LA CARRETERA

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Capitulo 5

***ADARA***

-          ¿Estuviste en coma?

-          A los diez años, volvía con mi hermana pequeña Cintia y con mi madre a casa después de haber estado todo el día en casa de mis abuelos. Llovía muchísimo y de repente un camión se puso en nuestro carril.- hizo una pausa me miro a los ojos y continuo. –A mi madre se la fue el control del coche. Ellas salieron con apenas unas heridas y alguna que otra cosa más, pero yo estuve medio año en coma. Según los médicos no iba a volver a despertar, pero mis padres no se dieron por vencidos, y aquí estoy.- dijo eso último riendo.

-          No lo sabía.

-          Bueno es algo que no suelo decirlo, como comprenderás cuando conozco a alguien lo primero que le digo no es que estuve en coma.  

Me baje de la encimera y lo abrace. Nunca creí que podría tener un momento tranquilo con aquel chico de las oficinas de mi padre.

-          Gracias por contármelo.

-          No hay de que, pero mejor vamos a verla un rato.- tiro de mi brazo llevándome de nuevo a los pasillos, ¿alguna vez dije que odio los hospitales? Tengo fobia a las agujas y a la sangre.

-          Dicen que hasta mañana no podremos verla.

-          ¿ Y de verdad crees que eso es un impedimento para mí?.- preguntó con una sonrisa picara de oreja a oreja.

-          Esperaba que dijeras eso.- esta vez tire yo de su brazo hasta llegar a donde se encontraba Alfred.

Le contamos la idea, y la verdad es que lo vi un poco más animado.

En cuanto salió la última enfermera, Alfred y yo entramos mientras que Hugo vigilaba en la puerta.

-          Cariños, no vamos a permitir que te quedes así.- dijo Alfred según estuvo a su lado tras besar su sien.

Me acerque despacio, me senté en la silla que estaba justo a su lado y con cuidado cogí su mano. Se encontraba con unos cuantos cables, se la veía tan frágil y tan dormida que daba miedo tocarla.

-          Marisa, tienes que abrir esos preciosos ojos color avellana que miran a Alfred con un brillo tan especial que nadie lo puede quitar, ni tan siquiera una caída. Sabes.- las lágrimas caían por mi rostro como cataratas. –No han pasado más que unas horas y ya echo de menos tu sonrisa tan contagiosa. Y aunque estos últimos días no nos hemos podido ver mucho, por lo menos escuchaba tu voz, hoy ya no.

Alfred se situó a mi lado y puso una de sus manos sobre mis hombros.

-          Nosotros… nosotros te necesitamos aquí, y sabes, me acabo de dar cuenta de que quizás no sea tan malo casarme con Hugo como yo creía, pero no se lo digas a nadie, va a ser un secreto entre nosotros tres.

Me levanté y tras darle un beso en la sien a Marisa y un abrazo a Alfred me acerque a la puerta. Y desde hay pude ver a Hugo entreteniendo a una de las enfermeras. La verdad es que era bonita, algo mayor que nosotros, pero bonita.

Levantó la vista y me vio, la enfermera iba a darse la vuelta cuando el la pego a la pared. Salí lo más rápido que pude y justo alcance a escuchar a Hugo decir:

-          Nunca creí que un uniforme de enfermera podría a llegar a ser tan sexy.

-          Cariño deja a la enfermera en paz que he oído que la llamaban desde allí.- señale la otra punta del pasillo.

Adara MickelsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora