Pulsa para escribir, câline chat.
— Claro— — — — — — — — — — — — — —
Sus ojos se deslizaban junto aquellos anuncios. Sus ojos café parecían aburrirse de ver tanta chatarra en internet; como lo es Facebook. Un suspiro pudo escaparse de su boca, dado a entender que su aburrimiento pronto ganaría esta batalla.
Pero una sonrisa fue dibujada en sus finos labios al ver ese anuncio que llamó su atención al cien porciento:
˝Alertan en juguetería abandonada sucesos paranormales. Su destrucción será para este fin de semana. "
Su corazón comenzó a latir aún más rápido de lo que podía. Entró al link para ver el documento completo. Donde asegura ver muñecos que habían sobrevivido a la incineración que tuvo el local para así declarar su clausura. Risas demoníacas, sombras blancas, y lo peor de todo; almas en penas.
Dejó de ver la pantalla de la computadora para coger el celular en sus manos. Entró al grupo donde se comunicaba con sus amigos más cercanos. No tardó en teclear.
- Aventura descabellada en lugar embrujado, ¿quién quiere? 👻
Dejó su celular a un lado para frotar sus manos que recién comenzaban a sudar. Cada tic tac del reloj en la pared lo ponía más ansioso. Ninguno de sus amigos daba sus luces de estar conectados. Pero aún tenía la esperanza de qué no le hayan clavado el visto.
Se sorprendió que la pantalla de la computadora comenzara a parpadear, un mensaje decía en negrillas:
¡Tienes una invitación para una videollamada grupal!
Eran sus amigos. Aceptó sin alguna pausa, y comenzó a cargar. Era el sexto cuadro en esa pantalla. Sus amigos estaban ahí.
- ¿Dónde y cuándo? - fueron las palabras que salieron de aquel chico que ocultaba uno de sus ojos con su lacio cabello negro con puntas moradas.
Tragó algo de saliva para comenzar a hablar.
- Mañana, en la juguetería abandonada que pronto derribaran. - dijo para acomodar sus lentes.
- Interesante. - una de las chicas del grupo echó algunos mechones fuera de su rostro. - ¿Mañana, dijiste?
- Mañana, Claudia. - confirmó.
- Pero... ¿No es muy arriesgado? - habló el más tímido del grupo quién mordía sus uñas. - A-almas en penas... ¿No sería peligroso?
- ¡No seas moja camas, León! - su nombre era la ironía máxima. - ¡Estaremos bien, lo estaremos! - ella era Flor; otro nombre con el sarcasmo hasta las nubes, no era nada delicada.
- Deja al pobre. - lo defendió ahora el chico restante, quien era dueño del cuarto cuadro en la pantalla.
- No te metas, Avalon. - escupió Flor con el ceño fruncido. - Tú y tu inmunda justicia.
- Los llamé para reunirnos, no para pelear por una de sus estúpidas peleas. - se entrometio el de lentes.
- Abner tiene razón. - afirmó el de cabello lacio. - Mañana a las diez de la noche estaremos ahí, ¿cierto?
- Cierto, Reik. - concluyó ahora Claudia con una sonrisa. - No olviden llevar linternas y encendedores. - añadió.
Luego de concluir, se desactivaron de sus redes sociales. El dueño de aquella idea se fue preparando mentalmente lo que harían aquella noche en ese sitio paranormal.
ESTÁS LEYENDO
La curiosidad mató al gato.
خارق للطبيعة¿Quien diría que el dicho "la curiosidad mató al gato" es tan acertado? ¿Como mataron al gato? ¿Solo era uno? No. Ese dicho será remarcado aquí, dónde un grupo de jóvenes entrará a ésta juguetería dónde quedará su alma sellada por las garras del hor...