El por qué de las cosas

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—¿Cómo van las cosas? —Azazel levantó la vista de su café, aún no habían tenido tiempo para ir a visitar a Erik. Esa mañana ambos habían tenido bastantes pacientes y no podían dejar todo su trabajo de lado por estar junto a él.

—¿Con Magenta? —Charles hizo una mueca y Azazel rodó los ojos. —Deberías acostumbrarte desde antes que te conociera ya le llamaba así, eres prácticamente el único que le llama Erik.

Charles bebió un trago de café. —Lo sé, pero se me hace raro. Y no has respondido mi pregunta.

—Aún no ha dicho nada, creo que deberé presionarla —se sobó la sien algo agotado, odiaba hacer eso con sus pacientes y ahora que se trataba de su "hermanita" le sería más difícil. —Yo creo que debo conversar con ella y si no funciona tendrás que hacer algo tú.

Charles abrió los ojos sorprendido. —¿Yo, por qué?

—Porque tú eres telepata puedes ser de más ayuda, además ella te ama y estoy seguro que se le será más fácil contarte todo a ti —Charles asintió algo sonrojado. —Bueno voy por mi último paciente luego voy a verla, no vayas antes que yo. Nos vemos —Azazel le dio un apretón en el hombro al menor en forma de despedida y salió de la oficina.

Charles exhaló pesadamente peinándose el cabello con las manos, estaba frustrado no entendía como Erik, o más bien Magenta, cómo el cobrizo prefería que le llamarán, no haya querido hablar con Azazel sobre el incidente ni mucho menos de su pasado. Por desgracia para Erik las cosas ya no daban para más tenía que abrirse, tenían que resolver los asuntos para hacer borrón y cuenta nueva, y así por fin volver a construir su familia feliz.

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-—Hola preciosa —Azazel golpeteó suavemente la puerta entrando a la habitación.

—¡Azazel! —los ojos grises casi verdes de Erik se iluminaron cosa que no duro mucho al ver que su amigo se sentaba con la mirada seria en la silla que se encontraba junto a su cama.

Azazel frunció el ceño intentando concentrarse. —Hoy vengo como tu psiquiatra ¿Cómo prefieres que te llame?

Erik rodo los ojos. —Magenta —respondió en seco.

—Entonces ¿por dónde empezamos? —no tenía nada donde escribir más que nada quería escucharlo. Azazel quería que la sesión fuera más relajada haciendo creer a Erik que era una simple charla entre los dos.

Erik se encogió de hombros desinteresadamente. —¿Qué te parece desde que decidiste vestirte de mujer y llamarte Magenta?

—Me parece bien —Erik se mordió el labio nervioso y asintió. —Siempre tuve gustos por lo que socialmente es visto como femenino, en un principio fue raro pero de a poco fui entendiéndome a mí mismo y sentía la necesidad de ocupar lo que se me diera la gana.

—¿Quién fue la primera persona en darse cuenta? —Azazel preguntó sereno, había muchas cosas que sabía de Erik pero otras nunca las termino de descifrar.

La vista de Erik viajaba de sus manos que las movía nerviosamente a la cara de su amigo. —Mi mutter, cuando llegaba del colegio tenía aproximadamente tres horas en las cuales estaba solo y me vestía con la ropa de cuando ella era más joven. Aun así me quedaba enorme- formó una media sonrisa debido al recuerdo.

—¿Qué edad tenías?

—Seis o siete —Azazel escuchó en silencio invitándolo a que prosiguiera el relato. —Una tarde en la que llevaba un vestido, mi favorito por cierto, mi mutter llego antes de la hora regular encontrándome vestido de esa manera haciendo mi tarea. Su primera reacción fue sorpresa, la verdad pensé que en cualquier momento me cagaba encima, pero luego se rio de tal manera que me contagió.

Save me with your love [CHERIK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora