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7 de noviembre de 1983

Todo comenzó con la desaparición de Will Byers.

Bee Harrington llegó una vez más al Hawkings middle school. Llevaba su pelo rubio lacio medio recogido y sujeto con un lazo rosa, del mismo color que su vestido. Se bajó del coche, se despidió de su chófer, y miró a Steve, su hermano, quién se quejaba porque no tenía su motocicleta aún fuera del taller.

—¿No estás cabreada?—Preguntó su hermano, alzando una ceja—Te han obligado a pasar tiempo con ellos. Vaya suerte que tienes.

Bee resopló, malhumorada.

—Me lo tenía merecido. Creo que me he pasado.

Su hermano soltó una risita y la miró con superioridad durante unos segundos.

Menudo imbécil

—No te sentirías culpable si no te hubieran pillado pegando a el hermano de Nancy. ¿Cierto?

Bee pegó un portazo. No se libró de oir la risotada de su hermano mayor, pero si de tener que soportarlo por más tiempo.

Lo primero que hizo fue ir hacia el recreo, había llegado antes de lo normal. Se preguntó quién estaría allí.

Claro. Los cuatro anormales. Bueno, en realidad sólo había tres en aquel momento, y dos matones de su curso también estaban allí. Estaban hablando con ellos, o más bien burlandose. No se acercó a ayudar a ninguno de los dos bandos, no tenía ganas, no en ese momento. Aunque tenía que pedir perdón a los cuatro raritos, porque el colegio había llamado a sus padres quejándose y estos la habían obligado a disculparse.

—¡Arcerquense todos, señoras y señores! ¡Acerquense y compren sus entradas para la feria de los fénomenos!—Dijo uno—¿Quien crees que ganaría más dinero en una feria? ¿Media noche, cara rana o desdentado?

El insulto de cara rana es mío, mongolo.

Yo digo que desdentado.—Se burló el más gordo.

Dustin era un chico de su clase al que le faltaban varios dientes y que se juntaba mucho con los raritos. Nunca había hablado con él, a menos de que gritarle desdentado sirviera como charla.

—¡Ya os lo he dicho millones de veces, se llama displasia cleidocraneal!

Se planteó si realmente quería hacerlo. Siempre podía ser simpática con ellos, y ya está. ¡No tenía por qué ser su amiga! Pero lo que se complicaba era que el estado la obligaba a pasar tres semanas a su lado.

Dió cortos pasos en dirección a el grupo en frente suyo. Trató de sonreír amablemente,—Cosa que evidentemente no le salió— y sacó una galleta de su mochila rosa claro. Se rió al ver que en el glaseado tenía escrito lo siguiente;

«Perdón »

Su criada había vuelto a ir a comprar su merienda en la mejor pastelería del pueblo de Hawkings.
En aquel lugar todos los postres tenían mensajes prediseñados.

Sacó la caja con las galletas y guardó la que tenía en la mano. Miró a Mike, a Dustin y a Lucas. Ellos hicieron lo mismo. Pero con cierto desprecio. Y no les culpaba. Tenía que pedir disculpas.

—Dustin, siento mucho lo que te ha pasado—susurró.

"Y siento mucho que te lleves con el tonto de cara rana" Se burló mentalmente.

Dustin se quedó mudo. Eso era inesperado.

Al darse cuenta de la extraña situación en la que se encontraba, Bee sacó una galleta en la que había un corazón de glaseado de vainilla.

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⏰ Última actualización: Mar 08, 2018 ⏰

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