Ella me recordaba
a la nieve de invierno.
Fría, blanca,
letal como el veneno.
El azul en sus ojos
me llenaba de tristeza,
y aunque quisiera ocultarlo
se caía su fortaleza.
Su cabello cambiaba
como el viento de dirección,
demostrando que no sabía
cómo seguir su corazón.
Pero el invierno acababa
y con él, su farsa.
¿Qué sería de ella
y de su piel congelada?