5.5K 698 129
                                    

Ocho treinta de la mañana, Todoroki aún se preguntaba la razón por la que estaba en aquel lugar adornado por corazones y ángeles colgando en el techo y las paredes de la tienda representando a cupido. El olor a chocolate estaba en todo el lugar, dulce como si el mismo lugar hubiera sido creado por el dicho dulce. Su mano tomo una bolsita decorada de manera tradicional y corriente, chocolates hechos a mano ¿pero serían buenos? Nunca había comprado aquellas cosas en lo que llevaba de vida.

—¿Estás buscando algo para tu novia? —escucho una voz a su lado la cual le hizo soltar la pequeña bolsita ¿Novia? Bakugou no era ni remotamente una chica ni mucho menos su novio, sus mejillas repentinamente se calentaron al imaginar que aquello si quiera podría ser posible—. Entonces es así, esos chocolates solo son de cortesía, ya sabes, no es solo el día del amor. Es para darle a amigos, son populares entre las chicas. —explicó, era una trabajadora de aquel lugar.

—¿Entonces... qué es lo que se da en este día a la persona... —¿qué era Bakugou para él? Su corazón latió al pensar en la respuesta—. Una persona que es especial para ti? —termino por preguntar.

Ella soltó una pequeña risilla, seguramente se veía extraño en una tienda sin conocer nada al respecto.

—Al parecer si es alguien especial, ella realmente le agradara recibir esto. —le indico con la mano que le siguiera hacia uno de los escaparates. En ellos solo había tres chocolates de aquel tipo, era un corazón y dentro había una especie de bombones envueltos en papel de oro ¿No sería bastante raro regalar algo tan femenino a un chico? Todoroki lamió sus labios un poco dudosos hasta que vio que la chica le guiñaba de manera juguetona el ojo—. Son de edición limitada, estoy segura de que le conquistaras con esto. —De alguna manera quería que las palabras de la chica fueran reales, pero un chocolate conquistando a alguien como Bakugou era una estupidez, incluso si fuera el chocolate más mágico o delicioso que existiera. Rendido tomo el presente y dejo que lo echaran a una pequeña bolsita bien confeccionada para retomar su camino a Yuuhei.

Termino llegando al término un poco antes de que llegara el maestro, había bastante ruido en el salón.

—Es sorprendente, realmente Kacchan es muy popular. —Escucho la voz de Midoriya hablando mientras una risa algo peculiar e inocente se hacía notar.

—¿Verdad? Parece que a las chicas realmente les gusta el carácter de perro de nuestro Bakugou. —la oyó bromear.

—Cierra la puta boca, perra flotante. —Katsuki, parecía bastante irritado. Todoroki no sabía de qué estaban hablando, pero pudo notar al entrar al salón una gran cantidad de chocolates en la mesa del rubio. Por un momento sus miradas se encontraron, y entonces el rubio desvió la mirada para evitarle rápidamente el enfrentamiento, siempre era así, huyendo como si fuera la peste a quien estuviera viendo.

—¿Qué estás mirando, bastardo dos caras? —gruño mientras guardaba los chocolates en su bolso con fastidio. Al parecer no le agradaba recibir aquellos presentes. El joven heterocromatico escondió la bolsa que llevaba antes de encogerse de hombros.

—Parece que eres muy solicitado. —comentó para sentarse en su asiento.

—Mira quien habla, Todoroki. —Sonrió con plenas ganas de asesinarlo—. No es como si no estuvieran tras tu culo. —No sabía si era idea de él, pero el bicolor noto cierto resentimiento en las palabras del rubio ¿Le habría entregado ya el chocolate a la persona que gustaba? Midoriya no parecía tener nada en sus manos o estar nervioso de alguna manera.

—Realmente no estoy interesado en este tipo de eventos. —Comentó de manera fría y desinteresada. No era mentira, se obligó a pensar, en su vida había recibido bastantes elogios, pero nunca había sido su objetivo encontrar el amor o algo parecido, al menos antes de darse cuenta de lo que Bakugou representaba para él.

A lo largo de las clases Todoroki noto a jóvenes entregarle paquetes a Bakugou, de alguna manera este también parecía estar sorprendido con los sucesos. ¿Por qué sentía tanto dolor de que los recibiera? ¿Por qué no podía dejar de pensar en la receta que había encontrado la noche anterior? ¿Por qué no podía solo ignorar aquel sentimiento y pensar lógicamente?

Sus ojos se centraron en el rubio que se acercaba a paso lento y aburrido, su caminar, su cabello moviéndose a cada paso descoordinado y rebelde que daba.

¿Cuándo había llegado el momento en que se había enamorado de Bakugou? Había sido en aquellas inconstantes veces en las que este le había exigido que se enfrentara realmente a él o en el campamento, recordaba haberse sentido impotente por no haberlo podido salvar. Por haberlo tenido en sus manos y haber fallado dejando que la alianza de villanos lo alejara ¿Cuánto tiempo lo había estado observando sin darse cuenta que lo hacía? Pero ahora, no había un miedo más real que el que experimentaba en ese momento...

«¿Quién es? ¿Quién es la persona que te hace latir el corazón?»

«¿Puedo amar a alguien sin que termine siendo un horrible holocausto como el de mis padres?»

«¿Puedes amarme?»

Sus ojos se encontraron, la mente de Todoroki era un lio, pero no quedaba mucho más que hacer, incluso si aquello resultara mal su mano se movió, hasta que la bolsa golpeo el pecho del chico explosivo. Cuando este miro el objeto sosteniéndolo en las manos, el bicolor paso por su lado ¿Estaba huyendo? ¿Desde cuándo él huía de alguna cosa? Si su padre lo viera en ese momento, definitivamente haría alarde de lo estúpido que era.

—Feliz san Valentín... —Dijo por lo bajo antes de comenzar a alejarse, lo suficiente como para que Bakugou pudiera escucharlo.

—¿Ah? ¡Oi dos caras ¿Qué mierda con esto! —Todoroki sintió como sus mejillas quemaban solo quería evitarlo. Sólo debía escapar del lugar y olvidar que había hecho algo tan problemático con el joven más problemático de toda la academia—. ¿Qué rayos con ese idiota? —Fue lo último que le escucho decir mientras se alejaba intentando no demostrar lo nervioso que se sentía en ese momento. No lograba entenderse a sí mismo. No lograba comprender como es que se había podido enamorar de Bakugou, pues pese a que este era atractivo y aquel carácter prepotente e indócil le forzaban a tomar interés en él, Todoroki podría asegurar que no era su tipo a primera vista. Si tuviera que decidir de quien enamorarse, habría sido alguien como Midoriya, dulce e inocente, pero Bakugou no era nada de eso. Era alguien que jamás pediría ayuda, alguien que solo pensaba de manera egoísta a su parecer, pero también había notado que ciertas acciones del rubio siempre se basaban en el cuidado de los que se encontraban a su alrededor.

—Soy un completo idiota... —pensó antes de dejar que todo el peso de los celos y el amor consumieran sus pensamientos recordando la imagen de Bakugou estupefacto del día anterior cuando sus labios habrían estado tan juntos—. Tal vez debí tomar la oportunidad.


día de san valentin, una sorpresa para dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora