Capítulo 11

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Llegó Navidad, y como todos los años después de la cena familiar de Nochevieja iríamos Aida y yo a casa de Lolo, a celebrar su cumpleaños, que era el día 1 de enero.

Mi madre me trajo en coche desde Montequinto, primero quedé con mi pareja y después fui con Aida a casa de Lolo. Cuando bajó la vi más guapa que de costumbre, y me encantó. Pasamos la noche como siempre la pasábamos, bebiendo y hablando de nuestras cosas, el caso era estar juntos. Bebimos vodka rojo con refresco de naranja, Aida bebió un poco pero no mucho, nunca ha bebido con nosotros, no se por qué.

Volvimos a casa en torno a las 5 de la mañana, y como ella vive cerca mia pues la acompañe a su casa.

Volviendo ya a mi casa sólo comenzó a llover así que corrí hacia mi casa y me fui a dormir.

Celebramos el cumpleaños de Lolo otro dia a parte en el local de su madre, era su 18 cumpleaños y su madre lo quería hacer especial, diferente. Quedamos Aida Chris y Alexandra y fuimos al local. Ya allí había mucho ambiente, esperamos a que llegase Lolo y le dimos la sorpresa. Estuvimos con la música, hablando y demás, y cuando sacaron la tarta no tuvimos otra idea que restregárnosla por las caras... Aida y yo acabamos perdidos de tarta, tuvo muchísima gracia y me lo pasé muy bien.

Pasaron los meses y seguíamos igual, quedaba con Lolo y Aida de vez en cuando pero no tanto como ahora me gustaría.

Se acercaba el verano y también el cumpleaños de Aida, así que fuimos Lolo y yo a su casa a celebrarlo con ella, esta vez simplemente compramos una tarta, avisamos a su madre para coger a Aida por sorpresa y de hecho, lo hicimos. Antes de entrar a su casa encendimos las velas de la tarta y entramos cantando el cumpleaños feliz. Pero para nuestra sorpresa, Aida se estaba depilando las piernas y se fue al cuarto corriendo para ponerse unos pantalones, lo que tuvo bastante gracia.

Pasamos la tarde con ella, nos comimos la tarta y fuimos a dar una vuelta, los momentos que pasábamos juntos así me encantaban y los recuerdo con mucho cariño, pase lo que pase.

Llegó el verano y yo seguía distanciado de ellos dos, algo que no debería haber hecho nunca. Aunque de vez en cuando quedábamos no era lo mismo.

Pasaba el verano y cada vez me daba mas cuenta de que mi pareja no se parecía en nada a Aida, y no era lo que yo buscaba. Aida era la única que supo llenarme y hacerme feliz, aunque no funcionaran las cosas como debían.

El día de mi cumpleaños, intenté unir a todos como de costumbre, pero como no quedábamos con Ale fue el único que faltó. Vinieron Alexandra, Chris, Aida, Lolo, Triana, quien se convirtió en mi mejor amiga, su novio, mi prima Paula y mi novia. Aida y Lolo vinieron por su parte y cuando los saludé, me vino un olor muy rico, era Aida. Ella sabía que me encantan los olores, y lo hizo a propósito para darme el gusto.

Empezamos el día con buen pie pero al estar todos distanciados pues yo intentaba estar con todo el mundo. Mantenía la amistad con todos, al igual que Aida. Empezamos a jugar a las cartas, al Uno. Jugábamos Chris, Alex, Aida y yo. ¡Qué casualidad! como en los viejos tiempos... Me hizo recordar lo a gusto que me sentía con Aida y las buenas tardes que pasábamos los 4 jugando a las cartas, y la verdad, sentí nostalgia. En ese momento me empecé a dar cuenta de que era con Aida con quien debía estar, pero no quise echar cuenta a mis pensamientos.

Mi pareja se puso celosa al verme con ellos y pasármelo tan bien, discutimos y estuvo a punto de irse, y yo de romper la relación.

Chris, Alex y Aida se fueron, y yo me sentí fatal, como una mierda porque ellos se fueron por culpa de mi pareja. No quería que Aida se fuera, si había alguien que quería que estuviese de mis amigos principalmente era ella...

Pensé que yo debía pedir perdón por lo que había pasado, pero lo deje para después cuando ya estuviera solo. Pasamos el resto del día con Lolo, Triana, David, su novio, y un amigo que vino más tarde.

Cuando nos fuimos todos, por la noche le hablé a Aida para pedirle perdón por lo ocurrido, pero una vez más sorprendiéndome, me dijo que no pasaba nada, ni si quiera se había molestado, sólo se fue porque le dolía la cabeza (aunque yo sabía de sobra que era por eso mismo). Siempre ha sido tan buena... Me da rabia no haber luchado por ella cuando rompimos, pero las cosas eran mejor así, lo entendería pronto...

A Veces Los Comienzos Nunca Tienen FinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora