Capítulo I "La petición"

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         Era un día lluvioso, bastante tranquilo y normal a mi parecer, en un pensamiento ilógico y poco práctico pedí un deseo "desearía que algo realmente sorprendente me pasara este día", si hubiera sabido que ese simple pensamiento cambiaría todo a lo mejor hubiera escogido mis palabras con más cuidado. Como siempre el día era bastante pacifico no había nada fuera de su lugar, todo en la casa en la que vivía seguía en su lugar, los platos, la mesa, las sillas, mi cama; una casa un tanto pequeña pero con lo necesario para poder vivir placenteramente. Pensaría que a la edad de 18 años tendría un poco de compañía en mi pequeño hogar pero obviando las visitas inusuales de personas que conocía, era un lugar vacío, un tanto solitario; después de todo al no tener padres ya estaba acostumbrado a estar solo, pero me dejaron en mi haber una casa de madera con tres habitaciones; el dormitorio, una sala y la cocina. Aunque era una casa antigua tenía un ambiente bastante agradable, mi lugar favorito para pasar el tiempo era un viejo sofá frente a una ventana que me mostraba todo el paisaje del pueblo; en realidad vivir en una colina no fue mi decisión, no tuve otra opción más que vivir en esta casa que me fue heredada. Siempre estuve acostumbrado a pasar bastante tiempo solo y quizás la costumbre fue la que me ayudo a sobrevivir todo este tiempo. Al bajar de la colina se podía elegir entre los caminos de un bosque y un valle, siempre tomaba el camino del valle ya que al pasar por allí me encontraba a algunos mercaderes con los cuales hacia negocios, yo les ofrecía madera talada y carbón a cambio de monedas de oro, un trato bastante justo a mi parecer, el valle era bastante concurrido y alegre, le llamaban el valle de las ilusiones, ignoraba el motivo del nombre pero al parecer el bosque era lo opuesto al valle, le llamaban el bosque de la desilusión, normalmente la gente evitaba a toda costa el bosque y claro con el paso del valle se hacía bastante fácil.

Como de costumbre yo baje de la colina y me dirigí hacia el valle, era el inicio de la feria anual del valle de la ilusión, esta fiesta duraba tres días, todos los pueblos cercanos se dirigían al valle para poder celebrar, al parecer era un punto bastante importante para el país de Pericia; Pericia se divide en cinco regiones y el valle de la ilusión conectaba con todos, era el centro mercantil más importante del país, todos trababan de llevarse bien con todos pero había una región que buscaba separarse del país de Pericia; cada región era llamada con un elemento de la naturaleza, en el norte estaba la región del aire, al sur la región de la tierra, al este la región del fuego, en el oeste la región del agua, y la quinta región, la región del centro era llamada la región del rayo, todas estas vivían en paz y armonía ayudándose unas a otras, hasta que un día la región del sur, la región de la tierra quiso extender su territorio invadiendo pueblos aledaños y saqueando todo a su paso, las regiones del fuego y del agua se aliaron en contra de la región de la tierra y le declararon la guerra, varias personas murieron en esa larga batalla que duro 10 años, mi padre era de la región del fuego, y mi madre de la región del agua, con todo lo que pudieron ahorrar de todos sus trabajos lograron comprarle una colina al rey de Pericia, la colina donde actualmente vivo, como no tenía nombre decidí llamarla la colina del vapor, aparte de nombrarla así en honor a mis padres la colina le hacía justicia a su nombre ya que contaba con aguas termales, al parecer mis padres eran bastante sabios y supieron invertir bastante bien en la colina, ya que los viajeros de las regiones visitaban la colina para descansar en las aguas termales tenía una vida bastante acomodada, nunca me hizo falta nada hasta ese día.

Era el segundo día de la feria de la ilusión, como cada año baje a la fiesta, pero este año había un nuevo puesto, a mi parecer nada fuera de lo normal, un puesto bastante común, pero al ser nuevo me acerque para ver de qué se trataba, había una campana sobre la mesa del puesto, la toque pero nadie se acercó para decirme de que se trataba el puesto, toque la campana de nuevo y nadie apareció, la toque por tercera vez, en realidad me sorprendió haber tenido la paciencia para tocarla tres veces, antes de tocarla por tercera vez alguien detuvo mi mano, al levantar la vista era una chica que nunca había visto antes, me quede desconcertado pero ella tenía una mirada de temor, con su vista fija hacia mi me dijo

– ¡No toques la campana!

Yo con gran asombro le pregunte ¿Por qué? ¿Qué es lo que puede pasar?,

- Algo malo puede pasar.

Yo no pregunte más e hice caso a su advertencia, retire mi mano de la campana y me aleje de allí, al voletar a ver de nuevo el puesto la chica ya no estaba, desapareció; luego de eso decidí regresar a la colina, cerrar las aguas termales pagarle a los trabajadores y dormir, pero para mi sorpresa el puente del valle que conectaba a la colina estaba aparentemente cerrado, no tuve otra opción más que tomar el camino del bosque, aunque era el camino más corto para llegar a mi casa no me gustaba mucho ir por allí, pero no tuve otra opción, tome el camino de la desilusión, aunque esa noche no era muy desilusionante, la luz de la luna entraba por entre los árboles, los charcos de agua reflejaban las estrellas, había mucha calma, me gustaba el silencio en ese camino, ya estaba llegando al final cuando una silueta apareció en el final del camino, me fui acercando más y más y la silueta cobraba mas forma, a medida que me acercaba me di cuenta que era la chica de antes y tenía la campana en la mano dirigió su mirada a mí y me dijo

– ¡Necesito tu ayuda solo tú puedes hacerlo!

Yo desconcertado me quede sin habla, no había notado lo hermosa que era, en ese punto exacto donde la luz de la luna se reflejaba en sus ojos no pude evitar quedar cautivado por tal mirada tan profunda y sincera queriendo acudir a su pedido de ayuda, pero me pregunte, ¿Qué es eso que solo yo puedo hacer? Dirigiendo la campana que tenía en su mano hacía mí me dijo

-¿Me ayudaras?

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