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—¡hey desgraciado! ¡me salpicaste!— chilló el pelirosa desde el piso, tapando su rostro.

...

Estando ahora sentados en el sofá, una gran idea llegó a la cabeza de Jungkook, o mas bien, un montón de ideas que al final de todo no sirvieron para nada.

Seguían atados.

Jimin del pie y Jungkook la mano, teniendo que tener ambas partes del cuerpo juntas.

Trataron de por lo menos comer algo de ramen.

—joder, llamemos a la policía, llama al 110.

Habló Jimin desesperado mientras tenía un pie sobre el suelo, o mas bien, la alfombra.

Ambos estaban en el piso.

—estás loco— habló cansado el castaño.

—o a un cerrajero— volvió a hablar luego de unos segundos de pensar.

—¡no!

Ambos en la ventana veían como amanecía, como el día volvía a empezar.

—está amaneciendo.

—si.

—¿Qué hacemos?— cuestionó el pelirosa quien mantenía su pie alzado, manteniéndolo sobre el borde de la ventana, la cual estaba cerrada.

—Vamos.

...

Caminaban por las desiertas calles a esta hora de la mañana. O mas bien, Jungkook lo intentaba, literalmente se arrastraba por el frío piso con hojas secas de árboles.

Hubo un punto en el que se cansó y se levantó haciendo por inercia que Jimin levantara el pie y casi cayera, de no ser por que Jungkook le cargó como princesa.

—¿es enserio?— frunció el ceño.

—callate, no me arrastraré.

.

.

.

💜

—Ésta semana... hemos hecho algunos cambios para el programa de ésta semana— de nuevo el director.

—¿Qué cambios?— preguntó Jimin, confundido y asustado, a veces los cambios no eran buenos.

Hacia ya varias horas habían podido llegar a pedir ayuda para quitar aquellas insoportables esposas.

—lo que teníamos planeado para la grabación, no encaja con la agenda de Jungkook en Corea— contestó dando a entender lo obvio.

—entonces puedo descansar— más que una pregunta, lo afirmó, sonriendo.

—no, no puedes— el pelirosa borró su sonrisa— pero lo puedes tomar como un paseo por Corea, Seoul—sonrió el director.

—¿entonces yo puedo descansar?— preguntó un feliz MinHo, pero la felicidad se fue cuando Jungkook golpeó la mesa mirando a su guardaespaldas a través de sus negras gafas.

—¿Corea... Seoul?— cuestionó Jimin en voz baja.

Puesto que literalmente vivía lejos de Seúl a donde tendrían que viajar, pero lejos en todo el sentido de la palabra, ni vivía en Busan, ni en Daegu, ni en Incheon, no, era una ciudad alejada de la gran Seoul. Mas bien, su nombre era Gwangju, muy cerca de la isla Jeju. Se había mudado hace apenas unos meses.

Antifan » Kookmin 곡민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora