Cap. 8 ¿Final?

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Una fresca brisa meneo sus cabellos, podía asegurar que estaba en su jardín, si, donde había tenido aquel picnic con su esposa. Abrió los ojos encontrándose con otro par carmesí y una sonrisa infantil.

-¡Despertaste! Pensé que seguirías durmiendo Otosan-la menor le sonrió amplio y se levanto-Okasan, ¿puedo ir con Karashi niisan?

-Solo no se alejen mucho y Osori...-la mirada que le dedicó a su hija fue de seriedad-

-Ajajaja, si ya se, nada de acercarse al acantilado-hizo un puchero y alzando su vestido pomposo, lanzando sus pequeñas zapatillas corrió hasta su hermano mayor que al verla corrió horrorizado lejos de esta-

-¿Kara? ¿Estoy muerto?-las caricias en sus cabellos no le permitían poder abrir más los ojos como para ver a su esposa-

-Claro que no Osomatsu, tú eres demasiado fuerte como para morir, tu cuerpo esta dormido simplemente, aunque ya debes despertar-al fin el de ojos azules se acercó para verlo a los ojos-

Tenía una hermosa sonrisa en los labios, su cabello era más largo, hasta los hombros y seguía usando aquel hermoso vestido azul con el que lo había conocido.

-¿Despertar?-su esposa lo beso en la frente y se sumió en un profundo sueño nuevamente-

-¡Su majestad!-la sirvienta dejó caer la charola al ver al de ojos carmesí abrir los ojos-¡Señor Kamimatsu! ¡Señor Kamimatsu!

Prontamente el de ojos dorados llegó a la habitación acompañado del médico real, el de ojos carmesí había sido determinado "dormido" su corazón seguía vivo y daba señales de vida más el no despertaba, lo declararon muerto más por órdenes del mismo Kamimatsu este fue atendido, el de ojos dorados no aceptaba la muerte del soberano de esa manera, durante la revuelca lograron dar con el pequeño príncipe que se encontraba bien, solo algo sucio y asustado, arrestando a los responsables de aquella guerra sin sentido y haber perdido muchas vidas, entre ellas la suya.

-¿Donde esta Karamatsu?-fue lo primero que pregunto tan solo al recobrar la consciencia-

Los ojos dorados de su consejero temblaron y bajo la mirada negando.

-Mi señor, solo logramos hacer una cosa por nuestra reina-dio la orden de que pasaran y una sirvienta con un pequeño bulto rosa se acercó dándole la menor al consejero del rey retirándose del lugar-

-Su esposa se encontraba en estado cuando fue secuestrado...-acomodo al infante en sus brazos-pero su cuerpo no pudo resistir más, mientras estuvo en un estado inerte su esposa estuvo luchando por darle la vida a la princesa Osori pero el, no está más con nosotros.

Las palabras de su consejero lo dejaron sin habla, las lágrimas resbalaron por sus mejillas y apretó las sabanas hasta desgarrarlas.

-¿Cómo? Yo... juré protegerlo y...-se llevó las manos al rostro permitiéndose llorar amargamente por la muerte de su amado-

El consejero apretó a la menor y esta por su parte soltó un bostezo abriendo sus ojos mirando con sus escarlatas orbes al hombre que la tenía en brazos, no era el calor de su madre, comenzó a removerse y llorar.

-Su majestad, ¿desea ver a la princesa?-con mucha cautela el hombre pregunto-

-S-si...-al tener cerca a la menor la tomó con cuidado entre sus brazos-u-una heredera Barano-sorbió su nariz al tener a la pequeña en sus brazos y frunció las cejas-

El hombre frente a ella se le hacía conocido, estaba triste y cuando este le extendió su dedo índice lo apretó con fuerza tratando de transmitirle seguridad, un, todo estará bien silencioso. Años después visitó la tumba de su esposa, llevándole rosas azules que el mismo y sus hijos se encargaban de cultivar, con trabajo, paciencia y ayuda de Kamimatsu logró criar a dos grandes líderes, su hijo ocupo su puesto a los 23 años, su hija con 21 años logró hacerse de título como caballero a pesar de ser una hermosa jovencita, con la vitalidad de Karamatsu y aunque esta lo negara vez tras vez, tenía el mismo noble corazón de su progenitor ojiazul, los años pasaron como una tortura para Osomatsu, no volvió a casarse mandando a callar a cualquiera que deseara imponerse a su decisión de guardarle luto al único que logró despertar el amor en su insensible corazón. A la edad de 94 años, el corazón del rey de Barano y Akumu dejó de latir.

-Espérame Karamatsu...

Con ese pensamiento, cerró sus ojos para siempre.

Actualidad

Los abrió nuevamente, estaba en un cuarto extraño, se levantó y miro a su alrededor, cinco rostros idénticos al suyo, sus cinco hermanitos menores, sonrió y miro en el segundo puesto del lado izquierdo, de sonrisa tranquila y cejas fruncidas, su hermosa princesa y esposa, había renacido como su hermano menor, su primer hermano menor, por el frío en el ambiente aún era de madrugada, se levantó para ir al balcón con cuidado de que nadie se levantara para después encender un cigarro, le dio una profunda calada recordando sus vidas pasadas, un poderoso rey, un rescatista, un rey vampiro, rió por esto, un youkai que fue sellado por exorcistas, un piloto de avión y ahora un neet bueno para nada.

-¿Osomatsu? ¿Que haces despierto?-bostezo el segundo tallando uno de sus ojos-

-Karamachu~ ¿que haces despierto?-era un pregunta absurda sabiendo que el mismo tenía un fuerte conexión con el menor-

-No se, no te sentí en el futón-se acerco a el para rascar su nuca y apoyar su frente a la espalda del mayor-my king...

Sus orbes ahora chocolate con destellos rojizos se abrieron amplio ante aquellas palabras, se volteó mirando aquellos ojos tan amorosos.

-¿Desde cuando?-tiro el cigarro para aplastarlo y tomó al menor por los hombros-

-Desde que te pegas como lapa a Totoko, idiota-frunció las cejas con claro dolor plasmado en su mirada-

-Karamatsu-su sonrisa idiota se ensanchó-dime que me amas como antes.

-¿Tengo cara de no amarte?-la irritación en su voz era clara-

-Quiero hacerte el amor aquí y ahora-lo beso en los labios con la clara intención de quitarle la pijama-

-¡Cat! ¡Cat!-grito haciendo que el cuarto de ellos se levantara con un impresionante velocidad apartando a ambos mayores que cayeron sobre el tercer hermano-

-¡¿Pero que les sucede par de idiotas?! ¡Apartense!

-¡Baseball!

-¿Jyushimatsu niisan? ¡No te quites la camisa Jyushimatsu niisan!

Se miraron y sonrieron para después besarse ante todo el alboroto que habían formado sus ahora hermanos.










No importa cuantas vidas pasen, cuantos años tenga que aguantar, volveremos a estar juntos pase lo que pase Karamatsu

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No importa cuantas vidas pasen, cuantos años tenga que aguantar, volveremos a estar juntos pase lo que pase Karamatsu.

   Osomatsu Matsuno

La Desgracia De Ser Princesa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora