Prólogo.

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Suspirando del cansancio en el último banco de la clase, escuchaba el caer de la lluvia y observaba detenidamente como las gotas corrían por la ventana mientras esta estaba empañada.
Cualquier persona que no me conozca pensaría que soy la persona más melancólica que existe. Quizá, porque me gustaba lo que a la mayoría no y eso solo me daba más razones para auto llamarme rara y no hablo de rara como de diferente y "especial" sino como algo extraño y negativo, incluso desconocido para los demás.

La clase de historia concluyó al fin, la voz de la profesora no era muy agradable como para soportar una hora completa.
Me levante del banco con la mochila lista para retirarme del establecimiento lo más rápido que pude.
Salí por la puerta trasera y mientras todos mis compañeros corrían por la lluvia y gritaban, yo solo me dirigí tranquilamente hacia la parada del colectivo a dos cuadras de la escuela.
Al llegar, me coloque bajo el techo y me senté esperando.
La lluvia comenzó a caer de un modo más brusco que antes,  su repentino cambio me hizo mirar al frente de mi calle en la cual se encontraba un chico sumamente pálido.
Llevaba una campera negra y que a pesar de que tenía su capucha puesta estaba mojándose por completo. También tenía audífonos y movía su boca como si estuviera cantando.
Me le quede mirando por un tiempo hasta que lo noto así que solo corrí la mirada y observe mi celular.
Luego de unos minutos el colectivo se acercó.  Me puse de pie para subir, pagué el boleto y me senté del lado izquierdo  por instinto, en donde lo observe de nuevo unos instantes por la ventanilla toda sucia.
Seguí mi viaje como lo tenía planeado, mirando la lluvia caer por la ventana intentando no pensar en nada, cosa que me fue imposible.

Porque ese chico se había quedado en mi mente...

You are the smell before rain. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora