Parte 3

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– ¡Que oportunos pueden ser algunos! – Exclamó de forma sarcástica Raquel, caminando con pesar hacia la puerta – ¿Qué deseas? – preguntó fingiendo amabilidad.

– Hablemos por favor – suplicaba.

Raquel miró hacia donde estaba Sara y la vio riendo con las caricaturas en la televisión.

– En otro momento te prometo que hablaremos, pero no ahora – le dijo sin mirarlo.

El chico volvió a insistir – solo quiero disculparme – esta vez Raquel lo miró fijamente, buscando algún indicio de sinceridad.

– Está bien – dijo accediendo, abrió la puerta y lo hizo pasar.

Raquel se sentó en una de las sillas altas que acompañaban la barra americana de la cocina. Su ex novio la imitó.

– Bien – empezó a decir – lamento mucho mi actitud de hace unos días, sé que me comporté como un imbécil.

– Un completo imbécil – recalcó Raquel.

– Lo sé, pero de verdad lo lamento, seamos amigos ¿te parece? – propuso dulcemente.

Raquel rio por lo bajo y dijo – ¿amigos? – Lo pensó un momento – creo que prefiero conocidos – agregó.

– ¡Raquel! – Exclamó Sara llegando animadamente a donde estaba la chica – ¡Quiero otro beso! – dijo abrazando a Raquel por el cuello. Sin embargo, Raquel asustada por lo que diría el chico, quien miraba la escena confundido y sorprendido, dijo – Sara basta, déjate de tonterías – mientras se soltaba del agradable abrazo y le lanzaba una mirada de reproche a Sara.

Sara confundida la miró despegándose de ella y salió de la cocina.

– ¿Qué acababa de pasar? Llega ese chico, que ni se cómo se llama y Raquel cambia conmigo. ¿Acaso está mal pedir afecto en público? Tal vez deba preguntarle. Mi corazón se siente totalmente diferente ahora, es como lo contrario a lo que sentía hace un momento ¿Será así el dolor? ¿Y la tristeza? ¿Será igual? – Y entre pensamientos, mirando por la ventana de la sala que daba justo a un parque muy bonito, una voz la interrumpió.

– Sara no puedes pedirme besos así – le explicaba Raquel – ¿Qué pensará la gente? – preguntó.

– ¿Qué pensarán? – preguntó Sara.

– Pues... – empezó a titubear – está mal – respondió no muy convencida.

– ¿El afecto es malo? – preguntó Sara más confundida.

– No, no es malo – intentó explicar – es solo que... – Raquel no sabía cómo explicar algo que simplemente no tenía explicación. Sara tenía razón – es que hay varios tipos de afecto – intentó excusarse.

– ¿Cómo es posible eso? – preguntó.

– Verás, hay afecto entre amigos, entre parejas, entre familias – explicó.

– ¿Y cuál es la diferencia? 

– Pues, entre amigos está bien darse abrazos y besos, pero solo de vez en cuando, no todo el tiempo – empezó a decir – entre parejas, es casi igual, solo que los abrazos y besos son más profundos y está bien demostrarlo en público, además que pueden pasarse todo un día en eso si quieren – explicó mientras Sara la miraba atentamente – y el afecto de familia, es cómo el que tenemos Joshua y yo – finalizó.

– Creo que entiendo – dijo Sara – ¿Podemos entonces ser amigas, pareja y familia? – Preguntó – Quiero todo eso – dijo sin entender bien.

Corazón de telaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora