Capítulo 2

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Shawn seguía sin saber qué diablos estaba pasando, mirando desde la azotea de algún edificio en donde se estaba quedando en el tiempo que estaba en la tierra ¿Cuánto llevaba en aquel lugar que tanto odiaba? Si, una semana, una asquerosa semana de ver como los humanos dejaban pasar la vida por delante de sus narices, desperdiciando el valioso tiempo que les quedaba de vida, olvidándose de todo lo que pasaba a su alrededor vio una pareja de amigos que reían de lo que sea que estuvieran hablando. Pudo ver mucho más allá, en sus corazones, que ambos tenían sentimientos el uno por el otro y más aún, eran compañeros de alma. Salto de la azotea llegando al suelo con una suave brisa y les siguió durante unos minutos aun con la preocupación de que pudieran verle. Odiaba comerse el cerebro pensando en alguna explicación razonable por lo que prefirió concentrarse en su próximo trabajo.

El pelinegro caminaba junto la castaña con sus hombros casi tocándose y sus manos rozándose con suavidad sin percatarse de nada, hacía tiempo que estaba sintiendo cosas por su mejor amiga pero no esperaba que Demi le correspondiera, se conformaba con pertenecer a su vida aunque fuese solo como un amigo. Claro que él no sabía que Demi se sentía justo de la misma manera, ambos estaban lo suficientemente asustados para hacer algo al respecto. Ambos temiendo de que el otro no se sintiera igual y por lo tanto, ambos callando lo que sentían. Shawn encontraba divertida la situación, ya se había topado con casos así antes sin duda no tenía necesidad de usar sus flechas, solo bastaba un pequeño empujón, una situación bastante comprometedora y entonces sus sentimientos saldrían al flotes por si solos.

Les siguió hasta un parque, el pelinegro empujaba la castaña en un columpio mientras desde donde estaba Shawn podía escuchar el rápido corazón, sus ojos se iluminaron y unas pequeñas arruguitas a los lados de estos se mostraron. Por razones como esas recordaban que no estaba tan mal ser el Dios del amor. Estuvo minutos mirando como reían y se miraban con aquella adoración mientras trataba de pensar en un buen plan; pensó en lluvia y escucho un gruñido desde el cielo, suplico y suplico entonces las nubes se comenzaban a golpear entre si, causando truenos y segundos más tarde la lluvia realmente fuerte comenzó.
Los chicos gritaron sorprendidos por que en las noticias no anunciaban lluvias para el día, rieron mientras corrían buscando donde esconderse en lo ancho del parque. Un pequeño techo fue su refugio aunque tuvieron que juntarse aún más el uno con el otro por lo pequeño que era. Sus miradas se encontraban durante segundos antes de que voltearan a ver a otro lado, así varias veces hasta que la lengua de Nick mojo su labio. La lluvia no paraba y comenzaba a hacer frío por lo que el pelinegro se abrazó a si mismo frotando las manos por sus brazos que tenían la piel de gallina, temblaba condenadamente con cada brisa, que traía consigo más lluvia mientras que Demi lo observaba contrariada ¿Debería abrazarlo? Ella también comenzaba a tener frio pero era soportable.

Shawn miro la escena desde una distancia prudente para así intervenir en caso de que se llegara el momento, podía sentir ambos corazones latiendo con rapidez, como el lazo que unía ambas almas se hacía cada vez más grande. Eso generalmente pasaba con los compañeros de alma, el lazo se volvía tan poderoso que creaba una burbuja alrededor de ellos, uniendo ambas almas como si nunca se hubiera separado. Sonrió cuando Demi abrió su gran chaquetón de piel y se abrazó a Nick cubriendo a ambos lo mejor que podía. Casi suspiro por ellos, los ojos de la morena y el pelinegro se encontraron y Shawn saco ambas flechas disparándolas en su contra, ambos se estremecieron sobresaltados al sentir la corriente eléctrica que los atravesó en el momento.

Demi vio los hermosos ojos del chico, aquellos que cambiaban de color con la luz del sol o la oscuridad volviéndose avellanas, miel y un hermoso caramelo. Aun no estaba segura de cual amaba más, un rayo cruzo el cielo seguido de un estruendo y ambos brincaron acercándose más por instinto, abrieron los ojos con sorpresa cuando se notaron la cercanía, ambas narices se rozaban y el aliento de uno se mezclaba con el otro. Ambos sentían la garganta seca, tragando grueso para quitar el nudo que se les hacía en el estómago.

La Dirección de Cupido /ADAPTACIÓN/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora