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Cuando subí a mi habitación después del encuentro que tuve con Octavia, pude darme cuenta del daño que me causó, mi ojo estaba hinchado y de a poco formando colores morados sobre las superficie roja. Mi nariz seguía delicada y de seguro inflamada por lo mucho que me dolía.

Me senté en mi cama con una toalla para secarme el cabello, aún faltaban horas para que ocurriera la cena de bienvenida, así que tenía tiempo para dejar secar mi cabello. La impotencia llenaba mi ser de una manera tremenda, no podía evitarlo, estaba muy enojada con Octavia, de verdad que la odiaba. Mis padres se sentirían realmente avergonzados y decepcionados de mí por la manera frágil en la que actué frente a ella.

[...]

Sin haberme dado cuenta, me quedé dormida. Desperté encima de la húmeda toalla y para ese entonces tenía el cabello seco, pero con mis rizos desordenados, carentes de forma.
Me costaba respirar, sentía algo dentro de mi nariz y metí mis dedos para sacar aquello que estaba dentro, al encontrar pequeños bultos y sacarlos, pude notar que en realidad eran costras de sangre. Al sacarlas provoqué que comenzara a sangrar mi nariz.
Salí de mi habitación para dirigirme al único baño en el pasillo, al entrar y mirarme al espejo pude notar con claridad lo destrozada que había quedado. La hinchazón hacia que no pudiera ni abrir mi ojo que se encontraba cubierto de tonos morados.

 La hinchazón hacia que no pudiera ni abrir mi ojo que se encontraba cubierto de tonos morados

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Realmente lucía como una perdedora. Cuando debía ser Octavia la que se viera así. Lavé mi rostro hasta quitar cualquier rastro de sangre. Volví a mi habitación donde cubrí mi ojo con el mismo parche que siempre utilizo, supongo que debo estar agradecida que sea el afectado mi ojo impuro.

Salí otra vez, dispuesta a ir a la cena, no sin antes colocarme la cinta en mi cabello. Al cerrar la puerta puedo ver como Olivia se encontraba mirando el interior de la puerta entreabierta de Adrien. No podía creer como era tan asquerosa para espiar a su propio hermano.

Que asco Pronuncié sin poder evitarlo, realmente me causaba desagrado imaginarme las intenciones ocultas en su acción. Aunque prefería ignorarlo por ahora e ir a la cena, hasta que ella tocó mi hombro antes que bajara por completo.

Luego me pregunta sobre Octavia, no pude esconder la rabia y el profundo dolor que me provocaba recordar todo lo que ellas han hecho conmigo todo el tiempo. ¿Cómo se atreve a hacer ese rostro de compasión? Las lágrimas no tardaron en salir de mis ojos, de seguro me veía patética. No soporté que me viera en esa situación y volví a tomar mi camino hacia el comedor. No sin antes encontrarme con mi supuesto padre que venía sonriendo con una botella de vino, se le veía demasiado contento, mientras nos pedía que fuéramos a sentarnos.

Perdóname, mamá, perdóname, papá. Porque les he fallado. Le mostré mi debilidad a un ser impuro, lloré frente a Olivia. Sequé mis lágrimas y me senté en la mesa con los demás mientras me mantenía mirando hacia abajo.

[...]

Después de comer el último trozo de pie de limón de mi plato, me levanté esperando que creyeran que iba a mi habitación, pero en realidad fui a la casa del árbol, quería disculparme correctamente con mis padres. Les quería rogar que no me dejaran.
Yo volvería a imponerme ante los demás, los golpes que tenía no significaban nada. Pero ellos no querían escucharme me estaban abandonando definitivamente.

No podía soportarlo, de verdad que no... Yo tengo potencial, sé que merezco más, soy su hija, necesito su apoyo. Escuché algunos gritos, que de seguro eran de mis hermanos, no comprendía lo que sucedía hasta que sentí punzantes dolores en mi pecho y estómago, no lo resistía. Era como si abrieran mi piel, intenté de manera desesperada quitar mi vestido para ver que tenía, pero sin darme cuenta perdí el equilibrio, cayendo por la pequeña ventana de la casa.
Después de eso todo se volvió distorsionado, lo último que sentí fue temor y un manto de agua cubrirme completamente antes de perder el conocimiento.


Los vagos recuerdos que tenemos sobre lo ocurrido, no tendrán nunca una respuesta.
Los seres que creíamos tan cercanos se transformaron en la causa de nuestro fin.

Elizabeth © | Libro #13 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora