Este no es el fin [Fanfic Mangel] (Adaptada)

Maratón 1/2

Capítulo 2.-

Débora estaba completamente dormida, soñaba con un joven de rasgos bonitos, no lo podía distinguir bien pero era hermoso y muy dulce con ella. Se despertó exaltada, miro hacia todos los lados y vio como la azafata la miraba con compasión, se dio media vuelta y se fue caminando por el pasillo, y escuchó que el altavoz del avión decía "Bienvenidos a Madrid".
Se acomodó la polera y peino con sus dedos un poco su pelo, y se dispuso a pararse. Era un bonito día, era cálido y el cielo completamente azul, caminaba lentamente y se afirmó de su bolso haciendo que su corazón asimilara las cosas, bajo por las escaleras del avión lento, cuando pudo distinguir a su padre con una gran sonrisa en el rostro, moviéndole la mano con gran cariño, Débora intento sonreír, no quería hacer sentir mal a su padre —a pesar de todo lo ocurrido con su madre, lo quería mucho— respiro profundo mientras caminaba en dirección a él.

—Aquí comenzaras todo de cero Débora— Pensó para ella mismo, volvió a sonreír y recibió un fuerte y cariñoso abrazo de su padre lamentablemente su corazón no lo sintió como hubiese querido, su padre ahora era más alegre, antes era serio y algo frío, pero Débora jamás dudo que la haya amado, creía que su corazón aun no asimilaba un gesto de cariño.

Subieron al coche, era bonito y espacioso. Débora bajo la ventanilla polarizada mientras admiraba cada uno de los lugares de Madrid, la gente, los autos y todo lo que había allí le encantaba; sintió como su padre tomaba su mano y recordó los momentos cuando era pequeña, se estremeció por completo y lo miro con algo de incertidumbre a sus ojos.  Sonrío, por primera vez veía una luz especial en los ojos de su padre, ahora eran más brillosos y humildes, volteó lentamente su vista a la ventana y se dio cuenta que llegaban a un barrio muy lujoso y hermoso, un gran portón negro se abrió dando paso a el auto a la bonita casa de su padre; era de bloques muy blancos con un jardín lleno de flores y una gran pileta de bienvenida, un tejado rojo y ventanas con vidrios transparentes.
Cuando el coche estaba completamente detenido, la puerta se abrió lentamente y Débora bajo acompañada por su padre, antes de caminar se detuvo y miró hacia la puerta color negra de entrada donde se encontraba la actual conviviente de su papá, que mostraba una amplia sonrisa de recibimiento y unos tiernos ojos que demostraban que era feliz y estaba llena de amor, Débora camino tímidamente y se dejó llevar por la situación, sonriendo Matilde la abrazó y besó su mejilla, Débora se estremeció por aquel acto y entraron juntas a la casa, mientras que su padre las seguía de atrás.

—Bienvenida Débora —le dijo Matilde enseñándole el vestíbulo con sus dos brazos abiertos—A tu nuevo hogar.

— ¡Muchas gracias!— Le contestó aguantando un sollozo que se alojaba con fuerzas en su garganta

—Ya, tranquila princesa, todo estará bien —Dijo su padre con un tono calmado acariciando su cabello

Mangel, por su lado estaba en su habitación, era espaciosa y en un anexo tenía su propia oficina. Estaba con su computadora jugando a un nuevo juego que había salido hace unos días mientras hablaba con Jade, su incomparable amiga. Cuando sintió que su madre lo llamaba cerro la tapa de la computadora ——miro con un poco de fastidio y cortó la llamada— y bajo las escaleras lentamente ya que odiaba que interrumpan cuando estaba jugando, su vista cambió de repente cuando se fijó en Débora, que cambiada estaba era hermosa, con un cuerpo perfecto, su paso se comenzó a ser lento y algo se estremeció dentro de él cuando observó la cara de tristeza que tenía Débora pero la ironía volvía recordó lo desagradable y malhumorada que era desde pequeña, seguramente no había cambiado desde entonces.

—Así que llego la aparecida —dijo Mangel y puso una mueca de desagrado

— ¿Ya llegaste con tu idiotez? —Preguntó Débora levantando levemente su fina ceja

— Y tú con tu estupidez e ignorancia— Le devolvió Mangel con una mirada fría