Una almendra más

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Te he querido desde el primer día que te miré el culo que, para qué engañarnos, me ha recordado siempre a la forma de un almendro (como todo de ti, por si no te habías dado cuenta).

Te he querido desde que te vi reflejada en aquel espejo hasta hoy, que te encuentro derrumbada por tus problemas de siempre, que son los mismos que los míos, aunque en un formato diferente.

Te quiero porque estoy enamorada de tus mejillas encendidas, tu boca hecha de pétalos, tu olor a primavera, tu contagiosa frustración, y tu dulce inseguridad furibunda.

Y es que no sé qué me vuelve más loca, si tu mezquino desaparecer, o tu predecible tendencia a volver (aunque no sea a mi lado).

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