V e i n t i s i e t e.

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Miré el frasco con el nombre de pizza pegado en el. Sólo habían veinte dólares para acabarme el dinero que las chicas me dieron para el mes de pizzas gratis.

Mamá me dijo que tenía que olvidarme del número de la pizzería porque ella no me daría dinero para comprar pizza a diario, porque es malo para la salud y todas esas cosas que decidí reprimir en lo más profundo de mi mente.

Así que oficialmente es mi último día para escuchar la voz de Sha... para comer pizza.

Tomé el teléfono y Shawn contestó luego de tres tonos.

—Estas hablando a pizzería Fernando's, en donde te sentirás en el cielo con nuestras pizzas celestiales —dijo Shawn provocando una tonta sonrisa de mi parte.

—Ha pasado un mes desde que hable por primera vez y sigues siendo igual de malo —Reí.

—¿Vas a ordenar ya o debo esperar más de tus infantiles burlas?

—Anota lo de siempre —Me sorprendí al encontrar mi tono de voz apagado.

—¿Acabo de escuchar a la chica alegre, parlanchína y molesta, triste? —Preguntó incrédulo.

—No te emociones no es por ti —Hice una pausa—, hoy es mi último día comiendo pizza —Hice un puchero triste.

—¿Y estás triste por eso o porque ya no hablaremos por teléfono? —Se burló.

—Te dije que no te emocionaras, es por la pizza —Expliqué en contra de mis sentimientos—, Adiós Shawnsito — Colgué.

¿Venden pizzas? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora