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"Recordar es fácil para quien tiene memoria. Olvidar es difícil para quien tiene corazón"

Harry conduce hasta un poco más lejos del centro de la ciudad, aparcando en frente de una casa destartalada casi al final de un callejón sin salida. No me creo que vive aquí hasta que se baja de la moto. La casa es de una planta solamente, tiene un patio delantero seco y descuidado con el tronco talado de lo que fue un árbol. La pintura blanca de la fachada se está desconchando haciendo que aparezcan manchas amarillentas por la superficie. Harry me mira y me bajo de la moto, entonces la dirige hasta la puerta de un garaje a la derecha de la casa. Lo abre y la mete dentro, sale y va hacia la puerta de entrada que al abrirla suena un fuerte chirrido.

Yo sigo ahí observando la casa e imaginando lo que habrá dentro. Me quito el casco y sigo los escalones de piedras hasta la puerta de la entrada. Al entrar huele a cerrado, humedad, como si fuera abierta por primera vez en años. Al entrar lo primero que hay es un pequeño hall con un mueble en la pared y un larguísimo pasillo que dobla a la izquierda. A los lados de ese pasillo se encuentran las habitaciones.

A medida que voy caminando siento que mis pies se pegan en algo pringoso en ciertas partes del suelo. Esto es lo último que me esperaba de Harry si supuestamente gana todas las carreras en las que participa.

– Hay una habitación libre, ahí te quedarás a dormir. Para mañana tendrás tu ropa. – Dice Harry y sin esperar respuesta me esquiva en el pasillo y camina por él.

– Espera... – logro llamar su atención – ¿y qué me pongo para dormir esta noche?

– Duerme con lo que tienes puesto, solo será una noche. – Asiento insatisfecha y me voy directamente a la habitación que Harry me ha asignado. Hay una cama que al sentarme crujen los muelles, una pequeñísima ventana con las persianas bajadas, un mueble con cajones y una mesita de noche vacía con polvo y ceniza de cigarrillos.

Me quedo sentada en la cama, prometí que no volvería a llorar pero esto me viene grande. Simplemente me quedo sentada, mirando a mi alrededor mientras intento reconfortarme en mis propios brazos. Estoy demasiado agotada para seguir en pie, no siento mi cuerpo ni siquiera siento mi cabeza. Tal vez hayan pasado minutos y minutos pero yo sigo ahí sentada, hasta que se apaga la última luz de la ciudad.

* * *

Al despertarme a penas entran rayos de sol por la ventana, me levanto para abrirla pero la persiana está rota y no sube casi nada.

Anoche me quedé dormida. Cuando estuve un rato sentada en la cama acabé dejándome caer y cerré los ojos un momento pero simplemente me rendí.

Escucho voces por el pasillo, la mayoría masculinas pero entre ellas se distingue solo una mujer. Me vuelvo a sentar en la cama, observando la puerta de la habitación con impaciencia ¿van a entrar? Por un momento veo las sombras de sus pies bajo la rejilla de la puerta, pero pasan de largo hacia la salida. Y se van. Solo se escuchan otros pasos que supongo que serán los de Harry, quien es el único que finalmente se queda parado en frente de mi puerta.

– Kylie – Me llama – son las cinco de la tarde, sal ya. – Me quedo en silencio aún mirando la puerta cerrada, entonces él da un fuerte golpe en ésta haciendo que me sobresalte.

– Ya, ya salgo. Un momento.

Ese pequeño susto no sé si es por el golpe de Harry o por el tener que afrontarle ahora. Me siento impotente, pueden pasar miles de cosas cuando salga por esa puerta pero a la vez no puedo hacer nada para evitarlo. ¿Qué puedo hacer? No puedo escapar, no puedo irme. No tengo un lugar donde quedarme o donde ir, ni dinero ni móvil ni nadie. Estoy sola con Harry, ya que Darren era todo lo que tenía y también le he perdido.

Hostage [h.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora