Capítulo 2

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Como siempre una de las enfermeras dice con voz calmada que es suficiente, me manda a sentar y me dice: “Muchas gracias por esa hermosa motivación" (con un poco de sarcasmo en la boca).

A ninguno de mis compañeros le sorprende lo que digo, todos saben que lo hago para permanecer lo suficiente como para estar lejos de la vigilancia de mi familia.

Después de la tercera vez de haber atentado contra mi vida, no me dejaban comer con cuchillo y por supuesto no me dejaban estar cerca de ningún objeto filoso. Era como una fobia a que me pudiera hacer daño con la más mínima tontería. Casi ponían almohadas en cada rincón de la casa, hasta que llegó el punto que no pudieron más con los nervios y me encerraron aquí.

Ellos y yo siempre nos hemos preguntado... ¿Por qué todos mis intentos han sido fallidos?. Si será un empeño del destino o, algo que lo impide, la verdad, no .

Me acuerdo de mi primer intento de suicidio, tenia 14 años. Fui insertando la hojilla poco a poco en mi muñeca, sin una gota de arrepentimiento. La enterré en mi piel a tres centímetros de profundidad, recuerdo que llevé un respaldo, para que mientras me debilitaba, al perder una hojilla seguir con la otra, a los minutos de iniciar, perdí el  conocimiento, lo que recuerdo antes de desvanecerme es que tenia dos pequeñas pero profundas hendiduras en  mi brazo izquierdo, la sangre recorría por mi brazo como las lágrimas de un alma en pena. Ahí comenzó lo que serian cinco intentos fallidos...

Recuerdo como si fuese sido ayer. La quinta vez desperté en el hospital. Me volví loco. Perdí el control, me desesperé. "¡Maldición!", grite y grite por unos cuantos segundos, era como una pesadilla de la cual añoraba despertar. "¿¡Por qué!?", grité a todo pulmón hasta más no poder. Me bajé de la cama sin importar los aparatos que tenía en . Estaba eufórico y sin pensarlo dos veces, salí corriendo de ese lugar. Me tropecé con una chica tan bella como la luz de un atardecer. Me disculpé y seguí mi camino.

Me debilite, me caí. Los médicos vinieron por mi, trate de luchar pero ya no me quedaban más fuerzas, vi acercándose una enfermera poco a poco con una inyectadora con un contenido algo extraño, al instante supe que era un calmante. Cada vez mis párpados se ponían mas y mas pesados. Lentamente mis párpados caían en un  profundo sueño, se me fueron los sentidos e inmediatamente perdí el conocimiento.

Espero les guste.

Les saluda, Alex

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