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Pasan algunas presentaciones más antes de que llegue mi turno, la canción que escogí para representar mi tema es una de Billies Eilish llamada Lovely,  es una canción que se acopla muy bien a mi vida, ya que nadie de aquí sabe cuánto me gustaría irme lejos, es como pedir ayuda a gritos a un sordo.

Empiezo a cantar la primera parte mientras suena la melodía, mientras lo hago noto como me miran algunas personas, y como me mira él. Mientras otros piensan que soy rara por mi maquillaje y mi color de labial, él puede ver más allá de mis malos tratos piensa que soy hermosa y que no hay nada igual. A veces me gustaría mirarme desde sus ojos, a veces me gustaría pensar que soy importante.

Oh, espero que algún día pueda salir de aquí
Incluso si toma toda la noche o cien años
Necesito un lugar para esconderme, pero no puedo encontrar uno cerca
Quiero sentirme vivo, afuera no puedo luchar contra mi miedo

Canto con una presión en el pecho, canto y miro sus ojos.

¿No es encantador estar completamente sola?

Y es que realmente no creo que alguna vez alguien se enamore de mí realmente, porque lamentablemente yo no me amo.

Mi padre si así se puede llamar daño mi vida, por completo y para siempre. Termino de cantar tratando de no derrumbarme, de seguir fuerte nadie debe saber que tan rota estoy, no quiero su lastima, no quiero su compasión.

— mi tema, es la soledad, ese sentimiento de estar atrapado en tu propio cuerpo, en tu vida, esa que en algún momento te pareció tan fascinante.

Un rato después la clase se termina.

—Estudiantes, hoy con sus presentaciones, me han sorprendido, los seleccionados quizás no son los mejores cantantes pero si los que me han contado una historia, felicitaciones joven Rene, nadie aquí me trasmitió tanto ni me hizo creerme tanto su actuación, Kiam impecable como siempre ya te he dicho que tienes madera de artista. — suspiro cuando el profesor deja de mirarme a la cara, si tan solo supiera que esta historia es la que me está quemando ahora mismo.

Salgo del salón y opto por no tomar ninguna otra clase, quiero estar sola, quiero desaparecer, quiero dejar de fingir, quiero ser solo yo y que esta pesadilla termine.

Cuando al fin llego al jardín me siento libre, creo que no hay nada más hermoso que la naturaleza, me entretengo mirando las mariposas volar libres ajenas a la maldad de este mundo, siento una mano quitar un mechón de mi frente y pego un pequeño salto cuando veo su sonrisa frente a mi cara.

—Recuerda que debes ir a mi casa al atardecer, perdón por lo de anoche mi tulipán, es que se me presento una urgencia. — ignoro cada una de sus palabras mientras me enfoco en ese apodo.

— ¿Tulipán? — pronuncio bajito, sintiendo mis mejillas calientes.

Si, eres tan delicada y hermosa como uno — veo la flor en su mano derecha la cual tiemblan un poco, en este momento me encantaría ser la chica de antes y poderla aceptar con una sonrisa.

Me paro del césped y salgo corriendo, es lo único que me queda como la cobarde que soy, salgo del colegio y tomo un taxi que me lleve a algún lugar incierto de la ciudad, un lugar donde pueda refugiarme aunque sea por unas horas. Abrazo mi cuerpo que tiembla de frío y dejo que mis ojos suelten las lágrimas que están aguantando desde mi presentación y la de Kiam, nunca pensé decir esto pero quiero de una forma egoísta tenerlo cerca, y que sea el quien seque mis lágrimas como la mañana pasada.

Llego a mi casa una hora antes de que lleguen los donadores de esperma y dinero, me doy un baño rápido, me coloco un conjunto de ropa interior azul, un jeans negro y un suéter azul eléctrico, pinto mis labios de rojo y me pongo un poco de rímel.

Abro mi armario y saco una cartera donde entro un pantalón largo de algodón y una camiseta, busco un suéter blanco, y unos botines que negros que me pongo en tiempo record, agarro mis cuadernos, y mi teléfono lo dejo escondido debajo del colchón odiaría que me pase lo mismo de ayer, salgo corriendo de la casa y tomo un taxi.

El camino a la casa de Kiam se me hace eterno, vive literalmente al otro lado de mi cuadra, cuando el taxi se para frente a un camino de piedras pienso que se ha equivocado pero este literalmente me baja del coche. Camino insegura y antes de que pueda avanzar veo que viene hacia mí, cargando una niña en brazos.

—Hola, te estaba esperando — su sonrisa era más bonita de noche — ven entra, Bacci no te morderá.

Me quedo parada frente a él pensando en lo perfecto que es su rostro, hasta que reacciono y le sigo el paso. Un olor a chocolate caliente me recuerda que no he comido hoy y mi estómago entra en huelga.

Entramos a una casa de madera rodeada de varias más con el mismo aspecto, tiene una decoración sencilla, con muebles de madera y grandes ventanas.

Kiam me invita a tomar asiento y cuando vuelve, lo hace el también junto a mí y coloca dos tazas de chocolate, galletas y unas hojas sueltas sobre la mesa.

Cuando vuelve a dirigirme la mirada lo hace con dulzura, y no puedo apartar mis ojos de él, cuando noto sus labios rosar los míos con calidez, mi mundo se derrumba.



SolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora