho o tal vez más.

—¡Lo siento mucho! —se agachó para ayudarme a juntar los libros— Iba muy apurada y no te vi, ¡Perdón! —se veía muy apenada.

—No te preocupes, suele pasar. —le sonreí para tranquilizarla, parece que funcionó. Terminamos de juntar todos mis libros, ella se iba a despedir e hizo una reverencia, pero me di cuenta que tenía los ojos llorosos. Sentí un leve empujón, como si me indicaran que la ayudara, y una necesidad por hacerlo surgió dentro de mí. — ¡E-Espera! —ella se detuvo y me miró— Perdón por entrometerme, pero ¿Tuviste algún problema? —bajé la cabeza algo apenado.

Sonrió y algunas lágrimas se escaparon por sus ojos. —No pasa nada, gracias por preocuparte. —sacó un pañuelo y lo pasó por sus ojos y mejillas. —Lo que pasa es que hay un chico que me gusta mucho, él es mi mejor amigo. Hacerlo enojar es muy fácil y discutimos por una tontería, él a veces me trata mal, también me duele que no se de cuenta de mis sentimientos hacia él, ni siquiera tengo el atrevimiento de confesarselos. Yo soy muy cobarde y... —no pudo terminar de hablar, se quebró y lloró con más fuerza. La empatía me invadió y casi sentía toda la tristeza que ella tenía. Nervioso y temblando, puse mi mano en su cabeza y la acaricié.

—Perdón por decirlo, pero él es un idiota. No te conozco, pero se ve que realmente lo quieres mucho y si él no es capaz de darse cuenta de ello, es su culpa, no tuya. No debes de llorar por un hombre, al contrario, debes de sonreír, para mostrar tu belleza interior mediante alegría y felicidad. Llora por la muerte de un familiar o una mascota, no por los desprecios de un hombre tonto.

Ella calló y me observó por varios segundos, entonces, sin previo aviso, me abrazó.

—Gracias, hermanito. —me llamó con cariño— Tienes razón, no debo de sufrir por cosas así. —secó todas sus lágrimas y me sonrió sinceramente. Sentí mucha tranquilidad por haberla ayudado. —Mi nombre es Fueguchi Hinami.

—Yo soy Kaneki Ken. —le correspondí la sonrisa.


Finalmente pude llegar a mi departamento, mis brazos dolían horriblemente por sostener tantos libros durante tanto tiempo. Creo que debería de hacer ejercicio. Hice algunos trabajos pendientes y dormí algo tarde. Al día siguiente me encontraba de camino hacia la Universidad, aún no podía sacar de mi cabeza lo sucedido ayer en la Feria del Libro, es como si los labios de Toukan aún los tuviera en los míos. Cuando me besó la impresión hizo quedarme estático por varios segundos, pero los movimientos de su boca hicieron en mi cabeza un mar de emociones y terminé correspondiendo a su beso. Aunque no fue como esperaba tener mi primer beso, no podía sentirme mal por ello, o enojarme con él. Mi corazón se aceleró y un revoloteo en mi estomago se hizo presente, ¿Estaba por enfermarme?

Algo al otro lado de la calle me detuvo, llamando mi atención; era Hide coqueteando —otra vez— con una chica, me sorprendí al darme cuenta de que se trataba de Hinami, la misma chica con la que choque ayer cerca de la estación de trenes. Él parecía tratando de sacarle conversación, pero ella se veía irritada y cansada. No era sorpresa que las chicas se pusieran así con los coqueteos de Hide que, en vez de ser halagadores, llegaban a ser fastidiosos. Suspiré y fui directo a donde ellos se encontraban.

—Hide. —lo llamé y él volteó a verme.

—¡Ah, Kaneki! ¿Qué tal?

—Hide, por favor, deja en paz a esa chica. Se ve que no quiere corresponderte. —Hinami me miró y sonrió ampliamente y vi en sus ojos agradecimiento por ayudarla a salir del sofocante momento con mi tonto amigo.

—Pero... —Hide iba a decir algo, pero la darse cuenta de la cara de disgusto de Hinami al mirarlo, se calló y agachó la cabeza, rindiéndose. Tomé su hombro y le di consuelo.

—¡Oi, ustedes! ¡¿Qué creen que están haciendo con ella?! —una voz enojada nos llamó, volteo y era Ayato, el hermano menor de Toukan. Ambos nos miramos sorprendidos, pero su cara de enojo volvió casi inmediatamente. —Hinami, ¿Te hicieron algo?

—¡Ayato, Hinami! —Habló a lo lejos otra voz antes de que la chica pudiera responderle a Ayato. La sorpresa y vergüenza volvió a mí cuando miré a Toukan corriendo para acá. Cuando me vio lo noté sonrojarse y voltear para otro lado, seguramente también está avergonzado e incómodo por lo de ayer.

—¡Hinami, respóndeme! Si es así entonces no dudaré en darles una paliza. —apretó su puño frente a nosotros.

—¡No, no me estaban molestando! Sólo conversábamos, eso es todo. —puso sus manos en el brazo de Ayato, bajándolo y dejandole en claro con la mirada que se calmara.

—Cómo sea. —se fue refunfuñando,  Toukan alzó la mirada al cielo y suspiró.

—¡Me alegro de volverte a ver, hermanito! —habló Hinami dirigiéndose a mí.

Toukan nos miró extrañado. —¿Se conocen?

—¡Sí! Ayer nos cconocimos cuando él iba cargando muchos libros y chocamos.

—Vaya, qué coincidencia. —me miró amistoso. Hinami no entendió bien lo que quiso decir.

—¿Nos vamos? Se nos hará tarde para llegar a la preparatoria. —dijo Hinami a Toukan.

—Espren, ¿Preparatoria? —preguntó Hide desconcertado.

—Sí, voy en primero. Tengo quince años.

Hide casi se va para atrás por la sorpresa, no se esperaba que la chica a la que coqueteaba fuera una menor de edad.

—Ya estoy escuchando las sirenas de la policía. —susurró cerca de mi oído. Llevé una mano a mi cara, calmando mis ansias de golpearle.

***Capítulo escrito por Licanaez***

Gotas de Café. [Touken - Yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora