Epílogo

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  ¿Quién hubiera pensado que las cosas saldrían mucho mejor de lo que esperaba? Digo, no era que Shawn esperaba que las cosas fueran mal porque él tenia este cierto pero muy, muy, pequeño flechazo con Camila; si era sincero estaba completamente, incondicionalmente, y locamente enamorado de la chica, pero vamos, ahora era un humano y discúlpenlo por tener ojos, los cuales eran profundos e intensos según las palabras de la chica, pero además de eso también era un humano con sentimientos, si ¿Quién lo diría? Así que era imposible no enamorarse con las acciones del más bajo. 

Pero se estaba adelantando, así que volviendo al día de la azotea, al día que oficialmente volvió a ser humano. Había ido a todas sus clases y gano uno o dos castigos por estar distraído viendo a cierta castaña de sonrisa hermosa y de ojos tan marrones como el más dulce chocolate; por supuesto que esa cierta castaña gano otros castigos también por pasarle papelitos en plena enseñanza, y si el profesor murmuraba algo sobre "Los jóvenes de hoy en día" nadie tenía por qué enterarse por lo que las clases terminaron pero no para la parejita que tuvo que aguantar dos horas de, no tan trágico, castigo. La compañía sin duda fue grata, y aunque estuvieron en silencio gracias a su amargado profesor eso no evito las miradas estúpidamente cursis; así que eso fue prácticamente todo lo interesante de aquel día. 

Luego de eso las cosas fueron de bien a mejor, Shawn se mudo al apartamento de Camila, algo apresurado según los murmullos de los pasillos pero ellos sabían que hacían lo correcto, eran compañeros de alma, digo, estuvieron esperándose casi un siglo ¿Cuánto más debían esperar? ¿Había una regla para eso? Como sea, llegaron juntos a través del último año de secundaria y ambos estaban ahora oficialmente en la universidad, la misma por suerte. Camila se especializaba en Literatura y si Shawn era sincero, Camila seria una muy, muy sexy profesora. Shawn por otro lado estaba estudiando Historia, y si, era una especie de tenia el titulo asegurado. Iba bien en todas sus clases lo que le dejaba mucho tiempo libre, gracias. También iba a todos los juegos de Lacrosse de su novia, ¿Había mencionado que amaba esa palabra? Porque por supuesto Camila quería jugar Lacrosse en la universidad, se convirtió en su porrista oficial salvo que menos pompones y piernas torneadas mostradas por las cortas minifaldas, no estaba en el travestismo. Así que eso era todo. Su hermosa y amorosa novia entro a la habitación con una bandeja de desayuno para el castaño como todas las mañanas cuando casualmente decidió compartir lo que tenia rondando en su mente hacia un buen tiempo.

- Oye Shawn, estaba pensando ¿Por qué no te conseguimos una alas y un arco?—super casual, y solo por explicación decidió añadir—, ya sabes para verte con el uniforme —Sin embargo lo dijo como broma, solo tanteando el terreno, sin embargo su muy sensible novio le acertó directo a la frente un manotazo que le hizo quejar— Ouch, era broma dios, ¿Dónde quedo el sentido del humor del que me enamore? —dramatizo.

Por supuesto que el castaño lo venia pensando también hacia un buen tiempo, que ambos tuvieran cierta motivación gracias a los disfraces era cosa de ellos también, nadie más debería saberlo. Pero no quería que la castaña se hiciera ideas que no era, al menos no hasta que llegara el momento por lo que con un bufido murmuro algo que sonaba como "Eres una reina del drama" antes de levantarse a hacer pis y cepillarse los dientes, y como era la costumbre Camila le dio un pequeño pellizco en su brazo izquierdo, todo muy cómodo y casual.

De todos modos hoy era el día perfecto. Camila tenía un examen en la tarde mientras que el castaño había cumplido su cuota de tortura mensual por lo que libre de exámenes, se consintió obligándose a faltar; si estaba preparando una sorpresa para su muy atlética novia o no, eso era solo una excusa mas para faltar.

Lo que la castaña no sabía es que justo las palabras del desayuno habían sido el detonante a la bomba que Mendes tenía dentro de sí mismo. Se preparó con todos los complementos y esperó a que su novia, y como amaba llamarla así, vestido con apenas un pequeño trozo de tela cubriendo su entrepierna de su espalda estaban sujetas dos alas blancas que aunque nunca dejo llegar a ver sin duda eran reales o al menos lo eran cuando había sido Cupido. Ahora tuvo que conformarse con comprar una en la tienda de disfraces y por supuesto su arco y flecha. Se sentía estúpido vestido así pero bien valió la pena la mirada que le lanzo la castaña apenas llego al dormitorio extrañada desde luego que su novio no le esperará en la sala como era su costumbre.

La Dirección de Cupido /ADAPTACIÓN/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora