Mi chico ideal es... ¿UNA CHICA? 【Yooa y tú】

❀3❀

—¡Arin, Se-Seunghee! —las llamé, casi sin aliento— Y-ya... ya no puedo más —dije, sentándome en un banco cercano, mientras inhalaba y exhalaba profundamente.

—Vamos, _____, ¡esta es la octava vuelta recién! —habló Arin. Se notaba a kilómetros que estaba super cansada, pero eso no parecía quitar sus ganas de ver a aquél chico.

—Oh, por favor, me estoy desidratando, me voy a morir si sigo —destapé la botella de agua y bebí unos sorbos para luego seguir hablando—... ¡Ten piedad! —sulpiqué.

—Aaaa —se quejó, sentándose a mi lado—... _____ bonitaaaa...

—No.

Arin frunció su labio inferior en un puchero.

—Sólo una vuelta más —mostró su dedo índice— y juro que después nos vamos —aseguró insistente.

Suspiré,  queriendo negarme. Pero era imposible decirle que no más de una vez a esta pequeña.

—Está bien —me rendí. Arin gritó un "¡Si!" y yo solo reí—. Oye —miré en todas direcciones—, ¿y Seunghee?

—¿Oh? —se dio la vuelta y luego me volvió a mirar alarmada— ¡Seunghee no está!

Las dos nos levantamos y comenzamos a correr en busca de nuestra amiga.

—¡Seunghee! —gritábamos.

—¡¡¡SEUNGHEE!!! —Arin soltó un fuerte grito que JURO que pudo haberse escuchado hasta en Uruguay.

—¡¿Qué pasó?! ¡¿Por qué gritan?!

Arin y yo nos giramos.

—¡Seunghee! —gritamos, esta vez de felicidad al encontrarla.

—¿Dónde estabas? ¿Qué estabas haciendo? ¿Por qué...? —Arin dejó de hacer preguntas al ver un taco en la mano de Seunghee— ¿¡Y eso?! ¡¿No piensas compartir?!

—¡Pero...! Está bien, toma —dijo rendida en el instante en el que Arin hizo su tan famoso puchero.

—¡Gracias! —agradeció Arin, mientras saboreaba el pedazo de taco.

Seunghee me invitó con un pedazo, pero negué. Tenía más ganas de tomarme treinta litros de agua que de comer un taco.

—Ahora si nos vamos, ¿no? —preguntó Seunghee, terminando de comer.

—Mm... bueno —dijo Arin con lástima en su voz.

—No te preocupes por eso —Seunghee me envió una mirada como diciéndo "Luego te cuento" y volvió su vista a Arin—. Ya me he encargado.

—¿¡Lo has espantado?! —chilló Arin preocupada.

—¡Claro que no! —rió— Ya verás.

***

Un nuevo día comenzaba, y yo me dirigía al instituto, como todas las mañanas.

Lo único extraño de este día, es que presentía que algo iba a suceder. No estaba seguro de si sería bueno o malo... y eso me ponía nerviosa.

El pasillo en el que me encontraba estaba totalmente vacío, excepto por una voz.

—¡Já! ¿Así que querías llamar mi atención, eh? —Habló una voz, bastante conocida para mis oídos. Provenía de la puerta del conserje. ¿Quién sería tan torpe como para entrar allí a hablar, donde cualquiera que pasara por allí escuchara?— Pues aquí me tienes, sin despegar un solo ojo de ti... Ya no puedes alejarte de mi, no tienes escapatoria —Un silencio se hizo presente, y yo intrigada me acerqué a la puerta para escuchar con más claridad—... Ya no hay vuelta atrás.

Se escucharon risitas, y luego una voz diferente comenzó a hablar.

—No puede ser que hayas sido tan estúpda. ¿En serio creías que alguien como Mihyun te querría? Por favor —Nuevamente esas risas.

Mi corazón se aceleró. Tragué en seco y me alejé de la puerta, caminando a paso rápido por el pasillo hasta doblar en una esquina.

No debería haber escuchado. ¡Soy una entrometida! ¿A mi qué me interesaban los problemas de los demás? 

—_____ bonita —Canturreó alguien en mi oído. Yo di un brinco y me giré para mirarla con mala cara, mientras tiraba de ella para alejarnos—... ¡Oye!, ¿qué te sucede? —Preguntó Arin confundida, cuando llegamos a la cafetería.

—N-nada, solo... quería venir a la cafetería —Mentí—. Tengo hambre, no comí hoy.

Arin entrecerró los ojos. —No te creo. ¿Por qué no me quieres decir?

—No es nada, en serio —Insistí. No quería hablar de eso con nadie, prefería guardármelo para mí misma. ¡No!, quería olvidarme de eso.

Arin soltó un suspiro— ¿Segura? —Asentí— ¿Segura, segura? —Volví a asentir a la vez que le regalaba una sonrisa— Mm... está ben. Pero quiero que sepas que soy tu amiga, y puedes confiar en mi —Dijo, con un tono de tristeza en su voz. ¿Pensaba que no le tenía confianza?

—No, no, no, no es eso —Hablé rápido—. Sé que somos amigas, y yo confío plenamente en ti, en serio. No es nada importante, no tiene nada que ver conmigo, así que no importa.

—Ah —Pronunció aliviada—, está bien.

Luego de terminar de hablar, yo fui a pedir un sándwich y un café. Ya había comido, pero quería hacer más creíble lo que había dicho antes. Aunque me doliera mentirle a Arin.

Minutos después que terminé de comer, el timbre sonó, y Arin y yo salimos corriendo de la cafetería. Si llegaba tarde -a demás de tener la falta- también tendría un montón de ojos mirándome. No quería eso.

Corrí hasta llegar a la puerta del salón. Dentro estaban todos los alumnos, menos Mihyun y Yooa. Eso hizo que me diera un pequeño escalofrío. Pero me repetí mentalmente que sus asuntos no tienen que importarme... y seguí preocupada.

El profesor de Geografía aún no venía; eso era extraño. Él siempre era muy puntual.

Extrañada por todas las cosas que rondaban en mi cabeza, me senté en mi asiento, esperando su llegada... la llegada de Yooa.

—...dicen que si.

—Uff, ojalá, así no tenemos clases.

—Yo escuché que hay un suplente.

—Nah, si se murió no puede haber un suplente, en todo caso será nuestro nuevo profesor oficial.

Al escuchar el último comentario, mis ojos se agrandaron. ¿A caso el profesor...? ¿¡Ehh!?

La puerta fue abierta lentamente, y todo el mundo llevó su atención hacia esa dirección, esperando con impaciencia ver al dueño de aquella bota que acababa de pisar el suelo del salón.

Los segundos se hicieron eternos para todos. Hasta que logramos verlo completamente.

—Buenos días —Habló.

Todas las chicas -incluyéndome- nos quedamos totalmente inmóviles observándolo detalladamente.

Su cabello era negro al igual que sus ojos, y llevaba puesto una camisa abotonada blanca y jeans azules. Ese era un nuevo compañero... ¿no? Y vaya compañero que era.