capítulo 1.

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Era una fría mañana en Londres, Louis se encontraba envuelto en un muy costoso y cálido abrigo, caminando hacia Deaking. La joyería más prestigiosa de Londres. Hace ya un mes sus padres habían tomado la desición de dejar dicha compañía en sus manos.
El ojiazul no podía estar más feliz al respecto.

(...)

Caminaba tranquilamente por la acera de aquel pavimento cuando a lo lejos divisó una silueta recostada a la par de la puerta sobre trozos de cartón viejo.
"Dios, otra vez ese jodido vago de mierda" susurró para si mismo, tomó dos pequeñas piedrecillas y caminó a paso rápido "¡Hey tu! ¡largo de aquí!  ¿Cuántas veces tengo que repetirte que no te quiero cerca de aquí?  ¡APESTAS HORRIBLE! ¡LARGO!" Gritó el castaño. Vió como aquel chico se levantaba apresuradamente recogiendo lo que parecía ser cartón mientras corría rápidamente, igual Louis no dudó en lanzarle una piedra que había recogido momentos antes. Se adentró al establecimiento y comenzó a cuestionarse el afán de aquel vago rizado por quedarse precisamente ahí. Su madre ya se lo había advertido, ya le había comentado sobre cierto muchachito de ojos esmeralda, así mismo le había advertido que no llamase a la policía ya que aquél vagabundo no hacia daño en absoluto, ya que apenas llegaba la mamá de Louis éste se marchaba del establecimiento no sin antes dar los buenos días y desear un buen día a aquella linda mujer. Louis la entendía, su madre era demasiado buena, de sobra esta decir que sentía lástima por aquel individuo. Pero él no. El único sentimiento que había del castaño hacia el rizado era asco. Asco por el olor que desprendía, asco por su apareciencia descuidada, asco por esos rizos -seguramente-  sucios. Louis estaba casi un cien porciento seguro que aquél muchacho se encontraba así a causa de las drogas, había visto documentales sobre adolescentes que se drogaban con dinero que obviamente no poseían y por ese motivo terminaban en la calle, sin siquiera un techo donde dormir. Decidió alejar todos esos pensamientos, no quería amargar aún más su mañana. Tenía cosas más importantes que hacer que detenerse a analizar la patética vida de un vago.

Por otro lado de encontraba Harry, humillado. Una vez más. Y Hambriento. Caminaba sin dirección alguna, sólo rebuscando entre los contenedores de basura a ver si con un poco de suerte encontraba algo comestible y así fue, llegó a una tienda de comida rápida, rebusco por décima vez en el día y ahora si corrió con suerte al encontrar lo que al parecer era un poco más de la mitad de una hamburguesa, le sacó la envoltura sobrante y también le quitó un pedazo de pan remojado con un líquido -realmente desconocido- para él. La comió desesperadamente, tenía un buen rato sin probar bocado alguno y por ende su estómago rugia exigiendo alimento. Sonrió satisfecho. Esa hamburguesa era realmente buena, no tenia idea del por qué alguien la tiraria, pero le agradecia al cielo por ello. Ese bocado sería suficiente por hoy. No tendría que robar alimentos a alguna tienda como en ocasiones pasadas y así Dios no se molestaría con él.

El rizado hizo camino hacia una avenida muy concurrida donde acostumbraba hacer malabares con unas viejas pelotitas para así ganar unos cuantos pesos.
La noche calló y sólo logró juntar alrededor de cuatro dólares, de ahí dos iban para Jack.  Ese era el precio si Harry quería seguir trabajando en dicha avenida. Pagó a Jack lo acordado, conversaron un poco sobre como les fue de mal en el día si de propinas hablamos y sin más de despidió para emprender camino hacia Deaking

Su estómago comenzaba a exigir alimentos, y no lo culpaba ya que su última comida fue una pobre hamburguesa a eso de las siete cuarenta y tres de la mañana, y ya era pasada de la una de la madrugada. Percibió a lo lejos una tienda de autoservicio que al parecer tenía servicio las veinticuatro horas y sin pensarlo mucho se adentró al lugar, no dio más de cinco pasos cuando un guardia le habló llamando su atención.

"Disculpa, no puedes estar aquí." Mencionó aquel señor que al parecer era el guardia de seguridad.

"¿Porqué no? T-tengo uhm tengo d-dinero" respondió el menor rebuscando en -lo que algún día fue- un abrigo. "N-no, no voy a robar..." añadió cabizbajo, pena totalmente visible en su mirada.

"No... No. No es eso, verás, nosotros tenemos normas, reglas. Y debo asegurar se cumplan."

Harry no respondió, acostumbrado a esos tratos, lo sabía. Gente como el era difícilmente aceptada, no culpaba al señor, hasta a el le daba asco su apariencia maloliente y mugrosa, pero por más que se esforzara no podía estar presentable todos los días, no siempre encontraba donde darse una buena ducha. Estaba por darse la media vuelta y salir de ahí totalmente avergonzado cuando fue interrumpido por un leve roze en su hombro y la grave voz de aquel viejo.

"Pero si me permites aún puedo hacer algo por ti, pequeño. Aguarda un momento ahí afuera." Añadió el señor como adivinando los pensamientos de aquel muchachito de rulos color chocolate. En verdad le daba pena actuar de esa manera tan discriminatoria con el joven, pero... ¿que más podía hacer? Era su trabajo.

Cuando el hombre salió vio como Harry estaba sentado en la banqueta, le chistó un par de veces hasta que logró llamar su atención, Harry volteó y rápidamente se acercó hacia donde el guardia.

"Toma, sé que no es mucho, pero algo es algo ¿no?, toma. Es tuyo." Aseguró tendiendo una bolsa hacia el menor.

"Oh, no y-yo no, no... No puedo aceptarlo, señor." Balbuceó

"Claro que puedes, tomalo a modo de disculpa, seguro tienes hambre y yo te negué la entrada" dijo mostrándole una sincera y reconfortante sonrisa. Harry enserio, muy enserio se lamentaba por haberlo maldecido minutos antes.

"Muchas gracias s-señor de... de verdad. Dios se lo recompense y multiplique." Sonrió mostrando unos perfectos hoyuelos. 

Se encontró haciendo camino hacia ya cierto y conocido lugar, no sin antes tomar unos cuantos cartones limpios que encontró en su camino. Acomodó todo perfectamente. los cartones nuevos, una sucia pero cálida manta que siempre cargaba consigo en un pequeño morral y se acomodó en pose de indio, comenzó a hurgar en la bolsa que le había dado aquel señor (con el cual estaba infinitamente agradecido), un yougurth, una pieza -realmente suave- de pan dulce, algo de fruta envasada, un par de sándwiches, latas de atún, botellas de agua potable, saborizantes artificiales y algunos otros pocos alimentos no perecederos. Si. Definitivamente la vida hoy le había sonreído y estaba en la gloria pura. Tenía comida para unos cuantos días y dos dólares, que afortunado muchacho, un gran dia sin duda.
Decidió comer el pan y el yougurth, sin embargo sólo comería la mitad de ambos, por más hambre que tuviera no iba a darse el lujo de comer hasta llenarse, debía hacer rendir los alimentos, no iba a ser un jodido basto, se encontraba recién disfrutando de aquella delicia cundo vio a un hombre acercarse.










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PRIMER CAPITULOOOOOOO YEIH!!!!!

como podrán notar cambié la portada, esta que hice me gustó más. Wuuu💕 y el título también lo cambié, bc el otro no tenía sentido así que..... espero les haya gustado, si es así trataré de actualizar mañana, aunque no les prometo nada porque es mi cumple y así, pero haber qué igual ya lo tengo escrito y sólo sería copiarlo a acá. Whateverrrrrrr los tkm nos leemos después.

Si notan algún error ortográfico o tienen alguna crítica constructiva haganmelo saber.

Whit love yhes♡

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