Parte 2

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Raquel despertó abrazada a un cuerpo cálido, sintió una respiración agradable en su cuello y abrió los ojos lentamente. Al notar que había alguien durmiendo con ella en su cama, se sobresaltó.

– ¡AHHHHHHHH! – Gritó pegando un salto de la cama y cayendo al suelo. La chica que estaba durmiendo con ella, se desperezó lentamente, mientras se sentaba en la cama y bostezaba, pestañeó varias veces hasta que cayó en cuenta de lo que pasaba. Se tocó sus brazos, su cara y se levantó empezando a asustarse. Miró al suelo y vio sus pies, levantó su mirada viendo a Raquel levantarse y alejarse.

– ¡AHHHHHHH! – Gritó esta vez Sara – ¿Q-qué ha pasado? – preguntó buscando algo que reflejara su imagen.

– ¿Q-quién eres? – preguntó Raquel desde una esquina de su habitación.

– ¿Eh? – Dijo mientras se miraba en el reflejo de la ventana – Sara – respondió.

– Es imposible – dijo buscando la muñeca con la mirada y al no verla, empezó a detallar a la chica en su habitación. Tenía hasta el mismo vestido floral, aunque un poco corto, la chica delgada y alta tenía las mismas características de su muñeca. La miró durante un rato, mientras Sara jugaba con su vestido y daba pequeños saltos.

– Jamás había hecho esto – dijo dando brinquitos – es divertido.

– S-se llama saltar – dijo pasando el susto y empezando a darse cuenta que si se trataba de Sara.

– Es divertido – dijo – un momento – agregó parando de golpe los brincos y mirando a Raquel – soy como tú – señalándose y luego señalando a Raquel – soy humana – y corrió hasta donde estaba la otra chica – mi deseo se cumplió – finalizó emocionada.

– No puedo creer esto – dijo Raquel un poco nerviosa, poniendo una de sus manos sobre su cabeza – ¿Deseaste ser humana? – preguntó volteando a mirarla.

– Sí – afirmó – sabía que deseaba algo, pero no sabía que era y anoche cuando lo pediste... 

– Espera – dijo Raquel interrumpiendo – ¿Yo te lo pedí? 

– Sí – respondió segura – dijiste "ojalá fueses real" y aquí estoy – dijo acercándose a ella – soy real. La cercanía puso un poco nerviosa a Raquel, pues dio un paso hacia atrás.

– Iremos a la tienda – dijo mirando a través de la ventana, verificando el clima. Tomó a Sara por la muñeca y salieron de la casa rápidamente, no sin antes darle a Sara un poco de ropa. No puedo creer que escuchara todo lo que le decía.

– ¡Vaya! Caminar cansa un poco – dijo resoplando a mitad de camino.

–- Es que estamos caminando rápido – le respondió sonriendo.

– Mi boca... – empezó a decir Sara – está un poco extraña – mirando asustada a Raquel. Mirada que provocó ternura en la chica.

– Creo que tienes sed – le dijo – entremos aquí – tomándola de nuevo por la muñeca y llevándola a un pequeño local.

– Una botella de agua por favor – le pidió al vendedor – Aquí tienes – le dijo a Sara, quien miraba distraída a un pez nadando cerca del mostrador.

– Oye – decía dando golpecitos a la pecera – ¿Cómo haces eso amiguito? – le preguntaba.

– Sara no, deja eso – decía Raquel alejándola de la pecera – ten, bébelo, te quitará la sed – mientras le ofrecía la botella. Sara tomó la botella y la miró, luego miró a Raquel, sin saber qué hacer.

– ¿No sabes cómo tomar agua? – Resopló, ya sabiendo la respuesta – presta atención y mira cómo se hace – le dijo, notando que la chica volvía a posar su mirada en el pececito del mostrador. 

Corazón de telaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora