Capítulo 7

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Escucha el ruido de las bocinas de los autos y se levanta. Se siente feliz porque hoy por fin tendrá su cita con Emily.

Está nervioso pero no quiere que nada salga mal. El día pasa volando, vende algunas cosas en la calle y consigue una muy buena ganancia. Un señor que le compró unos juguetes para su hijo le dice que lo atendió muy bien y le da un billete de veinte. Se prepara con Kalé para la fiesta. Cuando llegan, el lugar está lleno de indigentes bailando y otros charlando. Hay una mesa repleta de comida donde están muchos mendigos que conoce. Encuentran una mesa casi vacía y se sientan. Deja su bolsa donde puso el traje para cita en la silla de al lado y charla con los demás que están sentados. 

En un momento siente una mano sobre su hombro, se da vuelta y ve a Bianca que le sonríe de oreja a oreja.

-          ¡Ade, viniste!

-          Hola Bianca, ¿Cómo estás?

-          Muy bien, ¿Y vos?

-      Muy bien ahora que te ve -Kalé habla sobre el hombro de Ade. Este se sonroja y mira incómodo a Bianca, que ríe tímidamente. 

-          Bueno, espero que la estén pasando bien. Del otro lado del salón hay una habitación para donaciones. Les voy a guardar cosas para que se lleven después. 

-          ¡Pero muchas gracias rubia! Nos no viene nada mal un poco de ropa, ¿No Ade?

-        ¿Qué? -Se había quedado mirando el reloj que colgaba de la pared y no había escuchado. Solo faltaban dos horas para la cita.

-         Nada, nada. ¿Querés bailar? -Emily parece muy entusiasmada, Ade le parece muy lindo y le encantaría conocerlo más.

-          Eh... no sé bailar.

-          ¡No importa! Yo te enseño, vení.

No le da tiempo a responder y lo toma del brazo. ''¿Y ahora qué hago?'' De donde venía no le habían enseñado a bailar y Kalé no le dijo nada de como hacerlo. Van hasta el centro de la pista, donde otros indigentes bailan muy divertidos. La música es movida y alegre, le gusta pero no sabe cómo se llama, tendrá que preguntárselo a su amigo más tarde.

Bianca empieza bailar y él la imita. Se tropieza un poco y casi le pisa el píe, pero ella parece no notarlo. De pronto tomá las manos de Ade y las coloca en su cintura, mientras apoya sus brazos en los de él. Comienzan a bailar más pegados, y se divierte. Le cae bien, pero su gran amor es Emily.

Su mirada cae de vuelta en el reloj, se da cuenta que solo falta media hora para la cita, y aún no se cambió. Se separara de Bianca.

-          Ya me tengo que ir.

-          ¿Cómo? Si recién empezamos.

-          Sí, pero... tengo cosas importantes que hacer.

-     ¿Estás seguro que no te podes quedar? -trata de no parecer desilusionada, pero no lo consigue. La estaba pasando muy bien.

-          Sí, perdón.

Le sonrríe amistosamente y sale disparado a buscar la bolsa. Llega a la mesa y se fija en la silla, pero está vacía. Confundido empieza a buscar en todas las demás pero no hay nada. Recorre el salón con la mirada y encuentra a Kalé hablando con otro hombre, y la camisa que lleva puesta es igual a la que le dio su mamá...

-          ¡Eh, devolveme mi camisa!

-          ¿Tú camisa? Es mía pibe, me la dieron a mi.

-          No, es mía, yo la traje. Ahora dámela.

-          Dale la camisa amigo, es de él -Kalé interviene pero el hombre se niega. Discute con Ade y justo cuando este se la está por arrancar del pecho, Bianca los interrumpe.

-          ¿Qué pasa acá?

-          Este tonto me quiere sacar la camisa que me diste. Decile que me deje en paz.

-          ¿Vos le diste mi camisa? -El enojo lo invade y la mira muy furioso.

-          Sí, pensé que la bolsa era para donaciones. Ay, perdoname Ade, fue mi error.

Respira profundo para tranquilizarce. Se contiene de decirle muchas palabras que aprendió y asiente. El hombre le da la camisa a regañadientes y Bianca le devuelve la bolsa con el resto de la ropa. Se cambia apurado en el baño y se asea un poco. Inmediatamente se transforma en otra persona.

Antes de salir del lugar, Kalé le dice algo.

-          ¿Estas listo para cita pebete?

-          Sí, pero estoy mal por lo que pasó...

-          ¡Quedate tranquilo! En nuestro mundo son cosas comunes, pasa siempre. 

-          Bueno, está bien.

-          Pero que pincha que tenés, eh. Espero que tengas buena suerte.

-          Gracias, amigo.

Ade lo saluda con la mano y camina las cuatro cuadras hasta ''Risotto bar''. Mira su reloj y pasaron diez minutos de la hora de la cita. Se pone nervioso y busca a Emily con la mirada. No la encuentra y se siente un más aliviado, mientras toma asiento en una de las mesas vacias, cerca de la ventana. Mira a los otros clientes entrar y salir por la puerta, esperando que en algún momento entre Emily, pero no pasa. Cada cinco minutos observa su reloj, se va angustiando. La camarera lo mira desde la barra. Camina hasta la mesa de Ade y se planta delante con los brazos cruzados.

-          Hace casi una hora que estás acá, ¿Vas a pedir algo?

-          No, estoy esperando a una amiga -Le sonríe tratando de que lo comprenda, pero la chica lo mira de la misma forma.

-          ¿Y por qué no le mandas un mensaje o la llamas?

''¿Mensaje? ¿Cómo le mando un mensaje?'' Piensa confundido y luego se da cuenta de que esta hablando del aparato que todos tienen, pero a él no le alcanza la plata para comprar uno.

-          Me lo olvide en casa.

-          Bueno, pero no te podés quedar acá mucho tiempo sin consumir algo.

No puede pedir nada, la única plata que tiene es la que consiguió esta mañana trabajando y tiene miedo de que no le alcance para después.

-          ¿Puede ser media hora más? Te prometo que si no llega me voy.

-          Está bien, ¡Pero media hora, no más!

Ade le agradece a la camamera, que vuelve a su puesto, y clava la mirada en la puerta, deseando que Emily pase por ella. Los minutos pasan y la media hora se termina. Suspira frustrado mientras se levanta de la mesa y sale del bar. Siente las lagrimas picar detrás de sus ojos pero se contiene.

''Se habrá olvidado, o capaz le pasó algo y no pudo venir'' pensaba mientras caminaba las cuatro callesde vuelta a la fiesta. ''No seas tonto, te dijo que sí para que la dejés de molestar, ¿Quién se va a fijar en un mendigo como vos?'' Su inconciente lo sabotea y lo pone peor.

Cuando llega, Bianca está en la puerta y parece muy afligida. Soríe a penas cuando lo ve.

-          Volviste.

-          Sí. Al final, no pude hacer lo que tenía que hacer.

-          Ade... perdoname por lo de antes. No sabía que la bolsa era tuya, me siento muy mal.

-          No hay problema, ya pasó.

-          ¿Era muy importante eso que ibas a hacer?

-          Demasiado.

-          Bueno, si es tan importante de seguro lo vas a poder hacer de vuelta.

Piensa sobre eso un segundo y no se siente tan mal. Le sonríe a Bianca y entran juntos a la fiesta, esta un poco mejor.

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⏰ Última actualización: Feb 26, 2014 ⏰

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