3. Jamás volveré a casa

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Mi cabeza se balanceo contra la pared, abrí los ojos rápido, no podía dormirme.

Revise el teléfono una vez más, 27% de batería, 23:30, no había señal, no había nuevos mensajes no había nada, la era de la comunicación y estábamos completamente incomunicados.

Moví la pantalla hacia la penumbra, Cala y Freja dormían con los niños en el centro, Cala movió la cabeza, estaba despierta.

Hubo un tiempo en que no podía hablar con nadie, había sido hace mucho tiempo ya, una pesadilla lejana en mi memoria, en esos días, Cala que era menor que yo en dos años fue la que me permitió ser un niño otra vez. En esa oscuridad un mano toco mi hombro.

― Pareces un fantasma ―me susurro, sentándose a mi lado.

― Tú no te ves mucho mejor ―me golpeo en las costillas con su codo ―Ay.

Nos quedamos en silencio, podía escuchar su respiración y eso me tranquilizaba.

El mundo se podía estar rompiendo, pero si podíamos estar juntos, los tres. Quizás aun podíamos salir de esta, eso quería creer.

― Recuerdas esa vez en el Lago, cuando una corriente empujo nuestro bote inflable lejos de la orilla ―sonreí al recordarlo.

No era un recuerdo agradable, pero era uno de los primeros que tuve con mi familia, habíamos terminado mojados, Cala por poco se ahogó y yo me rompí una pierna, fuimos castigados por un mes sin poder ir de vacaciones con Freja, pero ese fue también el mes en que Cala aprendió a tocar el piano y yo a hablar mejor el español.

― Lo recuerdo ―Cala ahogo una risa ―fue un día horrible.

― Esa vez dijiste "Volveremos a casa, no importa lo que tenga que hacer" ―Sabia que Cala me miraba, aunque la oscuridad solo me dejaba imaginarlo.

― Y después me rompí la pierna.

― Sí, pero no esta vez Jun, esta vez nos tienes a las dos ―se acurruco a mi lado ―Juntos saldremos de aquí, y volveremos a casa, no tienes que tomar toda la responsabilidad, los voy a salvar Jun, los salvare a los dos ―termino en un susurro, la respiración más pesada, se había dormido.

Me moví un poco a la izquierda para que su cabeza se acomodara en mi hombro, y yo solo por unos minutos también dormí.

Soñé con eso, el terrible recordatorio de lo que no volvería a ver.

El sueño que se había repetido tantas veces en mi infancia comenzaba siempre igual, borroso.

Estaba en mi habitación, mi hermana mayor corría a despertarme, las puertas se cerraban con fuerza, y mis padres hablaban cada vez más fuerte sus palabras solo sonaban ahora como susurros, si me esforzaba sabía que podría entenderles, pero había pasado tanto tiempo ya, que las palabras solo eran un recuerdo de sonidos agudos y graves. Era siempre la misma noche, escondido en el armario, recordaba su olor, recordaba el miedo, y recordaba como termino con la vida de mi familia.

El sudor corría por mi espalda, Freja estaba ahí, mirándome.

― Esa luz estaba parpadeando cuando desperté ―se giró para que pudiera ver lo que brillaba a su espalda, no era más que una lucecita blanca en un instrumento viejo, pero era una buena señal, la energía había vuelto, o esa cosa la recibía de otra fuente.

Cala se acomodó en la puerta cuando me levante, los ojos aun cansados siguieron mi dirección.

Levante el teléfono una vez más.

Our last DaysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora