•OS KevEdd• [Gay]

San Valentín (11)

Especial San Valentín (no estamos ni jodidamente cerca de San Valentín pero me la suda)

Era esa la quinta notita no-anónima que le dejaba a Kevin.

Y la quinta vez que su corazoncito se rompía.

Usaba los post-it de corazón para dejarle no tan melosos mensajitos a Kevin, un chico popular de la escuela, jugador del equipo de Fútbol Americano. Si, se había enamorado de ese desastre amante de pechos y de golpes en el hombro.

Pero a él no le importaba nada de eso, el pequeño de ojos azules solo quería decirle, a su pelinaranja ensoñación, sus sentimientos.

Por eso, cada vez que nadie estaba cerca, dejaba un pequeño corazón en la puerta de la taquilla de Kevin, y escabullía uno que otro dulce dentro de esta.

Y no olvidaba firmarla, por que ¿Acaso perdería la oportunidad de que el chico de sus sueños supiera su nombre?

Es verdad que nunca lo había visto, pero no es como si verlo resolviera algo, ¿no? Ni que éste se fuera a enamorar de él.

Otra vez, viendo desde su escondite secreto como Kevin encontraba su quinta nota. Le picaban los ojos.

—¡Eehhh! ¿La misma admiradora secreta? Tiene una suerte tremenda hoy, Kev.

—Callense.- espetó molesto, mirando para todos lados, tal vez, buscándolo.

—"Firma: Edd" ¿No será Eddaline?

—¿La de primero? No lo creo, nunca ha visto a Kevin.

—¿A qué no lo sabes? ¡Han quedo para salir mañana!

—Callense.- repitió Kevin, aún más molesto.- No me importa ésta mierda.

Y sin más, como a todo lo que le había dejado él, lo arrugó y lo tiró al suelo.

—Joder, que malo, al menos dame los dulces a mi.

—Jodete.

Tocó la campana de clases, a lo que el trió se fue a su salón.

—¡Epa, Edd! ¡Ya tocó el timbre, debemos irnos!.- Dijo Eddy, apareciendo de la nada y forzándolo a levantarse.- ¿Estás llorando?

—N-No, solo, yo...- Titubeó, voltendo el rostro y viendo como el de ojos bosque lo miraba anonado, mientras se alejaba.

—¿Por qué la cara de Doble D está mojada?

—Le salpicó soda, Ed, adelantate.

—Bueno~.- dijo el más alto de los tres, yendo en dirección opuesta a su clase, para después tener que girarse.

—¿Me dirás ya por que lloras? ¿Otra vez lo de las notas?

—Cree qu-que soy u-una ch-chica

—Vamos, ¿si? No vale la pena.

Tomado de la mano con Eddy, se dirigió a su clase, sin no antes voltear a ver su preciada nota arrugada, la cual, como todas las veces, no estaba.

***

Tocó la campana, alentando a todos sus compañeros a ponerse de pie e irse, algunos a pedir alguna cita, otros con la intención de ir a esta.

Y algunos pocos, como él, a irse a casa para ver películas y comer helado.

Diría que no estaría solo, por que sus dos amigos estarían con él, pero ese no era el caso.

Ambos tenían sus respectivas citas para ese San Valentín, a las cuales les habían rogado para que accedieran.

Decidido, fue al patio trasero para tomar su bicicleta. La guió hasta la calle y, cuando estaba apunto de subirse, oyó un claxon de auto.