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Era un día normal, el ambiente era húmedo y frío.

No paraba de llover, algo qué tranquilizaba a Api, le encantaba la lluvia.

Noni sólo esperaba qué la lluvia se fuese, no le importaba una mierda ese tema, sólo quería reunirse con Api ya.

Los dos amigos se reunían a menudo, no se sabe si es por qué se extrañan, o por qué se divertían juntos.

  — Joder... —el pelinegro suspiró al ver qué la lluvia aún no paraba, aunque haya visto ayer a su amigo, lo extrañaba mucho igual.— No, mejor, así no veré a ese idiota.—su opinión cambió sin razón alguna, ahora ya no lo extrañaba ni un poco.

El pelinegro se encontraba sentado en el sillón, frente a un gran ventanal qué tenía en su casa, esperando a qué la lluvia parase y pudiera ir a ver a su amigo.

(...)

  — Noni debe estar esperando a qué pare la lluvia para venir a verme... o quizá no.—el castaño río por lo último, sabía qué su amigo era un bipolar.— Iré yo, ya qué la nenita no es capaz de salir de casa con lluvia.

El castaño agarró un saco color esmeralda, al igual qué un paraguas, adoraba caminar bajo la lluvia, además, así aprovechaba la poca tranquilidad qué había en las calles, ya qué casi a nadie le gustaba salir con un ambiente así.

Al fin, este salió de su casa, ya con el saco puesto. Las calles no estaban tan vacías cómo él esperaba, la niebla de apoderaba de toda la ciudad, pero de igual forma, había gente qué caminaba hacía sus trabajos, escuelas u otros lugares.

Al castaño le gustaba caminar, más si era bajo la lluvia, no podía entender cómo la gente no lo hacía. A veces este caminaba bajo la lluvia sin paraguas, y sorprendentemente, no se resfriaba ni nada por el estilo, algo un poco extraño la verdad.

(...)

  — Aún no para de llover... —el pelinegro no dejaba de mirar las gotas de agua de caían, odiaba con todo el alma qué lloviese en un día dónde quedara con Api.

De un momento a otro, tocaron la puerta, al pelinegro no le importó nada esto, así qué, no fue a abrir. La tocaron otra vez, pero a un ritmo qué sólo él y Api conocían, por lo qué él ya sabía qué era su adorado amigo.

  — ¡Api! —el pelinegro abrazó a su amigo apenas abría la puerta, golpeándose con esta, pero ni siquiera sintió dolor por el golpe.

  — Hola, vine a visitarte, ya qué sabía qué tú no saldrías ni loco. —en su cara se veía una sonrisa burlona, le parecía muy gracioso el comportamiento del pelinegro. Él no lo sabía, pero Noni odiaba esa sonrisa qué obviamente, era dirigida a él.

 Si sigues así, te vas a resfriar... —el pelinegro estaba muy preocupado, no quería qué le pasara algo a su amigo gracias a él.

 Tranquilo, no te preocupes, nunca me resfrío. —trato de tranquilizar a su amigo, quién ya estaba bastante preocupado, se le veía en la cara.— Además, sólo vengo por algo importante, y ese algo eres tú.

 Q-Qué tierno... —las mejillas del pelinegro se tornaron a un rosa suave, pero al pensar en lo qué dijo su amigo, volvió a la normalidad.— ¡¿Soy una cosa para ti?!

El castaño se echó a correr, ya qué sabía qué no saldría vivo de este, le desagradaba qué su amigo fuera un bipolar.

Sí, un bipolar.



[B] Bipolar.│Apioni│Donde viven las historias. Descúbrelo ahora